Uno de los más jóvenes

El adolescente rebelde que fue juez con 24 años

Raúl Fernández, que afronta la última fase de su formación al frente de un juzgado de Vigo, superó la oposición tras solo dos años de preparación y compaginándola con el atletismo

El juez Raúl Fernández Guzmán, en la plaza de la Ciudad de la Justicia de Vigo

El juez Raúl Fernández Guzmán, en la plaza de la Ciudad de la Justicia de Vigo / / Alba Villar

Marta Fontán

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Quién le iba a decir a aquel adolescente rebelde que acumulaba suspensos en la ESO para desesperación de sus padres que no demasiados años más tarde conseguiría la proeza de convertirse en uno de los jueces más jóvenes de EspañaRaúl Fernández Guzmán (Villafranca de los Barros, 1998) aprobó la oposición a la carrera judicial con 24 años de edad y tras solo dos de preparación. Todo un logro teniendo en cuenta que el tiempo medio para superar los tres duros exámenes ronda los cinco años y la edad de los aspirantes cuando logran el aprobado se sitúa en los 29. Este joven, que además compaginó el estudio con el atletismo compitiendo por toda España en la élite de este deporte de la mano de su club de toda la vida, el extremeño Capex, está a día de hoy y con 25 años en su última etapa formativa antes del solemne acto de entrega de despachos que se celebrará ante el rey Felipe VI. Al frente desde julio del Juzgado de Instrucción 2 de Vigo como juez sustituto, su sueño, una vez sea titular de su propio juzgado, sería quedarse en Galicia, a donde se vino tras conocer a su actual pareja, la ponteareana Alba Fernández Carrera, ella destinada en Tui, en la Escuela Judicial de Barcelona: “Me convenció para venir y no puedo estar más contento”.

“De adolescente tuve una época rebelde en la ESO, hice bastante el cafre. La de veces que estuve castigado sin teléfono móvil, sin salir...”, recuerda. Pero pronto enderezó el rumbo. Sacó Bachillerato con matrícula de honor y superó con éxito la carrera en la Facultad de Derecho de Sevilla. Ya antes de acabarla tenía claro que iba a opositar. Hijo de celadora de hospital y de camarero, consciente del esfuerzo económico que supondría para sus padres los años de estudio que tenía por delante, durante todo un verano trabajó “de feria en feria” con su familia para al menos ahorrar para la preparadora, una fiscal sevillana ante la que iba una vez a la semana a “cantar” los temas.

Dudó entre opositar a juez o a inspector de la Policía Nacional, pero se decantó por la opción A y empezó a preparar los exámenes en octubre de 2020: “No quería encerrarme, me lo tomé como un trabajo; estudiaba entre seis y ocho horas al día y dedicaba otras dos a los entrenamientos de atletismo en la especialidad de salto de longitud con el Capex, el club de mi pueblo, que estaba en División de Honor”. El deporte, lejos de ser un hándicap, fue su mayor ayuda. “No solo me obligaba a tener disciplina diaria, sino que ir a entrenar, junto a despejarme, me causaba un cansancio físico que aliviaba el cansancio mental del estudio”, afirma.

¿Estoy en el camino correcto? ¿Darán sus frutos estos años de estudio? A Raúl se le pasaron estas ideas por la cabeza. Junto a esa “inseguridad”, otra sensación “dura” era ver como todo su entorno accedía al mundo laboral y “progresaba en la vida” mientras él estaba en la misma posición que cuando “tenía 13 años”. “Aunque trabajé para pagarme la preparadora, había más gastos y seguía dependiendo de mis padres, de su paga, vivía bajo su sustento...”, reflexiona. Pese a los lógicos miedos, estaba “mentalmente” preparado y, más que en la dureza de la oposición, se enfocó en el objetivo, en lo que quería lograr.

Exámenes

Y lo logró. El 20 de febrero de 2022 aprobó el primer examen, el tipo test, para el que debía llevar preparados 285 temas. La siguiente meta era el primer examen oral, que superó el 23 de julio del mismo año tras estudiar otros 185 temas. Allí, en el “intimidante” Tribunal Supremo y ante siete examinadores, controló los nervios y “cantó” los cinco temas que le tocaron en 58 minutos, casi rozando el tiempo perfecto, que debe ser de una hora exacta.

Ya solo quedaba la segunda prueba oral, la definitiva. Pero solo tenía cuatro meses para aprender la literalidad de los 143 temas restantes. Parecía imposible y su preparadora, de hecho, le aconsejo estudiar solo el 80% y apelar a la “suerte”. Pero él fue a por todas. Esa sí fue una época dura: “Acabé estudiando entre 14 y 16 horas diarias y llegaron los efectos secundarios de la oposición: por las noches tenía que dormir con una serie puesta porque si estaba en silencio escuchaba los latidos de mi corazón o me ponía a repasar los temas mecánicamente en la cabeza”.

Y llegó el 23 de noviembre de ese 2022. Y solo dos años después de empezar a estudiar, aprobó la oposición. “Empecé el examen pensado que estaba suspenso al ver los aspavientos de un miembro del tribunal y acabé con la piel de gallina al sentir que lo estaba haciendo genial; clavé el tiempo, recité los cinco temas en una hora exacta”, afirma. Cuando le dijeron que había aprobado no se lo creía: “Nadie se lo creía; la gente confiaba en mí, pero llevaba tan poco estudiando... Fue como si me quitaran una gran piedra de encima. Sentí tranquilidad. Pensé: ‘Ya no soy una carga para mis padres, ya pueden dejar de sufrir viéndome en este proceso, ya no tengo que estudiar más, ya tengo trabajo para el resto de mi vida’ Y poder decir eso con 24 años...”.

Cercanía

Otra aspirante y él fueron los más jóvenes de su promoción, la 73ª. Hoy está encantado en el juzgado vigués donde concluirá su formación. Quiere ser un juez cercano en el lenguaje y en las formas.

“No suelo venir con traje y si lo hago es con camiseta y zapatillas. Recuerdo hace poco en el programa Educar en Xustiza que unos chicos de la ESO me vieron con pendiente y preguntaron: ‘¿Pero un juez puede llevar pendiente? En el colegio no nos dejan’. Les dije que sí. Un juez debe venir bien vestido, tratamos temas serios que exigen respeto, pero eso no significa que haya que usar etiqueta”, indica este joven que, por cierto, no ha dejado de lado el atletismo. Tras un parón por las exigencias de la Escuela Judicial, su objetivo es retomarlo en septiembre.

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