Toros

Víctor Carrasco, el cura torero que mantiene viva su afición por las plazas de España

Ha saltado a los ruedos en varias plazas de toros de España

Víctor Carrasco, el cura torero

Víctor Carrasco, el cura torero / / Víctor Carrasco

Antonio Muñoz

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Se llama Víctor Carrasco y es un sacerdote muy conocido en el mundo taurino. Desde joven tuvo claro su vocación por ser párroco pero también tuvo en mente que no iba a dejar de lado su otra afición: la tauromaquia.

En la actualidad, este joven extremeño, nacido en Herrera del Duque, es el párroco de Garlitos, El Risco y Capilla, tres localidades de Extremadura. Víctor no recela de sus aficiones y cada vez que puede aprovecha para ponerse delante de los toros en las diferentes capeas que asiste. La última vez ha sido esta mañana en el municipio de Herrera del Duque (Badajoz).

Allí, Víctor se ha enfrentado a un novillo eral de la ganadería de Piriz. Le ha recetado una decena de muletazos por bajo desde el tercio ganándose la ovación del público. No es la primera vez que lo hace, ya que Víctor asiste cada vez que puede a diferentes tentaderos con el grupo de Aficionados Prácticos de Extremadura.

Su experiencia en Ciudad Rodrigo

El pasado mes de enero saltó a torear en el Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo. En estas capeas van saltando espontáneos desde el tendido. Allí estaba el párroco esperando su turno para dejar a todos atónitos.

Sin ningún tipo de complejos, salió a torear con la sotana en el cuerpo, el capote en las muñecas y su afición en el corazón. No le gusta que le llamen cura torero porque "los toreros son los que se ponen delante, los maestros", él simplemente lo hace como aficionado taurino para matar el gusanillo. Un veneno que le entró desde pequeño y le mantiene vivo. Porque Víctor lo sabe, el toreo le llena de ilusión cada vez que se pone delante.

"Salió a torear con la sotana en el cuerpo, el capote en las muñecas y su afición en el corazón"

Como él mismo reconoce, el público de las plazas se sorprende cuando lo ve con la sótana y con la muleta en la mano. Pero, la valentía y la afición de Víctor supera todos los obstáculos y los estereotipos. De esta forma, el joven párroco se está ganando el cariño de los aficionados taurinos en cada plaza que pisa. Sus dos pasiones, la iglesia y los toros, siempre irán de la mano de este extremeño enamorado de las ilusiones que mantiene intactas desde pequeño.

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