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Los amigos del cirujano colombiano Edwin Arrieta están "ansiosos" y se mostraron confiados este miércoles de que se haga justicia con la sentencia contra el español Daniel Sancho, acusado de asesinar al médico, que se dará a conocer el jueves en la isla tailandesa de Ko Samui.

"Estamos muy ansiosos (…) confiamos en la lectura (de la sentencia contra Daniel Sancho), la vamos a esperar con el mayor orgullo de las instancias y de todos los entes reguladores en Tailandia, (creemos) que sí se va a hacer justicia", expresa a EFE Victoria Jattin, amiga de la infancia del cirujano.

El juez, que ha llevado el caso desde el principio y cuya identidad no ha sido revelada, leerá la sentencia en una vista convocada a las 10:00 de la mañana (03:00 GMT) en el Tribunal Provincial de Samui, cuya duración podría prolongarse hasta tres horas, según dijeron fuentes cercanas al caso a EFE.

A Colombia la sentencia llegará a medianoche, pero en las casas de Lorica trasnocharán atentos.

La Fiscalía acusa a Sancho del asesinato premeditado de Arrieta, lo que trató de demostrar durante el juicio con decenas de pruebas y testigos, incluida la compra de cuchillos y una sierra días antes del supuesto crimen, así como del descuartizamiento del cirujano y del robo de su pasaporte.

"Por más mediático que haya sido este caso en Tailandia y en Madrid, de donde es el confeso asesino, estamos confiados (…) se va a hacer justicia para Edwin, porque eso es lo que queremos", insiste Jattin.

Momentos muy duros

La amiga de Arrieta, que atiende a EFE en su casa de Lorica, un pequeño pueblo del Caribe colombiano, no oculta su tristeza y explica que "han sido momentos muy duros que jamás esperamos vivir".

"En ocasiones decimos ¿Por qué a él? (…) Nadie se merecía una muerte así, entonces por eso estamos confiados en que sí va a haber justicia y que va a ser la que le corresponda a Daniel Sancho", añade.

Edwin Arrieta nació en una familia humilde de Lorica en la que su padre, Leovaldo José Arrieta, se desempeñó toda su vida como radiotécnico y su madre, Ana Marcela Arteaga, fue profesora de primaria en Purísima, un poblado vecino.

Arrieta fue muy buen alumno y se destacó siempre en el colegio, luego en su juventud estudió medicina y como cirujano plástico se convirtió en el sostén económico de su familia.

Jattin enfatiza en que, con el asesinato del médico, sus padres, su hermana Darlin y su sobrina María Fátima quedaron desamparados, ya que les "arrancaron un núcleo fundamental de ellos, era un pilar que los unía".

"La alegría de él era llegar a esa casa", expresa la amiga, quien afirma que "Edwin era una persona extrovertida, Edwin era una persona abierta, cariñosa, no se le negaba a nada, era una persona que siempre estaba presta a cumplirle a todo el mundo".

Sancho, que confesó inicialmente el crimen ante la Policía de Phangan, mantuvo después y durante el juicio que la muerte de Arrieta, de entonces 44 años y con quien quedó en Phangan el día de los hechos, se debió a un accidente durante una pelea en la que se defendió de un supuesto intento de agresión sexual.

De los tres cargos en su contra, el español solo ha aceptado haber descuartizado a Arrieta, delito castigado con un máximo de un año de cárcel.

Como parte del fallo, la sentencia incluirá en principio qué indemnización debe pagar el acusado a la familia de la víctima. Sus abogados en Tailandia presentaron durante el juicio una solicitud de 30 millones de bat (unos 880.000 dólares), calculada con base al perjuicio económico de la muerte para los padres.