Violencia de género

"¿Cómo iban a denunciarle si era un alto cargo policial?": anatomía de un doble crimen machista sin precedentes

Forenses, psicólogas y fiscales analizan los patrones machistas tras los dos asesinatos cometidos en una misma mañana en Rubí y Castellbisbal

El exnúmero 2 de la Policía Nacional en Catalunya asesina a tiros a su pareja y a su exmujer en Rubí y Castellbisbal, y luego se suicida

Un comisario de Policía condecorado y con 44 años de servicio: el presunto autor del doble crimen machista

Minuto de silencio este miércoles en Rubí.

Minuto de silencio este miércoles en Rubí. / Victoria Rovira

Olga Pereda

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Juan Fortuny de Pedro, comisario de la Policía Nacional condecorado, exnúmero dos del cuerpo en Catalunya y jubilado el año pasado, mató a tiros este martes en Rubí a Pilar Muñoz, su pareja (todo apunta a que ella le había anunciado su intención de romper). Después, condujo hasta Castellbisbal y tiroteó, en su casa, a Maria Àngels, su exmujer. Acto seguido, se suicidó con la misma arma.

El doble crimen machista cometido en un breve lapso de tiempo, un caso inédito, ha vuelto a encender todas las alarmas. La respuesta a la pregunta de por qué lo hizo y por qué nadie pudo prevenir semejanza atrocidad o, al menos, detectar algún síntoma del calvario previo que sufrieron las víctimas es compleja. La investigación policial y judicial deberá esclarecer las circunstancias. Sin embargo, fiscales, forenses y especialistas en violencias machistas aportan claves que pueden contribuir a contextualizar el doble crimen.

Un caso sin precedentes

Desde que se realizan estadísticas en España, no hay precedentes de un doble crimen machista el mismo día. Miguel Lorente, forense y exdelegado del Gobierno contra la violencia machista, recuerda que, en 2001, un hombre mató a su pareja en Salamanca. Nueve años antes, el agresor había asesinado también a otra pareja anterior, crimen que fue castigado con pena de cárcel.

"El agresor era policía, una profesión que todavía tiene mucho machismo en su interior"

— Violeta García, psicóloga especialista en violencias y miembro de AADAS

Poder y control

Fortuny pertenecía a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, profesionales que, se supone, tienen la tarea de cuidar a la gente y salvaguardar su integridad. No solo era policía. Llegó a ser el número 2 de la Policía Nacional en Catalunya, cuerpo en el ingresó en 1977. ¿No resulta sorprendente que un asesino sea, precisamente, agente policial? “A mí no me ha sorprendido. Conozco a muchísimas mujeres policía que han sido agredidas sexualmente por sus compañeros de trabajo”, afirma Violeta García, psicóloga especialista en violencias y miembro de AADAS (Associació Assistència Dones Agredides Sexualment). “Estamos hablando -continúa- de una profesión con mucho machismo en su interior”.

Totalmente de acuerdo se muestra Gemma Altell, psicóloga especializada en violencias y codirectora de la consultora de género G-360. “El agresor no había sido un agente cualquiera, sino alguien con cargo. Un señor de piel blanca y que goza de reconocimiento social. Una persona que ha acumulado mucho poder y no tolera un no”, concluye la experta, que pide realizar investigaciones sobre el número de asesinatos machistas que cometen miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

“Hay maltratadores en todas las profesiones, pero ciertos entornos, como el policial, están muy masculinizados. En esos ámbitos, los hombres están acostumbrados a gestionar el poder”, concluye Alba Alfageme, psicóloga especialista en violencia machista y profesora en la Universitat de Girona.

Imagen del presunto homicida el día de su condecoración

Imagen del presunto homicida el día de su condecoración / El Periódico

Sin denuncias previas

Ser un alto mando policial explica, en parte, por qué no había denuncias previas de maltrato por parte de Pilar y Maria Àngels. “Tienes miedo, es una amenaza real. Sabes que si acudes a la policía, él se va a enterar. No es fácil denunciar a alguien a quien, además, has querido. Para conseguir dar el paso de denunciar, es necesario que las víctimas se sientan arropadas y creídas”, explica Altell.

