Entrevista

Cintia Folgueira, investigadora: “En España se hace ciencia de calidad a pesar de los pocos recursos”

La bióloga y su equipo acaban de descubrir las proteínas que activan el deseo de hacer deporte y publica la investigación en “Science Advances”

Cintia Folgueira, bióloga gallega que acaba de publicar artículo en "Science Advances".

Cintia Folgueira, bióloga gallega que acaba de publicar artículo en "Science Advances". / / CNIC

Mar Mato

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Para una científica publicar una investigación en “Science” o algunas de sus revistas supone un hito olímpico en su carrera. La gallega Cintia Folgueira (Lugo) acaba de lograrlo en “Science Advances” con un equipo liderado por Guadalupe Sabio, formado por investigadoras del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y del CNIO. El estudio ha descubierto varias proteínas que actúan como un interruptor del deseo de hacer deporte, lo que podría ser clave en el futuro en la lucha contra la obesidad.

¿Llevaban mucho tiempo detrás de esta búsqueda?

Sí, el grupo lleva varios años trabajando en estas proteínas, la p38 alfa y p38gamma, que se activan por estrés y se encuentran en los músculos.

¿Qué han descubierto?

Vimos que, después de hacer ejercicio, los voluntarios presentaban una mayor activación de una de estas proteínas, la p38gamma. Empezamos a investigar qué pasaría en ratones con esta proteína. Descubrimos que en los ratones cuando hay más presencia de esta p38gamma, los roedores se mueven más de manera voluntaria. Cuando los alimentábamos con una dieta rica en grasa, presentaban menos peso corporal y menos depósitos de grasa en el hígado. Es decir, presentaban un mejor metabolismo.

¿Analizaron esto mismo en los humanos?

No, con los humanos, colaboramos con un grupo de Canarias y otro de León para ver cómo estas proteínas actúan en el músculo. También vimos que juntas liberan otra proteína, la interleuquina 15. Esta también está involucrada en el interruptor del control del ejercicio.

Pero, ¿cómo operan?

El músculo libera la interluquina 15 a la sangre. Vimos que tanto en humanos como en ratones, después de hacer ejercicio está activada. Esta proteína, una vez liberada a la sangre, llega al cerebro. Allí, actúa en la corteza motora que es la que controla el movimiento. Todo este conjunto es lo que controla las ganas de moverse. Así, la interleuquina 15 está más presente en la gente que practica deporte. Sin embargo, las personas obesas tienen reducida su presencia en sangre.Haría falta aumentárselas de alguna manera para que crezcan las ganas de hacer deporte en ellas y disminuir así el peso corporal.

¿Qué importancia tiene el hallazgo?

Quizás se podría desarrollar un fármaco derivado de esta proteína interleuquina 15 para suplementar a las personas con déficit de ella.

¿Va a seguir la investigación?

Sí, nos gustaría crear un fármaco derivado de esta proteína para que se puedan beneficiar las personas con obesidad o diabetes y estudiar un poco más qué tipo de ejercicios se pueden pautar. Así, los entrenadores pueden realizar un programa más específico dependiendo de los niveles de interleuquina 15 en la sangre.

¿Cree que en los centros de Primaria e institutos deberían fomentar aún más el ejercicio entre los niños y adolescentes?

Pienso que sí;la obesidad es una enfermedad multifactorial y sería importante fomentar el entrenamiento entre los niños. Hay que recalcar que la obesidad es una dolencia que ha devenido en pandemia. Muchas veces nos olvidamos de esto reduciéndola a algo físico cuando lo importante realmente es que esas personas presentan muchos problemas metabólicos.

¿Qué supone para usted que esta investigación haya sido publicada en “Science Advances”?

Para mí es muy importante porque es algo en lo que llevo trabajando desde 2020 cuando me incorporé al grupo de Guadalupe Sabio. Estoy realizando mi etapa postdoctoral en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares después de realizar en Santiago de Compostela mi tesis doctoral. Esta publicación es muy relevante de cara a mi futuro científico.

¿Tomó de buena gana la decisión de marchar a Madrid al Centro de Investigaciones Cardiovasculares o hubiera preferido quedar en Santiago?

Yo quería continuar investigando. Es muy importante la movilidad, no quedarte estancada, salir de la zona de confort. A nivel personal, yo prefería quedarme en España. Pienso que en España se hace ciencia de calidad a pesar de los pocos recursos que tenemos. Quería encontrar un buen grupo en un centro de referencia para seguir mi camino e intentar volver a Galicia”.

Imagínese que fuera conselleira o ministra o que pudiese hablar con los titulares de la cartera de ciencia e I+D+I, ¿qué les diría?

Si con los pocos recursos que tenemos en España somos capaces de sacar adelante trabajos como este, que salen publicados en revistas tan prestigiosas como “Science Advances”, si tuviéramos más dinero conseguiríamos mucho más. Les pediría que no tomen los proyectos a corto plazo porque las investigaciones científicas necesitan tiempo. Por ello, no se pueden finciar a dos, tres o cuatro años porque lo importante es la continuidad.

¿Y debería haber más inversión para que la gente tenga un mejor acceso a instalaciones deportivas y a practicar deporte?

Sí porque en la sociedad no somos conscientes del problema real con la obesidad. Debería estar involucrada mucha gente. No solo los investigadores básicos, también los médicos, endocrinos y otro personal sanitario como psicólogos, entrenadores físicos.

¿Desde pequeña siempre quiso ser científica?

Sí, siempre quería saber cómo eran las cosas por dentro, cómo funcionaban. Por eso estudié Biología en la Universidade e Santiago. Me interesaba la parte molecular, las reacciones químicas de nuestro organismo.Después hice el máster de neurociencia. De hecho, mi tesis en la USC fue sobre señales en el cerebro, en el hipotálamo, que intentaban controlar el peso corporal. En breve, vuelvo a Santiago al Instituto de Investigaciones Sanitarias.

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