Entrevista

Enric Aragonès Jové, profesor: "Sin extraescolares para todos no lograremos ni remontar los resultados académicos ni cohesión social"

El docente de música al frente de la Aliança Educació 360, plataforma por una política educativa más allá de las aulas asegura que "se dan las condiciones" para que en esta legislatura se universalicen las extraescolares, una de las recomendaciones del grupo de expertos para superar PISA

190 horas anuales de aprendizaje: la brecha entre los niños que tienen acceso a extraescolares y los que no

Enric Aragonès, director de la Aliança Educació 360, esta semana en Barcelona.

Enric Aragonès, director de la Aliança Educació 360, esta semana en Barcelona. / Zowy Voeten

Helena López

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Consciente de que la brecha de la desigualdad se ensancha en verano y volverá como un búmeran a las aulas a partir de la semana que viene, Enric Aragonès Jové trabaja al frente de la iniciativa que persigue una política educativa que trascienda la enseñanza reglada y capilarice en toda la sociedad. No solo en la escuela de música [pone ese ejemplo porque es el mundo del que viene], imprescindible primer paso, sino en la banda municipal del pueblo (y, quien lo desee, más allá), como objetivo final para lograr sociedades más cohesionadas.

-El curso pasado calculaban que había 140.000 niños y adolescentes que no hacían ninguna extraescolar. ¿Estamos a tiempo de revertir esta situación?

-De entrada, este curso no hay una nueva política, unas nuevas medidas de gran alcance que puedan cambiar esta situación, así que tenemos que suponer que los datos serán similares. Es verdad que los municipios han sido quienes se han estado moviendo hasta ahora para asegurar el acceso a las extraescolares en un sentido muy amplio. 

-¿Qué supone eso? 

-Que depende de la iniciativa y recursos que tenga cada municipio. Sabemos lo que están haciendo algunos, pero no la fotografía completa de la realidad del mundo local.

Las familias con más recursos pueden elegir las actividades en función del interés, mientras que las clases más bajas, si llegan a poder participar, tienen que mirar más los factores logísticos

-La cifra de los 140.000 sale de una encuesta…

-No tenemos números absolutos. Una de las consecuencias de que haya una parte de la educación que quede desregulada, desarticulada y atomizada es, por un lado, que no se están estableciendo mecanismos universalizadores contra las desigualdades, y por el otro, que no conocemos qué está pasando. No sabemos qué hace cada municipio ni tampoco qué hace cada uno de los niños y adolescentes.

-¿No lo sabemos porque, como sociedad, no somos conscientes de su importancia?

-Sí lo somos y cada vez más. El curso pasado entró en el debate público sobre la educación. En la encuesta, lo que las familias más valoraban es la oportunidad de relacionarse con otros niños, ese componente de ampliar redes, y esa opinión se traslada al Parlament. La legislatura pasada aprobó una resolución para garantizar un acceso universal a las extraescolares y tras estas elecciones vuelve a haber una amplia mayoría de partidos que en sus programas electorales llevaban medidas para hacer eso posible. 

Enric Aragonès, director de la Aliança Educació 360.

Enric Aragonès, director de la Aliança Educació 360. / Zowy Voeten

-Más allá de la barrera económica, existen otras que hacen que muchas familias no se sientan 'invitadas'. En su imaginario no está que su hija pueda tocar la trompeta. 

-Nuestra encuesta nos decía que en las familias con menos recursos, el 77% de los que no participaban era por el precio. Por tanto, es un factor muy relevante. Y a la hora de elegir qué extraescolar hacen, factores como el precio, la ubicación y el horario tienen un sesgo de clase clarísimo. Las familias con más recursos pueden elegir más en función del interés, mientras que las clases más bajas, si llegan a poder participar, se tienen que mirar más los factores logísticos. Pero es evidente que el precio no es la única barrera. El reto está también en elevar las expectativas, que nadie sienta que hay espacios que no son para ellos. 

-¿Y eso cómo lo hacemos?

-Con orientación, que la podemos ubicar en la escuela, y también en la colaboración entre lo que pasa dentro y fuera de los centros educativos. Yo soy profesor de música, vengo del mundo de las escuelas de música y de L’Hospitalet. La Escola Municipal de Música – Centre de les Arts (EMMCA) de l’Hospitalet desde 2005 está haciendo programas en las escuelas, dentro del horario lectivo, de orquesta, de banda, de teatro, de danza... No solo con el objetivo de que estos niños tengan esa experiencia artística dentro de la escuela, sino para que después continúen; que vayan a la escuela de música para que esta refleje la diversidad de la comunidad de la que forma parte. 

