Estudio científico

Una investigación inquietante: se puede estar en coma pero consciente

Un estudio muestra que 1 de cada 4 personas con daño cerebral que no responden a estímulos podrían tener cierto grado de consciencia

Un paciente ingresado en una unidad de cuidados intensivos (UCI).

Un paciente ingresado en una unidad de cuidados intensivos (UCI). / E.P.

Rafa López

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En la película 'Johnny cogió su fusil' (1971), un soldado herido por un proyectil de artillería en la I Guerra Mundial despierta en el hospital sin ojos, oídos, boca, nariz ni miembros, pero consciente y con capacidad de razonar. En definitiva, prisionero en su propio cuerpo. El guion, escrito por Dalton Trumbo y Luis Buñuel, describe una pesadilla: alquien consciente pero incapaz de comunicarlo al mundo exterior, mientras los que le rodean piensan que está totalmente inconsciente. Una situación angustiosa, como la que sufriría un paciente en coma o en estado vegetativo –en vigilia pero sin respuesta a estímulos– que permaneciese consciente en alguna medida. Un estudio internacional publicado hace unos días en la prestigiosa revista 'NEJM' (New England Journal of Medicine) acaba de demostrar que una de cada cuatro personas con daño cerebral que no responden a estímulos podría tener cierto grado de consciencia.

Es una investigación “de especial interés a la hora de tomar la decisión de desconectar del dispositivo que mantiene vivo a un paciente que lleve mucho tiempo en coma”, señala Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología en el Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona. El prestigioso neurocientífico español, autor de más de un centenar de trabajos sobre psicobiología y neurociencia cognitiva, afirma que este es un estudio al que “debemos prestar especial atención, pues nos sugiere que pacientes en estado de coma o similares pueden tener cierto grado de consciencia, aunque tengan inhabilitados los mecanismos neurales para mostrarlo”.

Morgado tuvo acceso al estudio a través del Sience Media Center (SMC) pero no participó en él. El equipo internacional de investigadores, encabezados por Yelena G Bodien, profesora del departamento de Neurología de la Escuela Médica de Harvard (EEUU), estudió a 241 personas con daño cerebral aparentemente incapaces de responder a estímulos externos. Usando tecnologías avanzadas como escáneres cerebrales funcionales y análisis de la actividad eléctrica del cerebro (electroencefalograma), detectaron en el 25% de ellos signos de actividad cerebral que, según los autores, “sugieren que podrían estar interactuando con el mundo exterior".

“Este fenómeno, conocido como disociación cognitiva motora, no se ha estudiado sistemáticamente en una gran cohorte de personas con trastornos de la conciencia”, resaltan los investigadores en la introducción del estudio, titulado “Cognitive Motor Dissociation in Disorders of Consciousness”. “Detectamos disociación cognitiva motora en 60 de los 241 participantes (25%) sin una respuesta observable a las órdenes”, añaden.

Trabajo sólido

“Es un trabajo muy sólido y está realizado con gran rigor científico”, apunta a SMC Francisco José Esteban Ruiz, profesor e investigador en neurociencias en la Universidad de Jaén. “El hecho de que el estudio se publique en la prestigiosa revista ‘New England Journal of Medicine’ garantiza una revisión rigurosa previa a su publicación y, por lo tanto, la calidad científica y las posibles implicaciones clínicas del mismo”, añade.

Para este experto, el hecho de que una cuarta parte de estos pacientes, que parecían no estar conscientes, mostraran en realidad signos de actividad mental, “podría indicar la existencia de algún nivel de consciencia, lo que es especialmente relevante en pacientes en coma o estado vegetativo”. Al igual que Morgado, Francisco José Esteban considera que el estudio “es importante, porque podría cambiar cómo se toman decisiones médicas críticas, como si continuar o no con tratamientos intensivos y soporte vital, al sugerir que algunas personas que parecen no estar conscientes en realidad sí lo están”.

Este investigador recuerda, sin embargo, que los resultados del trabajo no son totalmente novedosos. “Confirma y amplía lo que ya se sabía sobre la consciencia en personas con lesiones cerebrales graves. Estudios anteriores habían encontrado que entre un 10% y un 20% de estos pacientes podrían tener algún grado de consciencia a pesar de no mostrarlo externamente”, aclara.

Apunta también a posibles limitaciones del estudio, como que los pacientes fueron seleccionados de seis hospitales diferentes de varios países: “Esto es una ventaja, pero también significa que no todos los pacientes fueron evaluados de la misma manera y con exactamente los mismos protocolos, ya que cada hospital utilizó diferentes métodos para establecer la respuesta”. Además, identifica un posible sesgo: los pacientes incluidos en el estudio sobrevivieron a la fase más crítica de la lesión cerebral, por lo que “podrían tener una mayor resistencia o reserva cognitiva, es decir, una mayor capacidad del cerebro para resistir daños, lo que significa que se encontraban en mejores condiciones que otros posibles pacientes que no fueron incluidos”, explica.

Con todo, el neurocientífico español considera que esta investigación podría abrir la puerta a cambios en las decisiones de los médicos y de los familiares. “Los médicos podrían ser más cautelosos antes de decidir retirar el soporte vital o podrían considerar llevar a cabo terapias de rehabilitación intensiva para intentar mejorar la condición de estos pacientes”. Además, también podría “influir en la forma de comunicarse con ellos y sus familias, y en la toma de decisiones éticas”, concluye.

La escala que evalúa el coma cumple 50 años

En julio de 1974, hace ahora medio siglo, dos neurocirujanos británicos, Bryan Jennett y Graham Teasdale, publicaron una gradación para la evaluación del coma y el deterioro de la conciencia llamada escala de coma de Glasgow (GCS, por sus siglas en inglés), denominada así por la Escuela Médica de la Universidad de Glasgow, a la que pertenecían. Un artículo en la prestigiosa revista médica 'The Lancet' recordaba ayer este hito médico. Antes de su introducción, “el nivel de conciencia se informaba en términos vagos y ambiguos (por ejemplo, comatoso, subcomatoso, estuporoso u obnubilado), lo que conducía a una comunicación inexacta entre los proveedores de atención médica, retrasos en la detección de cambios clínicos y mortalidad y morbilidad evitables”, explican los autores del artículo de 'The Lancet', los neurocirujanos Geoffrey T Manley (Estados Unidos) y Andrew IR Maas (Bélgica). La escala de coma de Glasgow, que se utiliza para evaluar las secuelas de una lesión cerebral (por un accidente de tráfico, por ejemplo) se compone de tres pruebas: respuesta ocular, verbal y motora. Puntuaciones más bajas significan menor respuesta y se correlacionan con un mayor riesgo de muerte.

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