Vuelta al cole

Adolescentes en el primer día sin móvil en el instituto: "Nos parece fatal que lo prohíban del todo"

Arranca el primer curso sin móviles en Catalunya: educación digital y expulsión y decomiso para el infractor

La vuelta al cole en el instituto de L'Hospitalet Apel.les Mestres

La vuelta al cole en el instituto de L'Hospitalet Apel.les Mestres / Ferran Nadeu

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Decenas de adolescentes se arremolinan ante la entrada del Instituto Apel·les Mestres de L'Hospitalet a la espera de que abran las puertas. Es el primer día del curso y los grupos de amigos se explican las novedades del verano. Todos ellos gesticulan con el móvil en la mano o guardado en el bolsillo del pantalón. En cuanto entren a clase, sin embargo, todos los teléfonos deberán estar apagados y guardados durante toda la jornada escolar, en la mochila o en los armarios que se han instalado en cada aula. El nuevo reglamento de la Generalitat para el curso 2024-2025 prohíbe el uso del dispositivo en todo el centro, que hasta ahora lo permitía, por ejemplo, durante el recreo. "Ahora en el patio nos aburriremos, no me parece bien que no podamos usarlo", se queja Alba, de 12 años. Todas sus amigas responden al unísono al preguntarles qué opinan del destierro del 'smartphone': "Fatal". "No podré hablar con nadie, ni comunicarme con mi madre y se preocupará", comenta su compañera, Naia. "Me parece injusto que nos lo prohíban del todo".

"En clase vale, lo entiendo, pero ¿por qué no podemos usarlo en el patio?", reitera Alba. Ella solía conectarse a las redes sociales en el recreo, para hablar con otras personas o subir vídeos. "A mí me gustaría usarlo –coincide Irene, que empieza 2º de la ESO–. En clase te puede distraer, pero el patio es tu tiempo libre". "Yo creo que el móvil puede ser bueno o puede ser malo, depende de para qué lo usas", reflexiona Brenda, de 13 años. "Podría llegar a ser útil en clase, para buscar cosas para trabajos, por ejemplo". De todas formas, la idea de estar sin teléfono no le preocupa demasiado. "Nos pasaremos el recreo hablando entre nosotros".

"En clase te puede distraer, pero el patio es tu tiempo libre", afirma Irene

Jugar y hablar en el recreo

"Sí, ahora en el patio hablaremos", subraya Ona, de 3º de la ESO. "Es lógico que no podamos utilizarlo, yo como mucho lo usaba para avisar a mi madre si me había dejado alguna cosa", añade. "Bueno, jugaremos a fútbol, a básquet o a lo que sea", afirma Dylan, de 13 años. "Es normal que no nos dejen usar el móvil, yo solo lo utilizaba para jugar, ya lo haré en casa", añade, conforme. "¿No podremos usar el teléfono?", pregunta, descolocado, Javier. "Pues espero que podamos jugar a básquet, hay días que no tenemos ni pelotas", se lamenta.

"Ahora en el recreo hablaremos", admite Ona, de 3º de la ESO

Jugar y hablar por el teléfono será sustituido por jugar y hablar en la vida real. Algunos alumnos incluso se alegran de la noticia. "Los chicos se pasaban todos los días, todo el patio, jugando y gritando con el móvil, era molesto", Balma, de 2º de la ESO. A pocos metros de ellas, un grupo de chavales juega precisamente a 'Brawl Stars', un popular juego multijugador de batallas. "Tendremos que conectarnos antes o después del cole", afirma Daniel, quien reconoce que solía jugar bastante a este videojuego en el recreo e incluso en clase. Ahora, la amenaza de que, de ser pillado, le quitarán el teléfono y tendrán que venir sus padres a buscarlo es suficiente para que prefiera entretenerse con otra cosa: "En el patio pues jugaremos a básquet, por ejemplo".

Castigados sin móviles

Para algunos de los alumnos que empezarán segundo en este centro no poder usar el teléfono no es novedad. A mitad del curso pasado se les prohibió utilizarlo, incluso en el patio, después de que –como explican profesores de tantos otros colegios— varios chavales difundieran por las redes vídeos en los que se veía hacer 'bullying' a compañeros. "Lo grabaron y lo subieron a las redes", explican un grupo de alumnos. También tardan poco en hacer un breve inventario de malos usos del teléfono en clase. "Algunos chicos se pasan el día en clase mirando el móvil, sin estudiar, sin hacer nada, y si los profes les decían algo se encaraban", explica, indignada, Malak, de 12 años. "Supongo que depende de la educación que hayas tenido, pero creo que antes había más respeto hacia los profesores".

"Es normal que no nos dejen usar el móvil, yo solo lo utilizaba para jugar", afirma Dylan

Episodios de este tipo, generalizados en los institutos, hacen que docentes y familias estén más que de acuerdo con la medida. "El teléfono es una distracción para ellos, me parece genial que ya no lo puedan usar", explica Mari Carmen Risco, que este lunes acompaña a su hijo de 12 años. Muchos alumnos de primero llegan junto a sus padres, nerviosos por empezar en un centro nuevo y desconocido. En este instituto, al menos, no ha cundido la iniciativa de Adolescencia sin Móvil, que propone retrasar la entrega del primer dispositivo más allá de los 12 años, edad en la que se suele recibir. La gran mayoría de los chavales ya disponían de teléfono desde primaria. "Lo tenía pero no lo llevaba al cole", explica Elisa, de 11 años. "Ahora lo llevo encima, pero tampoco lo usaré", asegura.

"Dicen que somos la peor generación"

Los adolescentes que empiezan hoy el nuevo curso escolar no son los primeros en llevar el móvil al colegio, algo que ya ocurría hace una década, pero sí se estrenan en el destierro del aparato. La medida busca rebajar la conflictividad y mejorar los aprendizajes, un mantra que también llega a los chavales de forma insistente, sobre todo después de los catastróficos resultados del alumnado catalán en las pruebas PISA. "Dicen que somos la peor generación de adolescentes", afirman un grupo de alumnos, que dicen sentir la presión de saberse bajo el foco. Y también un cierto estigma.

"Nos lo dicen mucho, pero no creo que seamos los peores", afirma Alba. "Hay compañeros que van de chulos, de superiores, pero no todos somos así". Iker está de acuerdo. "La generación que viene después de nosotros es mucho peor". Otros, en cambio, reconocen que el ambiente en clase podría ser mucho mejor. "No paran de liarla, no hacen caso, no estudian –reconoce Claudia, de 15 años– Quizá sí que vamos a peor". "Yo no creo que seamos los peores, los adultos dicen que antes todo iba superbién, pero no creo que sea verdad", afirma Emma, de 15 años

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