Vuelta al cole

Primer curso sin móviles en Catalunya: "No registraremos mochilas, pero si alguien incumple la norma será expulsado un día”

La mayoría de centros, que ya tenían regulaciones propias, acompañarán la normativa restrictiva del Govern con campañas de concienciación

Claustros y direcciones confían en que la ausencia de teléfonos reduzca conflictos y fomente la sociabilidad

Niubó congela la recuperación de la sexta hora y las tardes en la ESO: "No hemos venido aquí a imponer nada"

Un cartel en el instituto Montserrat Roig de Sant Andreu de la Barca recuerda la prohibición de usar el móvil

Un cartel en el instituto Montserrat Roig de Sant Andreu de la Barca recuerda la prohibición de usar el móvil / Ferran Nadeu

Olga Pereda

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“No vamos a ser flexibles. Aplicaremos la normativa a raja tabla desde el primer día porque las ambigüedades no funcionan. Será especialmente complicado en el patio porque, hasta ahora, los chavales sí usaban sus móviles durante el recreo. Tienen tan automatizado cogerlos… Creo que la norma nos ahorrará muchos problemas y conflictos que otros años hemos sufrido por culpa de las redes sociales, mensajes no deseados o fotos inapropiadas”. Sandra Vallès, coordinadora digital de un instituto de secundaria Terrassa, explica así cómo su centro adaptará el nuevo reglamento de la Generalitat para este curso, el primero con los teléfonos desterrados de colegios e institutos, incluido el patio, el comedor, las excursiones y las extraescolares que se impartan en el recinto.

Todos los docentes con los que ha hablado este diario están mayoritariamente a favor de la normativa y aseguran que no solo servirá para sancionar, sino que vendrá acompañada de una labor de educación y concienciación en el buen uso de la tecnología. Los profesionales de la enseñanza confían en que la ausencia de dispositivos personales reduzca los conflictos entre estudiantes, al menos, durante el horario escolar. Otra cosa es lo que pase en cada casa, una vez que los alumnos abandonen el instituto.

¿Cómo se monitorizará el cumplimiento desde Educació? El viernes, en la presentación oficial del nuevo curso, la consellera Esther Niubó insistió en la importancia de que haya "consenso" en escuelas e institutos y recordó que, en secundaria, el móvil puede ser un buen recurso de aprendizaje. "Cada centro establece su plan de uso y desde las inspecciones y la consellería acompañaremos y analizaremos los modelos", añadió. Muchos centros han instalado taquillas para depositar los dispositivos. Otros permiten tener los teléfonos apagados en las mochilas siempre y cuando no se hagan servir.

"Creo que la norma nos va ahorrar muchos problemas y conflictos que otros años hemos sufrido por culpa de las redes sociales, mensajes no deseados o fotos inapropiadas"

— Sandra Vallès, coordinadora digital de un instituto de Terrassa

Expulsiones

“No podemos estar todo el día registrando mochilas, pero si vemos a algún alumno usando su móvil, será expulsado un día”, añade Vallés. Su instituto no será una excepción. Muchos otros centros barajan la posibilidad de expulsar al alumno que incumpla la orden mientras que otros apostarán por lo que se estaba haciendo en cursos anteriores: decomisar el aparato y pedir a la familia que lo vaya a buscar.

Aprobada en enero, la normativa de la Generalitat no ha pillado por sorpresa a los equipos docentes. La mayoría de centros, tanto públicos como concertados, ya había regulado el uso de los 'smartphones' personales. “Desde hace varios años hemos aprobado diferentes normas para gestionar los dispositivos. El curso pasado dimos luz verde a la prohibición total. Recomendamos a las familias que sus hijos e hijas no traigan el móvil. En caso de hacerlo, lo deben tener apagado y metido en la mochila. Si vemos a alguien usándolo, se deposita en un sobre y se le entrega al terminar las clases. En caso de reincidencia, es la familia la que tiene que venir a buscarlo”, afirma el director del instituto Pau Claris de Barcelona, Francesc Maldonado, que reconoce que nunca han tenido demasiados problemas al respecto.

"Estamos pensado no solo en vetar su uso sino en prohibir que los estudiantes traigan sus móviles a clase. Es una propuesta del equipo directivo y tendrá que ser aprobada por el consejo escolar"

— Óscar Altide, director del instituto Quatre Cantons

Un paso más

Desde hace varios cursos, también el instituto Quatre Cantons de Barcelona tenía una normativa por la que si un docente veía un dispositivo personal entre el alumnado, lo decomisaba y la familia debía ir a buscarlo. Además, advertían a los padres y las madres de que si el móvil se perdía en el recinto no era responsabilidad de la dirección. Este año, animados por las directrices del Govern, estudian dar un paso más. “Estamos pensando no solo en vetar su uso sino en prohibir, directamente, que los estudiantes traigan sus teléfonos a clase. Es una propuesta del equipo directivo y tendrá que ser aprobada en breve por el consejo escolar. Creemos que sí será ratificada porque las familias están muy concienciadas”, concluye el responsable del centro, Óscar Altide.

