Amenaza creciente

El alga asiática también se acerca a Catalunya por norte y sur: "Si se convierte en invasora, estamos vendidos"

A día de hoy, esta especie procedente de Japón no supone aún un problema medioambiental ni de salud pública, pero ya se ha detectado en Llançà y los agentes rurales han puesto en marcha un plan de vigilancia

Pocas algas y demasiados erizos: los desiertos submarinos avanzan en el Mediterráneo

El alga asiática invade el fondo marino español

El alga asiática invade el fondo marino español / Fabio Blanco Murillo

Guillem Costa

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El alga asiática (Rugulopteryx okamurae) es una especie procedente de Japón y Filipinas que en los últimos años se ha expandido por las costas españolas. Empezó a avanzar desde el estrecho de Gibraltar y se ha observado en la costa andaluza, tanto en la parte atlántica como en la mediterránea.

En algunos lugares, ha provocado problemas en el ecosistema marino y también a las personas que pretenden disfrutar de las playas, porque se acumula sobre la arena y se pudre. Catalunya, de momento, está lejos de esta situación. "Lo que hemos localizado hasta la fecha no es un problema, se trata de una alga exótica pero aún no actúa como invasora", afirma Enric Ballesteros, investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC).

"Sin embargo, el escenario puede cambiar en poco tiempo", advierte el científico, cuyo grupo de trabajo lleva más de 30 años analizando la colonización de las especies exóticas marinas.

Ostricultura en Francia

El pasado mes de julio, las alertas saltaron cuando se detectó el alga asiática en el puerto de Llançà (Alt Empordà). "Llegó desde el norte, procedente de la zona del golfo de Marsella", precisa Ballesteros. ¿Y cómo pasó de ser una especie asiática a reproducirse en el Mediterráneo? "El alga estaba pegada a las conchas de ostras japonesas que se empezaron a criar en el lago de Thau, en el sur de Francia", cuenta el experto.

El estanque de Thau y la montaña de Sète, desde Bouzigues.

El estanque de Thau y la montaña de Sète, desde Bouzigues. / El Periódico

"De ahí pasó al mar, porque enseguida crece de forma desmesurada", añade. Los restos del alga asiática se pega a las embarcaciones y a las cuerdas. "Una de las hipótesis más probables es que acabara en el puerto de Llançà a través de esta vía", sostiene Ballesteros.

Los agentes rurales han puesto en marcha un protocolo de vigilancia para detectar esta alga en más puntos, antes de que la invasión sea preocupante. No obstante, Ballesteros avisa de que es muy difícil actuar: "¿Qué podemos hacer si se expande? Nada. Estamos vendidos".

Doble amenaza

En Catalunya, el alga ha llegado desde el norte, pero también puede aparecer en el sur, puesto que ya se ha observado en alicante. "En algunas regiones es causa dificultades socioeconómicas graves, porque complica el turismo y la pesca, además de ser un problema para la salud, cuando el alga se acumula y eutrofiza el agua", dice Ballesteros.

"Cuando se rompe se regenera de forma rápida y no tiene depredadores naturales", detalla. En Catalunya se han dedicado ya unos 2 millones de euros a la detección de especies invasoras. Otra alga destacada es la Womersleyella setacea, que invade zonas de más de 20 metros de profundidad formando una alfombra que ahoga el resto de la biodiversidad.

Agentes rurales realizan controles en el Alt Empordà.

Agentes rurales realizan controles en el Alt Empordà. / Agents Rurals de la Generalitat

En algunos casos, peces como las salpas (unos superherbívoros submarinos) se han acostumbrado a alimentarse de ciertas algas exóticas como la Caulerpa cylindracea, que ha colonizado algunos puntos de las islas Medes.

"No sabemos si, en un futuro, las salpas u otras especies se alimentarán de Rugulopteryx okamurae, pero sería una de las posibles soluciones naturales", considera el investigador. Cabe mencionar que las salpas y los otros peces herbívoros también necesitan tener depredadores, para no convertir el ecosistema marino en un desierto o un blanquizal sin vegetación.

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