Medio ambiente

Dos meses custodiando el nido de tortugas de Tarragona: "Es muy emotivo, incluso hay quien habla de ellas como sus hijas"

EL PERIÓDICO comparte guardias con los voluntarios y científicos que han vigilado el nido de la playa de la Savinosa, cuyos huevos han empezado a eclosionar en las últimas horas

Nacen 50 tortugas Caretta en la playa la Savinosa de Tarragona, el único nido de Catalunya

Una voluntaria del CRAM mide una de las tortugas recientemente eclosionadas.

Una voluntaria del CRAM mide una de las tortugas recientemente eclosionadas. / CRAM

Valentina Raffio

Valentina Raffio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Todo empezó con una llamada. Era la madrugada del 12 de julio. Una mujer avisaba de un posible rastro de tortuga en la playa de la Savinosa de Tarragona. Una patrulla de policía local se desplazó rápidamente hasta allí y acordonó la zona. Poco después, un equipo de científicos y veterinarios llegó al lugar, siguió los rastros del animal y, por fin, tras una exhaustiva búsqueda, logró localizar el preciado tesoro: un nido de tortuga boba con un centenar de huevos en perfecto estado posados sobre la arena. "Fue un momento muy emocionante. Por ahora es el primero y único nido de tortuga boba encontrado este verano en las playas catalanas", explica, entusiasmada, Irene Álvarez de Quevedo, una de las responsables del 'Beta tech center', la entidad que coordina la gestión de nidos de tortugas en Catalunya y que ha visto cómo en las últimas horas, antes de lo que habían previsto, empezaban a nacer las pequeñas tortugas.

Durante dos meses, esta científica y su compañera Elena Abella han trabajado sobre el terreno para monitorizar el estado del nido. Las han acompañado patrullas de policías, agentes rurales, un equipo de veterinarios y una amplia red de más de sesenta voluntarios que se han turnado para cuidar del nido. El lugar lleva semanas vallado, acordonado y, lo más importante, siempre bajo la vigilancia de entre dos y tres personas que se han turnado para que los huevos nunca estén solos. "Para los voluntarios se trata de algo muy emotivo. La gente habla de los huevos como sus 'tortuguitas' o sus 'chiquitinas'. Hasta hay quien dice, cariñosamente, que son como sus hijas", explica Txiqui López, uno de los coordinadores de la red de voluntarios que han custodiado durante varias semanas el nido de Tarragona.

Nacen las primeras tortugas Caretta en el nido de la Savinosa, en Tarragona

Nacen las primeras tortugas Caretta en el nido de la Savinosa, en Tarragona / Cedidas por el CRAM y la RED DE VOLUNTARISDEL NIDO DE LA SAVINOSA | VÍDEO: EL PERIÓDICO

Identificar el rastro

Hace unos 50 años, más o menos, era casi impensable encontrarse con un nido de tortugas marinas (Caretta caretta) en Catalunya. Estas especies solían anidar en zonas mucho más al sur, donde las aguas eran más cálidas y se daban condiciones propicias para procrear. Pero ahora, debido al avance de la crisis climática, estos animales están expandiéndose hacia el norte. En la última década, de hecho, se han detectado nidos en toda la costa catalana: desde el delta del Ebre hasta el extremo norte de la Costa Brava. Algunos años, como este, solo se localiza uno o como mucho dos nidos. Y otros, como ocurrió el pasado, hasta se puede llegar a una decena de nidos en un solo verano. "También hay algunos que se nos escapan. Hace unos años, por ejemplo, un hombre nos llamó desde una playa nudista de Viladecans porque se despertó de golpe rodeado de mini tortugas corriendo hacia el agua", explica Álvarez de Quevedo, investigadora postdoctoral del Centro Tecnológico BETA (UVic-UCC)

El hallazgo del nido de Tarragona fue posible gracias a la habilidad de una vecina que paseaba por la playa, que localizó de un solo vistazo el posible rastro de una tortuga marina. "Hay mucha gente que no lo sabe, pero las tortugas dejan un rastro muy distintivo cuando se desplazan por la arena. Es casi como las huellas de un neumático pero que salen del agua, dan una vuelta y se vuelven a sumergir en el mar", explica Álvarez. Según esta científica, en los últimos años se están realizando campañas de formación sobre la presencia de tortugas en las costas catalanas para que la gente aprenda a identificar sus rastros y, sobre todo, sepa qué hacer en caso de encontrarse con una. "Hay que llamar al 112, porque se trata de una especie vulnerable", comenta la investigadora.