"Ya teníamos una norma restrictiva, aunque no éramos talibanes. Ahora nos vamos a poner más serios"

— Jordi Fernández, docente del instituto Forat del Vent

El instituto Forat del Vent, en Cerdanyola, también tenía normativa restrictiva aunque “sin ser talibanes”, sonríe su exdirector y actual jefe del departamento de Tecnología, Jordi Fernández. “En teoría, en el patio antes tampoco lo podían usar, pero somos un centro muy grande y si alguno lo hacía tampoco le perseguíamos. Este año nos vamos a poner más serios y la prohibición será tajante”, añade en referencia al uso personal del móvil. El otro uso, el didáctico, seguirá como hasta ahora. “A veces hacen presentaciones con sus teléfonos, que también son una herramienta potente de trabajo. Realmente, el verdadero problema con los 'smartphones' no tiene lugar en los institutos sino en las casas de cada uno”, añade Fernández.

"Cuando vetamos los móviles personales observamos un cambio impresionante. Ahora socializan en el patio"

— Meritxell Nicolau, secretaria del instituto Santa Eugènia

Hace dos cursos, el instituto Santa Eugènia, un centro de máxima complejidad en Girona, desterró los dispositivos personales, incluido el patio. “Pensamos que iba a ser imposible, pero nos fue bien. Costó un poco con los de 3º de ESO, pero nos funcionó. Observamos un cambio impresionante porque antes cada uno estaba con su móvil en el recreo y ahora socializan”, explica la secretaria del centro, Meritxell Nicolau. En clase, los alumnos y alumnas trabajan con ordenadores, que ahora son también un quebradero de cabeza para la dirección. “Los estudiantes se las saben todas y, a veces, tenemos que hacer de guardias civiles para vigilar. No sé si nos saltamos algún derecho humano, pero vamos capando determinadas páginas. Sin embargo, encuentran la vía para acceder. Son digitales”, añade Nicolau.

"El verdadero problema con los 'smartphones' no tiene lugar en los institutos sino en las casas de cada uno”

— Jordi Fernández. Instituto Forat del Vent, en Cerdanyola

Educar en el buen uso

Convencidos de que lo importante es educar en el buen uso de la tecnología, el equipo directivo de otro centro de máxima complejidad, el instituto La Mina de Barcelona, inició el curso pasado una campaña de concienciación. “Lo hicimos en sentido positivo, sin hablar de expulsiones ni sanciones. Y nos dirigimos a las familias. En clase, tenemos unos carritos con cajas en los que los alumnos depositan sus smartphones y le damos un número con el que lo recogen a la salida. Nos funcionó. Los teléfonos personales dejaron de ser un problema”, recuerda la directora, Marta del Campo.

"Regular no es solo prohibir. Es acompañar en el buen uso de la dispositivos"

— Marta Mas, directora de La Salle Premià

Reducción de conflictos

Todas las escuelas, de hecho, han emprendido una ingente labor de comunicación y educación en el buen uso de la tecnología. “Regular no es solo prohibir. Es acompañar en el buen uso de los dispositivos”, argumenta Marta Mas, directora de la escuela concertada La Salle Premià, que el curso pasado, tras un debate intenso con las familias, aprobó desterrar los móviles de la secundaria. “No solo regulamos sino que explicamos los motivos. Fue una medida comprendida y consensuada. Implicar al alumnado en la toma de decisiones conlleva muchas ventajas”, recuerda la responsable del centro, en el que los estudiantes no pueden usar su móvil propio. En caso de que la familia lo solicite, por un motivo justificado, tiene que firmar varios documentos.

“Observamos, por ejemplo, que en las excursiones, los chavales y las chavalas, sin sus dispositivos, hablaban entre ellos. Vimos que las relaciones eran más sanas y reales. Los conflictos de convivencia se redujeron”, añade tras destacar que el colegio dispone de guaites, vigilantes de convivencia, alumnos formados por los Mossos d’Esquadra en el buen uso de la tecnología.

"Con los de 4º no mencionamos la palabra prohibir, pero desaconsejamos que lo traigan. Si alguno lo hace, lo dejará a primera hora y se devolveremos al final de la jornada"

— Lourdes Guxens, directora académica de secundaria de la Escola Pia Balmes

La Escola Pia Balmes también ha regulado los móviles personales desde hace tiempo. “En las reuniones de 6º de primaria, recomendamos a las familias que no compren todavía teléfonos a sus hijos”, explica la directora académica de secundaria, Lourdes Guxens. El curso pasado, la dirección prohibió a los estudiantes de 1º y 2º de la ESO traer el móvil a clase. Este año, a raíz de la normativa de la Generalitat, ampliarán la prohibición a los de 3º de la ESO. “Con los de 4º no mencionamos la palabra prohibir, pero desaconsejamos que lo traigan. Si alguno lo hace, lo deja a primera hora y se devolvemos al final de la jornada”, concluye Guxens.

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