Investigación

Recuperar fosfatos del pis: el proyecto gallego que la Unión Europea hará ley

Estas sales son un recurso no renovable y de procedencia exterior que podría agotarse

Juan Manuel Garrido y su equipo desarrollaron la forma de recuperarlo en depuradoras

Planta a escala de cristalización de estruvita en Guillarei (Tui)

Planta a escala de cristalización de estruvita en Guillarei (Tui) / | // CRETUS

Patricia Casteleiro

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El consumo de vegetales o la limpieza de la ropa son acciones tan rutinarias que rara vez se para uno a pensar en cómo llegaron los productos que lo posibilitan al supermercado, ni vivimos con miedo a que dejen de aparecer en las estanterías.

La producción de fertilizantes y detergentes requiere echar mano del fósforo, un recurso no renovable que se está agotando en Europa. La agricultura necesita este componente para funcionar y cada vez se acerca más su fecha de caducidad.

Actualmente, para obtenerlo se recurre a países extracomunitarios como Marruecos, Siria, Estados Unidos o China, que cuentan con el 99% de las pocas fuentes de fosforita existentes. Sin embargo, además de la dependencia exterior para conseguirlo y, según apuntan algunas estimaciones, la roca podría agotarse en los próximos 50 o 100 años.

La gravedad del asunto es obvia. La presencia de fósforo es fundamental para los campos de cultivo, es un recurso no negociable para la vida.

La Unión Europea, que no es ajena a esta carencia, declaró a los minerales de fosfato como un material estratégico y puso en marcha una serie de políticas de aprovechamiento. Además, está en vías de aprobar una ley que obliga a las grandes empresas de tratamiento de aguas a buscar la manera de recuperar estas sales en aguas residuales.

Precisamente en Galicia nació la idea pionera. El investigador de la Universidade de Santiago (USC) Juan Manuel Garrido coordinó un equipo de trabajo –en el que también estaba la profesora de la Universidad Adolfo Ibáñez de Santiago de Chile Dafne Crutchik– para desarrollar un método con el que reducir la dependencia foránea gracias al reciclaje. El equipo descubrió la fórmula para extraerlo de las aguas residuales y emplearlo como sustancia útil.

“Si queremos mantener producciones agrícolas elevadas hay que fertilizar las plantas con nutrientes, entre ellos, el fosfato”, explica Garrido. “Es un recurso no renovable que se encuentra en las minas de otros países”, añade. Sin embargo, dado que aquí carecemos de ellas, el grupo de Garrido llevó a cabo la idea de recuperar el mineral a través de las aguas residuales. “El fósforo se asimila con los alimentos, que son consumidos por los seres humanos y en nuestras heces y orines, va la totalidad del fósforo que ingerimos”, indica.

La estrategia para llevar a cabo este proceso le valió a Garrido el premio de la Real Academia de Ciencias. Consiste en recuperar fosfatos como un mineral denominado estruvita. “Se puede recuperar el mineral puro en ciertas corrientes que están presentes en las grandes depuradoras de aguas residuales, de aquellas que tienen un aprovechamiento energético de sus lodos”, afirma.

En las depuradoras entran aguas residuales o contaminantes. Una parte son sólidos, que se separan, y otra da lugar, después de un proceso biológico, a lodos biológicos.

“Todos estos lodos contienen gran parte del fósforo que se ha separado de las aguas residuales y en las grandes depuradoras se someten a un proceso llamado digestión anaerobia, donde se destruye para dar a un biogas con alto contenido en metano. Pero de aquí también resulta una corriente líquida muy enriquecida en fosfatos”, explica el profesor. “Con concentraciones tan elevadas, desde el punto de vista químico es fácil hacer una recuperación de fosfatos con estruvita”, añade.

Los pioneros en recuperar estas sales fueron los japoneses en los años 90 pero nunca exportaron su tecnología. A principios del milenio, grupos de Europa y de Estados Unidos, desarrollaron otras estrategias. Ahí es donde se adscribe el equipo de Garrido.

Su propuesta tiene licencia y fue adquirida por Aqualia. Además, está capacitada para ser competente con otras empresas que utilizan otras tecnologías.

La empresa tiene dos plantas en España en las que es posible realizar la recuperación de fosfatos: una en Guillarei (Tui) y otra en Andalucía.

“La idea de Aqualia es recuperar la estruvita si llegase a ser obligatorio por ley o si fuese rentable”, indica.

Una vez que se implemente la ley que prepara la Unión Europea, con la que será un mandato para las grandes depuradoras recuperar el fósforo, será cuando la idea de Garrido juegue un papel relevante. “Es importante tener las estrategias necesarias para no dejar de ser competitivos en el futuro”, apunta.

La ley fue validada por el Parlamento Europeo en abril y queda que la Comisión Europea dé su visto bueno final. A partir de ahí, los países tendrían que traducirlo a su ordenamiento jurídico. Para el cumplimiento se fijan fechas como 2035 y 2040.

Al margen del futuro legislativo, ya ha habido interés económico en implementar la tecnología de recuperación de estruvita en algunas de las grandes plazas que están operando a día de hoy.

Cómo se extrae

“Es pura química”, señala Juan Manuel Garrido. “Después de la digestión anaeróbica de los lodos que se realiza en el agua y de la separación que se aplica, obtenemos los escurridos, que contienen mucho fósforo y amonio. A estos se les añade sal de magnesio”, explica. Este grupo de trabajo propone además emplear una sal de magnesio que se produce en Galicia, eficaz y de bajo coste. “La clave de la patente fue tener un productor local con precios competitivos, y eso es lo que le gustó a Aqualia”, indica. “Magnesita de Rubiá” es la compañía que posibilita la precipitación a un coste razonable.

Además, otra de las ventajas del proceso, es que el mineral de estruvita tiene elementos metálicos en concentraciones muy bajas y muy inferiores a las de los fertilizantes comerciales que se emplean en la agricultura. “Se han hecho pruebas agronómicas y todos los informes señalan lo mismo: la estruvita es un fertilizante de fósforo tan bueno o más que el fertilizante comercial”, añade.

El proyecto de Juan Manuel Garrido y su equipo comenzó en 2009 con gran visión de futuro, cuando no había legislación europea ni se hablaba del agotamiento del fosfato. Ahora, casi 15 años después, se erige como un proyecto fundamental para el negocio de grandes compañías y de la agricultura.

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