Naufragio

El arponazo sin fin del 'Argos Georgia'

Los cadáveres de los tres peruanos llegarán el domingo a Lima y el lunes lo harán a A Coruña los de los tres gallegos: "Llevamos así casi un mes, la impotencia es muy grande"

El palangrero “Argos Georgia”, en aguas antárticas, en una imagen de archivo.

El palangrero “Argos Georgia”, en aguas antárticas, en una imagen de archivo. / REDACCIÓN

Lara Graña

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La señal de la radiobaliza EPIRB 406Mhz (megahercios) del Argos Pereira retumbó el 22 de julio a las 14:11 horas en el Centro Coordinador de Búsqueda y Rescate (MRCC) de Ushuaia, al sur de Argentina. Activado por la pronunciada escora o por haber sido accionado manualmente, el dispositivo advertía de la precaria situación del palangrero, propiedad de la empresa mixta (o joint venture) Argos Froyanes. Los trabajos a bordo con bombas de achique no dieron resultado: a las 16:23 horas, 132 minutos después, los 27 miembros de la dotación procedían a abandonar atropelladamente el buque. Pasaron horas en las balsas, los que pudieron llegar a ellas, con sus familias a ciegas, sin línea de comunicación oficial con la armadora. Al silencio le siguió la desidia, y luego el terror, hasta que el miedo tomó bifurcaciones: hacia el alivio de saber de un familiar a salvo, al arponazo de llorar a un muerto o la desesperación por los que no han aparecido. Y con una condena común que permanece: el de la condena al proceder de la empresa o las autoridades británicas. Para cuando a Perú o Galicia lleguen los cadáveres de seis fallecidos en el naufragio habrán pasado 27 y 28 días, respectivamente. “Llevamos así 24 días. A mi tío lo traerán casi un mes de fallecido”, lamenta una familiar de Luis Avilés Calle, conocido como Popi, al teléfono desde Lima.

Los supervivientes del siniestro –fallecieron nueve tripulantes y cuatro continúan desaparecidos– llegaron el 28 de julio a Santiago a bordo de un Airbus A330 del Ejército del Aire. Pero los fallecidos –Santiago Leyenda Amoedo, César Acevedo Durán, Antonio Barreiro Torea, César Paredes Aspajo, Geraldo Rodríguez Aspajo y Luis Avilés Calle– todavía saldrían de Malvinas (o Falkland) el día 30. No fueron trasladados en un avión charter, sino en el vuelo regular semanal que el Gobierno británico tiene contratado con la compañía Air Tanker que conecta los aeropuertos de Mount Pleasant (Falkland) y Brize Norton (condado de Oxfordshire). El Argos Georgia tenía bandera de Santa Elena, Estado que delegó la investigación en Reino Unido –en la Marine Accident Investigation Branch (MAIB), homóloga de la Ciaim española–, que a su vez eligió el John Radcliffe Hospital para realizar las autopsias. Sin mantener comunicación directa, aseguran las familias, sobre los plazos para poder repatriar los cuerpos. “Un abandono, una vergüenza”, comparte el familiar de uno de los fallecidos gallegos.

Y hay más. “No sabemos si la empresa asumirá los gastos del sepelio. En el contrato de trabajo que firmó mi tío lo dice”, abunda la sobrina de Luis Avilés. “Pero ahora la empresa se pelotea y no nos dan respuesta”. FARO contactó este miércoles con la sociedad armadora, vía correo electrónico y a través de media docena de directivos, para conocer si asumirá los gastos del entierro, pero no obtuvo respuesta de ninguno de ellos. La última comunicación pública de Argos Froyanes es del 27 de julio, cuando emitió una nota de condolencias y agradecimiento a las autoridades malvinas, españolas y a las armadoras –como Polar Seafish, participada por la canguesa Moradiña– que acudieron al rescate del pesquero.

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Será en la casa de los abuelos, en Lima, donde se realice el velatorio de Luis Avilés Calle (Popi), en la tarde noche de este domingo. Su cadáver fue recuperado tras el naufragio. También el de Geraldo Rodríguez Aspajo, pero no así el de César Paredes Apajo. Los dos últimos son hermanos por parte de madre, según han apuntado desde el entorno de su familia. Naturales del distrito de Santa María, uno de los doce que conforman la provincia de Huaura, ambos ejercían como marineros en el Argos Georgia. César residía en Montevideo, la colectividad peruana de Uruguay ya celebró una misa en recuerdo de los tres el mismo 22 de julio.

En la tragedia del Villa de Pitanxo, que naufragó el 15 de febrero de 2022 en NAFO, también la tragedia se cebó con una misma familia de ascendencia pernuana: fallecieron entonces Daniel More Valladares y su sobrino Diego More Vega, así como Edwin Córdova Salinas, sobrino político del primero. El cadáver de Edwin, padre de cuatro niños, nunca apareció.