No superar los 80 decibelios en fachada, el objetivo en los conciertos de l'Alternativa de Manresa

La 33ª Fiesta Mayor Alternativa de Manresa estrenó, ayer jueves, su programación en Puigmercadal. A la hora de cerrar edición, debían empezar los primeros conciertos aplicando las medidas anunciadas por el Ayuntamiento para reducir su impacto acústico en las viviendas de los vecinos de cal Jorba, principales afectados. Se trata de que no lleven a los juzgados la petición hecha, de momento, vía consistorio para conseguir que la fiesta no se celebre más en este lugar para poder descansar por la noche. El objetivo básico de las medidas aplicadas es minimizar el impacto acústico en la fachada para no sobrepasar los 80 decibelios que fija la ley. Durante los cuatro días de fiesta en la plaza se registrará todo para tener información sobre los niveles de ruido. 

Según un experto en acústica consultado por Regió 7 que ha asesorado al consistorio, son medidas pioneras que la Generalitat prevé seguir muy de cerca por si, con la entrada en vigor del nuevo decreto sobre contaminación acústica, que ha removido al sector de la música al considerarlo extremadamente limitador, es necesario apostar cada vez más por sistemas de sonorización que reduzcan los decibelios.

Una opción muy sencilla, hace notar, sería acabar los conciertos a la 1 de la madrugada que, asegura, es lo que se hacía en los años noventa en l'Alternativa. Admite que el sonido que sale del escenario en la dirección contraria a la del público, es decir, el que oyen los vecinos, es especialmente molesto porque «hay una bola de graves palabras que se acumula y la plaza es como si fuera una caja de resonancia». Nada que ver, por ejemplo, con los conciertos en Sant Domènec. "Es un espacio más abierto y el escenario está más lejos de las fachadas".

Control del volumen

Las limitaciones anunciadas incluyen instalar un limitador acústico en la mesa de sonido situada en el centro de pista, donde se encuentra el público. Este aparato homologado y certificado no dejará pasar los volúmenes a partir de cierto umbral que se fijará mediante unos valores que saldrán de unas mediciones hechas en las fachadas de los vecinos más afectados. 

Para controlar el volumen del escenario que va hacia los vecinos se reducirá el de los monitores (altavoces) que hay en el suelo encarados hacia los músicos, que los utilizan de referencia, para que no proyecten tanto contra la fachada de los vecinos; sobre todo, las frecuencias graves, que son las que más molestan. También se reducirá el tamaño de estos altavoces, que pasarán de ser de 15 pulsales a 12. Por otra parte, en algunas actuaciones, en lugar de poner monitores (altavoces), para tener una referencia, los músicos llevarán unos auriculares que van adaptados a la oreja y que apenas se ven. Sin embargo, en este caso hace notar el experto, no todos los artistas están acostumbrados. A quienes no lo estén se les pondrán los monitores con las limitaciones mencionadas.  

Para minimizar la proyección de graves en la fachada también se configurarán los sistemas con tecnología cardioide. Significa que los altavoces y, en concreto, los de graves (baja frecuencia), los llamados 'subwoofers', se instalarán de forma que solo proyecten el sonido hacia delante y no hacia atrás.

Se registrará todo

Un aspecto especialmente destacado de estas medidas es que una EC-PCA (Entidad de Control-Prevención de la Contaminación Acústica) totalmente independiente registrará todo lo que ocurra acústicamente hablando, desde ayer y hasta el domingo, en la plaza del Puigmercadal. Se realizará desde la fachada de los vecinos más afectados. Este registro también se aprovechará como referente para el limitador acústico de la mesa de sonido. Permitirá saber si existe algún momento en que se sobrepasa el nivel de inmisión sonora.

El experto consultado se muestra totalmente convencido de que, con las limitaciones mencionadas, que ayer ya debían estrenarse, no se perderá la calidad sonora de los grupos que pasarán por el escenario de Puigmercadal en ningún momento, aunque entiende que hay gente que relacionará perder volumen con perder calidad. Esta pérdida de volumen, indica, se notará, sobre todo, a partir de la mesa de sonido, que está a unos quince y veinte metros del escenario. Una altura donde, por otra parte, recalca, es donde a menudo se pone al público que no está concentrado en el concierto si no que lo oye de fondo mientras da la charla. «Los de las cuatro y cinco primeras filas están bailando y pasándolo bien y, a partir de la fila siete u ocho, que es donde está el técnico, ya están charlando y no están demasiado al caso del escenario».  

Añade que las medidas anunciadas no son las únicas que pueden aplicarse para reducir el ruido. También está la de hacer un escenario que tenga techo y pared detrás, como una ele, e, incluso, poner algunos instrumentos, como la batería, en una especie de jaula. «Los vecinos lo notarían muchísimo». No descarta que, si no hay ningún descalabro y la Alternativa puede continuar en la plaza que le ha acogido todos estos años, sean ideas que se puedan aplicar en la próxima edición, si bien implican un mayor gasto económico que el que ha hecho el Ayuntamiento este año.  

No se han hecho en ningún sitio

Insiste en que son «unas medidas pioneras que nunca se han activado en ningún sitio» y que incluso hay técnicos de la Generalitat que lo seguirán en directo porque «les interesa mucho saber cómo va».

Lo que ha pasado este año con la Alternativa no es un tema exclusivo de Manresa. «Cada vez habrá más casos porque la gente cada vez se queja más y los equipos de sonido son cada vez más potentes y dan más frecuencias que molestan».

Ayer, la primera noche de conciertos debía acabar a la 1,30, media hora antes que otros años, teniendo en cuenta que hoy no es un día festivo y que hay quien trabaja.

Suscríbete para seguir leyendo