Gas tóxico

Una enorme nube de dióxido de azufre llega a España por la erupción de un volcán de Islandia

Este gas es incoloro y solo se percibe por su característico olor a huevo podrido

Los pronósticos cambian y salvan el domingo de las lluvias intensas, pero las nubes cubrirán Catalunya

Mapa meteorológico con la evolución de la nube de dióxido de azufre sobre Europa.

Mapa meteorológico con la evolución de la nube de dióxido de azufre sobre Europa. / Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF)

Alba Casanovas Torre

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En Islandia hay un volcán en erupción de nombre casi impronunciable: Sundhnúksgígar. Es la sexta vez que erupciona desde el pasado mes de diciembre y ha obligado a evacuar de nuevo la localidad de Grindavik, situada en el extremo suroeste de la isla. Hasta aquí la noticia no tiene nada de extraordinario, aunque parezca mentira: el país tiene 33 sistemas volcánicos activos y está preparado y acostumbrado a los efectos que eso conlleva. La cuestión es que esta vez no solo está liberando lava en abundancia, sino que también está lanzando cantidades ingentes de dióxido de azufre que ya han llegado a España y se mantendrán en la atmósfera hasta mañana.

Después de una "intensa serie de pequeños terremotos", el Sundhnúksgígar entró en erupción el jueves por la tarde, informó la Oficina Meteorológica de Islandia (OMI). En concreto, se abrió una fisura de 3,9 kilómetros de longitud y luego otras más pequeñas en la península de Reykjanes, una zona volcánica que había permanecido inactiva durante 800 años. No obstante, a principios de 2020 comenzó una intensa actividad sísmica y el magma emergió en 2021. Desde entonces, se han producido nueve erupciones.

Erupción de 3,9 kilómetros de longitud del volcán Sundhnúksgígar, cerca de Grindavik, en Islandia, el 23 de agosto de 2024.

Erupción de 3,9 kilómetros de longitud del volcán Sundhnúksgígar, cerca de Grindavik, en Islandia, el 23 de agosto de 2024. / AFP / Departamento de Defensa Pública de la Policía Estatal de Islandia

La cantidad de dióxido de azufre (SO2) que el volcán libera desde el jueves todavía no se ha cuantificado, indica la OMI. Sin embargo, las corrientes de aire están desplazando la nube de este gas tóxico e incoloro hacia el sur de Europa. Los mapas meteorológicos muestran que ayer por noche llegó a Reino Unido y Francia, y pocas horas después, tocó el norte de la península ibérica.

Estará sobre España y Catalunya hasta este lunes

La enorme nube de SO2 ha cubierto completamente Inglaterra a las 04.00 horas de este domingo y la mitad de la isla ha estado bajo sus efectos hasta las 09.00 horas. Mientras, ha cruzado el país galo de oeste a este, pero con concentraciones menores, ya que la masa principal ha circulado por el océano Atlántico hasta llegar a España.

Las concentraciones más altas se observan en Galicia, Cantabria, Asturias, parte de Castilla y León y el País Vasco, y se desplazan hacia Catalunya, concretamente a los Pirineos. Sin embargo, las partículas de SO2 cubrirán toda la península hasta mañana por la tarde y luego se diluirán en la atmósfera con el paso de los días, precisa el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF), que ha publicado un mapa de la evolución de la nube hasta el lunes.

Evolución de la nube de dióxido de azufre a su paso por Europa

Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF)

El dióxido de azufre y sus síntomas

El SO2 se produce principalmente a partir de la combustión de carbón o petróleo crudo, pero los volcanes también producen grandes cantidades cuando entran en erupción. El gas no es visible a simple vista, pero sí se percibe con el olfato: tiene un característico olor acre e irritante que la gente comúnmente lo describe como a huevo podrido.

Puede causar irritación en los ojos y en las vías respiratorias. Los síntomas más comunes son dolor de garganta, tos, secreción nasal, ardor en los ojos, pulmones apretados y dificultad para respirar. En contacto con la piel, podría provocar enrojecimiento y ampollas. Sin embargo, las concentraciones terrestres de esta nube de gas son modestas y no representan un peligro real para la salud: solo es posible que se perciba un ligero olor a azufre.