Red de voluntarios

Cada nido de tortuga tiene una historia distinta y, cómo no, en cada caso se actúa de una forma diferente. En el caso de Tarragona, por ejemplo, los científicos vieron que los huevos estaban enterrados muy cerca de la orilla y a tan solo cuatro centímetros de profundidad, por lo que tuvieron que moverlos a un lugar más apartado por el riesgo de que se los llevara una ola. Una vez colocado en un lugar seguro, el nido fue protegido "por tierra, mar y aire" con una valla de madera, varias redes y un cartel informativo para indicar el porqué de esa estructura en medio de la playa. "Una se pone sobre la arena para evitar la intrusión de animales. Y la otra se coloca sobre la valla para evitar incidentes como, por ejemplo, que le alcance un pelotazo", comenta Álvarez.

"Los voluntarios estamos ahí casi desde el primer momento", comenta Txiqui. Este año, explica, hay más de 60 personas que se han ofrecido a custodiar el nido de Tarragona. Su trabajo consiste en vigilar el nido pero, sobre todo, en informar a los curiosos sobre qué es lo que resguardan allí y por qué es tan importante proteger a una especie como las tortugas. "Hay voluntarios de todo tipo y de todas las edades, aunque el perfil mayoritario son mujeres. La mayoría son vecinos de Tarragona pero también hay quien viene de fuera. Algún año hasta hemos tenido turistas que se han apuntado a cuidar un nido de tortugas", explica.

La mayoría de los huevos de tortuga hallados en Tarragona permanecen en la playa, donde los dejó su madre, pero, según dicta el protocolo catalán, una parte se han trasladado a las incubadoras del Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM) con el fin de "garantizar su supervivencia" y estudiar de cerca su evolución. Más adelante, los científicos de este centro también tienen previsto colocar pequeños localizadores en el caparazón de algunos ejemplares para que, en el momento de liberarlos, puedan seguirle la pista durante varios años e investigar así su ciclo de vida en las aguas mediterráneas.

La eclosión

La previsión era que los huevos eclosionaran a principios de septiembre, aunque el calor, finalmente, ha adelantado la fecha. Por eso, desde el día 20 de agosto, los voluntarios han estado realizando guardias de 24 horas y los científicos han intensificado sus labores de seguimiento. "Aunque nunca se sabe cuándo ocurrirá. Esto es como un parto, hay veces que se adelantan y veces que se retrasa. Por eso hay que estar tan atentos en esta recta final", comenta Álvarez. El momento de la eclosión también puede variar mucho en función del nido. En las playas de arena compacta, como la de Tarragona, las tortugas van saliendo de su caparazón y aguardan pacientes a que sus compañeras también lo hagan para poder empujar todas a la una y correr juntas hacia el mar. Pero también se han dado casos en que los animales salen de uno en uno y se da un desfile de tortuguitas que puede durar hasta cuatro noches seguidas.

"Cuando la última tortuga del grupo llega al mar, siempre vamos a controlar el nido porque es muy habitual que alguna pequeñina se haya quedado atrapada. Nuestro trabajo es garantizar que todas logran llegar al agua", comenta Álvarez. El trabajo de los científicos, explica, ni siquiera acaba en ese momento ya que después del nacimiento de las tortugas queda aún exhumar el nido, estudiar las cáscaras y recopilar todos los datos posibles para analizar la evolución del nido. "La presencia de tortugas en las costas catalanas es aún algo muy nuevo, por lo que necesitamos toda la información posible para poder entender este fenómeno", añade la científica. 

Suscríbete para seguir leyendo