Fiscal especializada en violencia de género, Susana Gisbert corrobora que para Pilar y Àngels debía ser impensable iniciar el trámite policial. “¿Cómo iban a denunciar a Fortuny? Estarían convencidas de que nadie les creería”, destaca. “¿Quién las iba a creer a ellas si él era un comisario?”, insiste la profesora Alfageme.

De cara a la prevención y la detección de casos de violencia machista, el forense Lorente recuerda la importancia de que los servicios sanitarios, a los que acuden muchas veces mujeres maltratadas con problemas de salud general, como estrés, reciban formación para estar más capacitados de relacionar ese problema concreto con un posible maltrato.

Formación policial en violencias de género

Desde la ley de igualdad de 2005 proliferaron los cursos de formación en violencia machista que reciben los agentes policiales. “Se dedica mucho dinero a esa instrucción, pero no es suficiente”, se lamenta Atell, que revela que sigue habiendo “muchas reticencias” para cursarlos por parte de determinados agentes. “Se necesita formación, no tanta información”, concluye la responsable de G-360.

"Los contenidos de violencia de género se están incorporando a la formación policial, pero esto no va de contenidos teóricos sino de un aspecto socioemocional. En una sociedad machista se construyen las relaciones de pareja desde la relación de poder. Lo que a ellos les parecen bien, a las mujeres también les tiene que parecer bien”, añade Alfageme.

Posesión de armas

“Conozco muchos policías entregados que han salvado la vida de muchas mujeres. Pero [Juan Fortuny] no es el único agente maltratador que también conozco. Es más, alguno usó su arma reglamentaria para cometer el crimen”, subraya la fiscal Gisbert. El asesino de Pilar y Àngels no usó su arma reglamentaria (ya estaba jubilado) pero sí una pistola de su propiedad, otro factor de riesgo en las violencias machistas. “Sería bueno que, además de test psicotécnicos, los dueños de armas sean examinados en lo que a machismo y creencias sobre la mujer se refiere”, añade Altell.

El factor de riesgo de la jubilación

Otro factor a tener en cuenta en el crimen de Pilar y Maria Àngels es el hecho de que su agresor estuviera jubilado. No tanto por la pérdida de rutina y competencia laboral -explica el forense Lorente- sino porque no trabajar implica un cambio considerable en la dinámica vital. “Hay más tiempo de convivencia y, además, la mujer pierde los espacios de autonomía que tenía”, añade.

"Los agresores sienten pérdida de control porque piensan que la mujer es su propiedad. Un crimen no es un impulso, es un pensamiento que se rumia, un bucle mental. No ven más opciones"

— Alba Alfageme, psicóloga especialista en violencia machista

Por qué mató a Pilar y a Àngels

“Los agresores sexuales y de pareja no son monstruos. Son personas ‘normales’ que, además, no se consideran malos. La violencia machista está sustentada en un sistema ideológico, el patriarcado. Ellos consideran que han hecho lo que han hecho porque su mujer les ha provocado y no se ha comportado como lo tiene que hacer una mujer”, precisa la psicóloga y miembro de AADAS García, que tiene grabada a fuego una frase: “La maté porque no era mía”.

El forense Lorente recuerda que en las violencias machistas, un factor de riesgo es la pérdida de control del varón. En este caso, un detonante pudo ser el anuncio de Pilar, su pareja, de que no quería seguir con la relación. “Los agresores sienten pérdida de control porque piensan que la mujer es su propiedad. Un crimen no es un impulso, es un pensamiento que el agresor rumia durante mucho tiempo, un bucle mental. No ven más opciones”, destaca Alfageme.

¿Nadie sabía nada?

Muchos medios están haciendo hincapié en la “impoluta trayectoria profesional” del agresor, una frase que, en este caso, resulta desquiciante. “¿Nadie sabía, de verdad, cómo era este hombre? ¿Nadie conocía la forma en que entendía las relaciones con las mujeres? Es imposible. ¿No será que, en realidad, miramos para otro lado?”, se queja Altell, que pide colaboración desde el entorno de las víctimas y los agresores. “Si ves algo raro, dilo. No pienses que es un asunto privado”, concluye tras recordar el número especializado para atender estos casos en Catalunya: 900 900 120

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