Daños en Formentera

Importantes destrozos en los locales de la zona de ses Illetes en Formentera por la dana

Varios establecimientos de la zona del Parque Natural más afectada por el temporal sufren serios desperfectos provocados por las fuertes rachas de viento

La terraza del restaurante Es Molí de Sal desapareció por la fuerza del temporal

La terraza del restaurante Es Molí de Sal desapareció por la fuerza del temporal / GERARDO FERRERO

Pilar Martínez

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El destrozo que la tormenta que ayer azotó a Formentera era evidente y llamativo en la costa por la gran cantidad de barcos varados en la arena o entre las rocas. Pero la acción destructiva de la depresión atmosférica aislada en niveles altos (DANA) que impactó sobre la isla se hizo sentir también en tierra, en los establecimientos situados en la zona del Parque Natural.

Así, el conocido restaurante Es Molí de Sal sufrió la terrible embestida de las ráfagas de viento de más de 100 kilómetros por hora que arrancaron de cuajo todo el techado y las ventanas que conformaban su característica terraza con espectaculares vistas sobre el mar y es Vedrà.

El propietario contaba ayer que, junto a sus trabajadores, tuvieron que refugiarse en los lavabos del establecimiento, un lugar que no resultó del todo seguro ya que la campana extractora de la cocina salió volando e impactó sobre el techo de otro de los baños, originando un tremendo boquete.

También unos aseos públicos instalados cerca del restaurante se desplazaron un par de metros hacia atrás y quedaron destrozados entre las sabinas.

En la zona de sa Sequi, justo frente a varios de los veleros embarrancados, el establecimiento Cala DUO, que ha abierto sus puertas este verano, también sufrió las consecuencias de su privilegiada localización. A media mañana de ayer, su personal se afanaba en recoger los restos de la terraza, que habían quedado diseminados por los alrededores. A pesar del caos, varias de las personas que tuvieron que abandonar sus embarcaciones varadas en esta zona con lo puesto aseguraron a este diario que los trabajadores, antes de intentar volver a poner en pie las instalaciones, les ayudaron como pudieron.

También se mostraba agradecida por la ayuda de la gente Ana, procedente de Vinaroz, cuyo barco, el ‘Nova II’, se salvó «por los pelos, porque el capitán, viendo el panorama, puso rumbo mar adentro». Esta mujer y una amiga habían intentado llegar hasta el puerto de la Savina con una auxiliar de su embarcación para informarse sobre la llegada de la tormenta, pero a mitad de camino el viento las arrastró hasta la orilla, donde pasaron «el chaparrón» y acabaron empapadas.

En el cercano establecimiento Beso Beach las acogieron, les ofrecieron un café e incluso les dieron algo de ropa seca. «El personal ha sido súper amable y cariñoso, el local ha quedado destrozado, solo les ha quedado la cocina, y menos mal, porque yo estaba helada, me castañeteaban los dientes y me ha venido genial el café», contaba Ana .

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