Entrevista | Julio Basulto Dietista-nutricionista, profesor universitario y autor de 'Come mierda'

"El tomate no te sabe a nada porque comes todo el día platos precocinados que abusan de la sal"

El dietista-nutricionista recuerda que un plato no es saludable si contiene más de 1 gramo de sal por 100 gramos

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Julio Basulto, dietista-nutricionista y autor de 'Come mierda'

Julio Basulto, dietista-nutricionista y autor de 'Come mierda' / E. P.

Olga Pereda

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Autor, entre otros libros, de 'Más vegetales, menos animales', 'Dieta y cáncer' y 'Come mierda', el dietista-nutricionista y docente universitario Julio Basulto defiende que hay comida que es, efectivamente, comida y otra que más bien es chatarra. En su opinión, el auge comercial de los platos preparados tiene una explicación: el poco tiempo que tenemos para comprar alimentos frescos y cocinarlos en casa. La consecuencia es muy seria: ingerir excesivas cantidades de sal es un problema de salud de primera magnitud.

¿A qué achaca la actual expansión de platos preparados? Creo que estamos ante una crisis de cocina terrible, nadie tiene tiempo para cocinar o no sabe hacerlo. Las empresas de alimentación son conscientes y lo aprovechan. Ahora bien, como nutricionista, me preocupa muchísimo la ingente cantidad de sal que toma la población. Por no hablar de las grasas saturadas. Debido, sobre todo, a la sal, un plato precocinado está preparado para que te lo comas con mucho apetito y eso engaña tu mecanismo de alimentación y terminas comiendo más de lo que necesitas.

¿Lo más perjudicial de este tipo de alimentos es la sal? Sí.

¿Qué cantidad de sal es mala para nuestro organismo? En un alimento sólido, 1 gramo de sal por 100 gramos ya es mucha sal. En países como Uruguay o México, esos platos llevarían un sello negro con la advertencia del exceso de sal. En líquidos es 0,25. Y te doy un ejemplo, los gazpachos ya hechos suelen llevar 0,8.

¿Qué problema de salud acarrea el exceso de sal? Hipertensión arterial y trastornos cardiovasculares. El ictus cerebral, por ejemplo. La mitad de ellos tiene que ver con el exceso de sal. Súmale el tabaquismo, el sedentarismo y el exceso de peso. Como decía antes, los alimentos con mucha sal tienen un peligro, que comes más de lo que necesitas. La consecuencia es el sobrepeso. Otro riesgo para la salud importante es el cáncer gástrico.

Horarios laborales interminables, conexión continua, ciudades donde los desplazamientos son interminables... no hay horas en el día para comprar en el mercado y cocinar en casa. La culpa no es de la población, totalmente de acuerdo. Pero, como consumidores, tenemos que protestar en masa para que los fabricantes reduzcan la cantidad de sal. En buena medida, la culpa tampoco es del fabricante. Es un pez que se muerde la cola. Si solo lo hace un empresario, tiene un problema porque la gente lo prueba, no le gusta, lo deja de comprar y se va a la competencia. La solución tiene que venir por parte del Gobierno. Y funciona, por cierto. En los países en los que se implementan medidas como estas de forma gradual, la población ni se da cuenta y acaba aceptando y tolerando una rebaja en la cantidad de sal. Ahora bien, como nutricionista tengo que decir que tampoco es tan difícil comer bien.

"¿Te quieres tomar un plato preparado? Vale, pero con pan integral sin sal"

Comprar y preparar comida casera implica mucho tiempo. Hay que planificarse un poco, sí. Pero más o menos sí que encontrarás el tiempo. Vale que tomemos, puntualmente, este tipo de alimentos preparados, pero por otro lado hay que hacer ejercicio físico, mantener las horas de sueño, e intentar que el resto de nuestra dieta esté bien e incluya legumbres, hortalizas, semillas, granos integrales sin sal. ¿Te quieres tomar ese plato preparado? Vale, pero cómetelo con un pan integral sin sal.

¿Hay algún plato preparado que le dé especial rabia como nutricionista? Las ensaladas que vienen con un aderezo lleno de sal y grasas y que entre sus infinitos ingredientes incluyen un porrón de queso. Hay otros platos que ya eres consciente de que no son saludables, pero con las ensaladas piensas lo contrario. Van de saludables sin serlo, por eso son peligrosas.  

¿Qué hacemos con los niños y las niñas? Sin querer culpabilizar, te comentaría que es bonito enseñar a tus hijos a cocinar. Adaptado a la edad, claro. Es triste ver gente de 18 años que le dices que ponga un poco de nuez moscada a la bechamel y le ponen medio bote porque nunca nadie le ha dicho cómo se hace una bechamel. Está bien educar a nuestros hijos. Nos cuesta tiempo, pero cocinar con ellos y, sobre todo, comer con ellos es importante. De otra manera, aumentamos el riesgo de obesidad. Y de nuevo, la sal, que estropea el paladar, lo desensibiliza. Así luego hay gente que dice que los tomates no saben a nada. No es así, es que a ti no te sabe a nada porque te pasas el día comiendo productos con mucha sal. A todo esto, además de protestar, también podemos leer las etiquetas.

Son muy complicadas. Con la sal no. Solo tienes que mirar la cantidad por 100 gramos, están obligados a ponerla.

¿Cuánto tarda el paladar en acostumbrarse a la reducción de sal? No lo sé, pero seguro que varía entre personas.

¿Pero el paladar se puede educar, verdad? Eso seguro. Con la sal, con la grasa, con el alcohol… con todo. Por cierto, es más fácil si dejas de fumar y beber porque eso altera el paladar.

Un ejemplo concreto, esta vez con el azúcar. Si siempre tomamos el café endulzado, ¿cuánto tiempo necesita nuestro paladar para que nos guste sin azúcar? Por mi experiencia en consulta, tres meses más o menos. Hay otros alimentos con los que cuesta más adaptarse. Por ejemplo, la fibra. Si tomas unos 12 gramos de fibra al día y quieres subirla hasta 40 gramos a partir de comida sana, puede que tu intestino tarde un año en adaptarse. El paladar es algo mucho más fácil de acostumbrar. En cuestión de meses, como te decía, puedes pasar a tomar el café sin azúcar. Hay excepciones. Hay café criminales que ponen por ahí que no se pueden tomar sin azúcar.

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