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El ombligo está en el centro: la moda entre los 'outfits' de los jóvenes

El "outfit" de los festivales ya no se concibe sin enseñar la cicatriz del vientre, pero no siempre fue así, al considerarse un punto tan cercano a lo prohibido como a lo sagrado

Shakira, un icono que hace años que enseña ombligo.

Shakira, un icono que hace años que enseña ombligo. / / D. C.

Luis Alberto Fernández

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Son muchos los colegios que entre sus normas de convivencia subrayan la importancia de que el alumnado vista de forma correcta y decorosa, prohibiendo las prendas rotas que adivinen la ropa interior y los pantalones o los tops muy cortos. Se intenta frenar así, al menos en las aulas, ese ímpetu adolescente por querer expresarse, marcar territorio y ser "aceptado" a través de algo tan cotidiano como la forma en la que se presentan ante los demás. Un freno que en verano desaparece, y solo hay que echar un vistazo a los "outfit" de los festivales, sin ir más lejos.

La pertenencia al grupo y la validación entre iguales, muy relevantes en estas etapas (las chicas tienen un desarrollo más precoz), suelen conseguirse reproduciendo los estilos adoptados por la mayoría que, en la actualidad, están muy influenciados por los virtuosos de las redes sociales, las estrellas de la música y la televisión. Así, las protagonistas de series como la española "Élite" o la estadounidense "Euphoria" han conseguido que legiones de jóvenes luzcan su ombligo, hasta en invierno, o lo ensalcen con tatuajes o pírsines, para desdicha de progenitores.

Esta tendencia no es un tema baladí, pues comprende un sinfín de matices sensuales y simbologías cósmicas (el ombligo como centro del cuerpo humano, del mundo y del universo) que convierten a esta cicatriz situada en medio del vientre, entre el pecho y el pubis, en un asunto muy interesante.

¡Vayamos por partes!

El estudio antropológico publicado por el doctor italo-mexicano Gutierre Tibon en 1979, con título "El ombligo como centro erótico" permite conocer que su connotación sexual ya procede de tiempos remotos: "El ombligo es místico y sensual, casto y carnal [...] centro desde el cual ha sido nutrido el ser humano en su existencia prenatal, se equipara con la matriz". El "Cantar de los cantares" (Antiguo Testamento) es el primer documento literario que lo asocia con la belleza: "Tu ombligo es un ánfora redonda, donde no falta el vino". Este significado también se advierte en el "Kama-sutra" y en algunos de los cuentos y leyendas medievales de "Las mil y una noches".

Desde la "Venus de Willendorf", con mas de 20.000 años de antigüedad, pasando por la "Venus de Milo", el "Nacimiento de Venus" de Botticelli, "La maja desnuda" de Goya o algunos de los desnudos del fotógrafo Robert Mapplethorpe, la historia del arte ha evidenciado esta pequeña parte del cuerpo como zona erógena (su veneración excesiva se denomina alvinofilia).

No es de extrañar que en determinadas épocas conservadoras se prohibiera su exposición en público. La primera censura oficial en España se estableció en 1937 y su afilado aguijón se sintió hasta el Real Decreto de 1977, que puso fin a la censura cinematográfica en nuestro país. Al otro lado del Atlántico, el "Motion Picture Production Code", conocido como "código Hays" (se aplicó de 1934 a 1968), determinaba lo que se podía ver de las producciones americanas en la pantalla, advirtiendo: "las exhibiciones están prohibidas. El ombligo también". Algo parecido sucedió en el ámbito televisivo, pues al tirar de hemeroteca descubrimos que los productores de la telecomedia "I dream of Jeannie" (1965-1970), en la que Bárbara Eden aparecía vestida con un audaz disfraz de "genio" de la botella, trataron por todos los medios de disimular su ombligo. Sin embargo, Yvette Mimieux logró burlar este precepto en su participación estelar como surfista (fue portada de la revista "Life" el 25 de octubre de 1963) en uno de los capítulos de la serie "Dr. Kildare" (1961-66).

Menos subterfugios se utilizaron en "The Sonny and Cher Comedy Hour" (1971-74 y 1976-77) y "The Cher Show" (1975), espectáculos de variedades que convirtieron a Cher en un icono mundial y en la creadora de un estilo único y transgresor en el vestir, que mostraba ya el ombligo sin ningún tipo de rubor.

Para la historia de la moda quedaran los conjuntos que Bob Mackie le diseñó para los Premios "Oscar" de 1986 y 1988, año en el que fue premiada como mejor actriz por "Hechizo de luna" (Norman Jewison, 1987). No podemos obviar el revuelo que causó Raffaella Carrá en 1970, al cantar "Ma che música maestro" en "Canzoníssima", un famoso programa de la RAI; todavía fue mas escandaloso, un año después y en el mismo programa, su performance junto al actor Alberto Sordi con el "Tuca Tuca". En ambas no pasaron inadvertidos sus originales tops.

Pioneras como las nombradas y otras muchas vinculadas al cabaret y las varietés, abrieron la puerta a Carrie Fisher en la película "El Retorno del Jedi" (Richard Marquand, 1983) y a estrellas como Madonna, Britney Spears, Shakira y Lady Gaga.

Hasta algunos artistas masculinos como Kid Cudi, Harry Styles, Bad Bunny, Troye Sivan y Lil Nas X, sienten devoción por las camisetas muy cortas, como los Ramones en los 70’s, Prince en los 80’s y Tony Ward en la película "Hustler White" (Bruce La Bruce y Rick Castro, 1996).

A lo largo de la historia han existido danzas exóticas cuyas indumentarias (recordemos las fotografías de la enigmática Mata Hari de principios del siglo XX), ritmos y movimientos visibilizan y exaltan el ombligo sin ambages, e incluso en la ciudad japonesa de Shibukawa se celebra el "Festival del Ombligo".

Pero, curiosamente, existen otras creencias que impiden mostrarlo tan a la ligera. En los Juegos Olímpicos de Tokio (2020), algunas atletas asiáticas corrieron con el ombligo tapado por la convicción de que podían perder su energía o absorber malas vibraciones a través de él.

En definitiva, enseñar o no el ombligo es hoy una cuestión personal que se decide libremente por razones estéticas que tienen que ver con el empoderamiento y lo sensual, culturales y hasta metafísicas; indicativos suficientes que reflejan la trascendencia de este punto tan cercano de lo prohibido como de lo sagrado.

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