1.500 habitantes

Mora de Rubielos, el pueblo de Teruel que acoge a más de 110 inmigrantes: “Quieren una oportunidad"

Los migrantes subsaharianos llegados el martes a esta localidad turolense ya se han instalado en el hotel en el que vivirán

"Hay vecinos que ya se han ofrecido para poder ayudar", dicen desde Accem

Dos jóvenes refugiados descansan a las puertas del hotel de Mora de Rubielos.

Dos jóvenes refugiados descansan a las puertas del hotel de Mora de Rubielos. / / LAURA MEDINA LACOMBA

Iván Trigo

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Su viaje seguramente comenzó en las costas de Mauritania, aunque no partieron todos al mismo tiempo. Desde ahí embarcaron para tratar de llegar a Canarias y lograr entrar en Europa. En el archipiélago, colapsado desde hace meses por la llegada de migrantes, recibieron una primera atención. La mayoría son de Mali aunque también hay senegaleses. Primero solicitaron asilo. Después fueron trasladados a Cartagena y ahora, por fin, su travesía ha terminado. Por el momento. Son en total 110 refugiados subsaharianos que desde el pasado martes están alojados en un hotel de Mora de Rubielos, en Teruel.

La llegada de estas personas causó cierto revuelo en este tranquilo pueblo, que cuenta con unos 1.500 habitantes. Los responsables del ayuntamiento lamentaron que apenas habían contado con información previa por parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Y para tratar de calmar las aguas, el delegado del Gobierno de España en Aragón, Fernando Beltrán, visitó Este miércoles la localidad para reunirse con las autoridades y con los trabajadores de Accem, la entidad que se va a hacer cargo del proceso de inclusión de estas personas. "Todos pueden estar tranquilos", insistió.

Este miércoles, un día después de su llegada, muchos de ellos salieron del hotel en el que van a estar alojados durante las próximas semanas y meses. «Buenos días», «hola», decían algunos de ellos con todos los que se cruzaban. En Cartagena ya comenzaron a aprender lengua y cultura española.

La Guardia Civil estará pendiente de convocatorias ultras contra la presencia de los refugiados

"Lo primero que hicieron al llegar fue comer. Lo agradecieron mucho. Por la tarde les dimos las primeras pautas e información sobre el programa y será el lunes cuando comencemos con las clases y las dinámicas de integración", explicó la responsable territorial de Accem en Aragón, Julia Ortega, que estaba también presente en Mora.

Todos los refugiados alojados en el hotel son mayores de edad y están en España en situación regular al haber solicitado protección internacional por los conflictos armados que se viven en sus países de origen y que se suman además a la sequía y las hambrunas. Seis meses después de haber solicitado el asilo se les concederá lo que se conoce como "tarjeta blanca", que no es otra cosa que el permiso de trabajo. Algunos de los nuevos residentes de Mora lo conseguirán ya en noviembre, un momento a partir del cual podrán elegir si se van del municipio turolense. "Tendrán libertad de movimiento", explicó Beltrán.

Antes, se trabajará con todas estas personas en varias materias. Lo primordial es enseñarles el idioma –la mayoría son francófonos–. Se realizarán rutas de inserción individualizadas en función de su formación y experiencia laboral y se les ayudará a tramitar los permisos de trabajo y residencia.

En su visita a Mora de Rubielos, Beltrán también se vio con los jefes de la Guardia Civil para activar un dispositivo de seguridad que permita a los agentes actuar en caso de que se produzcan manifestaciones de grupos ultra contra la presencia de los migrantes. "Desafortunadamente, ya se han producido protestas y los trabajadores del hotel también recibieron una llamada en tono amenazante, además de que han aparecido algunos coches rallados", explicó el delegado del Gobierno.

Beltrán detalló que este dispositivo no va a suponer un refuerzo del número de efectivos en la zona. "Se trata de que estén alerta para poder actuar rápidamente. El servicio de información estará atento de posibles convocatorias a través de redes sociales", explicó. En todo caso, insistió el delegado del Gobierno, todo lo que se disponga en materia de seguridad "no es para proteger a la población de Mora de Rubielos de los migrantes", sino para proteger a los refugiados de posibles altercados "causados por gente de fuera del pueblo".

"Estas personas no tienen comportamientos violentos. Es más, huyen de comportamientos violentos. Están en edad de vivir, en edad de trabajar, y lo que quieren es una oportunidad para empezar de nuevo", insistió Beltrán.

Diversidad de opiniones

De toda la polémica que se generó por la llegada de estas personas –un concejal del pueblo dimitió al no estar de acuerdo con las circunstacias de la acogida– los migrantes no tienen constancia. "Tenemos cosas más interesantes que contarles", explicaba Ortega.

En el pueblo, las opiniones son variadas. Algunos vecinos, muchos, no quieren hablar del asunto. La falta de información generó incertidumbre, afirmó el alcalde de la localidad, Hugo Arquímedes Ríos, hace unos días. Otros responden a las preguntas de este diario atacando al presidente del Gobierno. Y también los hay que se muestran "encantados". "Empecé a escuchar el runrún el miércoles pasado. Hay gente mayor que dice que tiene miedo. Pero a mí me parece estupendo. Todos tenemos derecho a buscar una vida mejor", opinaba Esperanza, que regenta una herboristería.

Según explicaba Ortega, ya hay algunos vecinos que se han acercado al ayuntamiento para preguntar en qué pueden ayudar para el bienestar y la integración de estas personas. "Desde Accem recogemos ese guante. Este es un pueblo de acogida", decía. La salud de los refugiados es buena. "Uno tiene un pie hinchado y ya hemos pedido cita en el médico". Su estado anímico, en general, también es bueno. "Hay algunas situaciones complicadas porque algunos han perdido a amigos y familiares. Y hay dos personas en concreto que han venido con dosis de tristeza grandes. Seguiremos evaluando sus circunstancias", añadía.

Con estas 110 personas van a trabajar 15 empleados de Accem, entre los que hay trabajadores sociales, integradores, traductores y también una enfermera. "Tenemos que celebrar que estas 110 personas no hayan perdido la vida intentando llegar a nuestras costas, como sí lo han hecho otras muchas personas. Todos han sido víctima de las mafias, de ahí la importancia de habilitar rutas seguras. Se oye mucho que lo que necesitamos son inmigrantes en situación legal. Estos lo son. ¿Qué problema hay entonces?", reflexionaba.