Juicio del año

Daniel Sancho: tres horas de lectura de la sentencia y un desenlace que puede alargarse tres años

Las partes, que conocerán el fallo este jueves a las cinco de la madrugada, podrán recurrir ante el Tribunal de Apelaciones y el Tribunal Supremo

MULTIMEDIA | Los detalles clave

Caso Daniel Sancho, directo: última hora de la sentencia por el asesinato de Edwin Arrieta y noticias de la condena

Daniel Sancho.

Daniel Sancho. / EFE

Adrián Foncillas

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Apenas algunos funcionarios, abogados con maletines y un par de occidentales con pinta patibularia han sido llamados a subir este jueves por la mañana (cinco de la madrugada en España) las escaleras de la Corte Provincial de Samui, un mamotreto de cemento perpetrado al pie de un abigarrado valle, rodeado de árboles que danzan con esa brisa húmeda que adelanta los aguaceros tan briosos como sucintos del monzón surasiático. El frenesí marcará toda la jornada, con decenas de periodistas llegados desde España para informar de la mediática sentencia y de la llegada del acusado, Daniel Sancho, letrados y familiares. No será el final del camino judicial pero sí fijará un mojón del que no acostumbran a alejarse las instancias superiores en Tailandia.

Es el día D para Daniel Sancho, presunto chef y esforzado youtuber, hijo y nieto de célebres actores, en prisión provisional desde agosto por la muerte de Edwin Arrieta, cirujano colombiano, en la vecina isla de Panghan. El abanico seguía abierto en la víspera, desde la absolución por defensa propia a la pena de muerte por asesinato premeditado. De la sentencia dependerá la cárcel donde la cumplirá, un asunto tan relevante en Tailandia como los años de condena, y su regreso a España.

Mañana larga

La casuística anticipa una mañana larga. Hasta tres horas puede alargarse la lectura íntegra de la sentencia con traducción al castellano, según cálculos de las partes. El acto rozará la intimidad. Han sido convocados el reo y sus padres, los abogados, el fiscal y representantes de la embajada. La prensa, siguiendo la costumbre, permanecerá escaleras abajo.  

Las expectativas ambiciosas de las partes anticipan más batallas. Contra esta sentencia caben recursos frente al Tribunal de Apelaciones primero y el Tribunal Supremo después. Hasta el momento, Ramón Chipirrás, letrado de la defensa, ha eludido la cuestión. Metapon Suwanchare, abogado de la acusación, calcula entre uno y tres años si el asunto llega al Supremo. La hemeroteca sugiere más brevedad. A Artur Segarra, catalán condenado por matar y descuartizar a otro, le tumbaron sus recursos en poco más de un año. Es rarísimo, en cualquier caso, que las instancias superiores modifiquen cuestiones trascendentales de la sentencia original.

Cárceles y traslado

La longitud de la condena también fijará el destino de Sancho. Si es superior a 15 años habrá de despedirse de la cárcel de Samui, muy amable y esponjada para los estándares nacionales, donde practica yoga y muay thai en el módulo hospitalario con el que ha sido premiado por una presunta lesión que parece incompatible con la práctica diaria de artes marciales.

Si supera los 25 años será trasladado a la cárcel de Surat Thani o la de Nakhon Si Thammarat, con poblaciones reclusas que multiplican por 10 veces la de Samui, pero aún muy lejos de los rigores de las de Bangkok. En Bang Kwang, apodada el Gran Tigre por cómo devora a sus inquilinos, continúa Segarra tras haber sido llevado ahí pocos días de su condena. Las posibilidades de que coincidan en una de las cárceles más temidas del mundo son escasas, juzgan ahora los leguleyos, después de que airearan esa posibilidad durante meses. En el traslado de reos, como en tantos otros asuntos tailandeses, el amplio margen para la discrecionalidad arruina los pronósticos.

El regreso, una prioridad

El regreso a España es prioritario para Sancho y su equipo. Las promesas policiales de un pronto traslado y otras agañazas, han argumentado en el juicio, aceitaron sus primeras confesiones. Ahora depende de que se cumplan las condiciones estipuladas en el tratado de traslado entre España y Tailandia. Una condena a muerte lo impediría. Para cualquier pena de cárcel tendrá que cumplir cuatro años antes de solicitarla y recibir la luz verde de ambos gobiernos. Y faltará, aún, que haya satisfecho la indemnización a la familia de la víctima que fije la sentencia. Los abogados de la acusación han pedido 30 millones de bats, casi 800.000 euros. Es una suma estratosférica para los estándares locales, calculada en base al agujero dejado por un cirujano exitoso que sostenía a sus familiares.

Ruido y rumores

Todas esas cuestiones empezarán a aclararse con la sentencia. No ha faltado ruido durante las horas previas. Metapon, el letrado de la acusación, se sometía esta mañana en una cafetería cercana al tribunal a una rueda de entrevistas en todas las televisiones españolas. Aclaraba que el anuncio publicado en sus redes sociales, donde sugería que el tribunal había dictado la pena de muerte, era solo el fruto de un error y que no tenía ni idea aún del desenlace.

Juan Gonzalo Ospina, su jefe, esparcía por los platós sus teorías conspiranoicas sin ninguna prueba. El abogado probono de la familia acudió al proceso por la exposición pública y la certeza de una victoria sin bajarse del autobús. El riesgo de que el tribunal no acabara certificando la premeditación, en uno de los casos más claros de la historia judicial tailandesa, justificaba su nerviosismo y mejorable espíritu deportivo.

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