La económica es una barrera importante; el 77% de las familias con menos recursos no participan en extraescolares por el precio

-Otra cuestión preocupante es el sesgo de género. ¿Cómo abrimos el imaginario de los niños para que vean más allá del fútbol?

-Haciendo que en la orientación desde la escuela, en las tutorías, este sea un tema presente. Preguntarles qué hacen y compartir con ellos qué podrían hacer. La actividad deportiva es la mayoritaria, pero la calidad y el interés educativo de una extraescolar no tiene tanto que ver con cuál es su ámbito, sino con el enfoque educativo. A veces oímos: 'El deporte favorece el trabajo en equipo'. Bueno, depende. Estoy convencido de que hay actividades deportivas o artísticas que hacen desarrollar competencias que van más allá de estos ámbitos, con motivación por el aprendizaje, hábitos, valores, etcétera... y otras que no. 

Las extraescolares universales tiene que ser de calidad para que las familias con recursos no huyan y acabemos ofreciendo un servicio gratuito para pobres

-Llega una edad, seguramente cuando más las necesitan, porque la alternativa son las tardes eternas pegados al móvil, en la que los adolescentes se desvinculan de las extraescolares. ¿Qué hacemos con eso?

-En los adolescentes es verdad que la participación es más baja, pero también vemos que en esa edad aumenta la proporción de chavales que hacen refuerzo educativo. Hay unas necesidades que les llevan a un determinado tipo de actividad. Por otro lado, no podemos entender las extraescolares de los adolescentes como una continuidad de las que hacían en la primaria, sino ofrecer actividades orientadas a ellos para que se enganchen. Formatos distintos, más autogestionados, de una participación más libre…

No podemos entender las extraescolares de los adolescentes como una continuidad de las que hacían en la primaria

-¿Eso está pasando?

-En el caso del verano, hemos visto que los municipios que han tenido propuestas que más han funcionado con los adolescentes son los que no han replicado el formato que harían con los niños, sino que quizá han tenido actividades de acceso abierto, patios dinamizados u otras experiencias también autogestionadas. Pienso en L’Hospitalet o Granollers; municipios que deciden conjuntamente con los adolescentes cuáles son las propuestas que llenarán el verano. Esos elementos de decisión, de autogestión, de empoderamiento, facilitan la participación. 

-¿L'Hospitalet y Granollers son ejemplo a seguir?

-Hay varios modelos que tienen potencialidad. Martorell ha asegurado extraescolares gratuitas en primaria con suficiente calidad como para que las familias que se pueden permitir actividades pagando no huyan y acabemos ofreciendo un servicio gratuito para pobres, que es algo a evitar. No podemos reproducir lógicas segregadoras que ya tenemos en la escuela. Algo básico para nosotros son los ecosistemas educativos. Actuar en red. Estamos tratando desigualdades que van más allá de lo que se pueda hacer desde las políticas de extraescolares. Ni las desigualdades de género ni las de clase ni el problema de la estructura del tiempo personal y laboral lo solucionaremos solo desde una política de extraescolares, pero lo que sí sabemos es que existen desigualdades en estas actividades y que hay medidas que pueden ayudar a compensarlas, y que eso revierte en resultados educativos, en adhesión hacia el aprendizaje, en hábitos, en las relaciones. Sin extraescolares para todos, no logramos remontar los resultados académicos ni conseguir sociedades más cohesionadas.

De poco sirven los talleres de teatro en una escuela segregada si en los grupos amateurs de la ciudad acaban participando solo los de siempre

-Suena a buen primer paso, sí.

-Tenemos que ser ambiciosos en qué recorrido queremos para el impacto de estas actividades. Es decir, hay unas desigualdades que son cuantificables, de quién participa y quién no porque no las conoce, no las puede pagar o físicamente no puede llegar… pero después nos tenemos que preguntar quiénes de los niños que han tenido, por ejemplo, la experiencia en una escuela de música que decíamos, después hacen una práctica más allá. Y cuáles harán de eso una oportunidad de participación comunitaria. Quien acabará saliendo con la banda municipal por fiesta mayor a tocar. Esa lógica de trabajar como un ecosistema lo tiene que facilitar. De poco sirve que hagamos unas clases de teatro gratuitas en aquella escuela segregada si después, en los grupos de teatro amateur de la ciudad acaban participando solo los de determinado perfil social y cultural. Tenemos que pensar en los puentes y la vinculación con la comunidad; hacer que se encuentren aquellos que no se encuentran en otros espacios.

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