Incivismo

Consumidores de alcohol con actitudes agresivas crean tensión en el centro de Manresa

Una decena de personas que se concentran en una plaza a beber todo el día increpa y amenaza a los peatones, denuncian los comerciantes

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Algunos miembros del grupo que consume alcohol en la plaza Sant Domènec de Manresa.

Algunos miembros del grupo que consume alcohol en la plaza Sant Domènec de Manresa. / OSCAR BAYONA

Laura Serrat

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Botellas tiradas por el suelo, peleas continuas y amenazas a los peatones que pasean por la plaza. Este es el escenario que viven los peatones y comerciantes de la plaza Sant Domènec de Manresa, que aseguran estar «hartos» del grupo formado por una decena de personas que consumen alcohol en la plaza y generan «disturbios constantes» que alteran la convivencia.

Regió 7, diario del grupo Prensa Ibérica, ha podido comprobar durante tres jornadas consecutivas que el consumo de alcohol es prácticamente ininterrumpido a lo largo del día y que con frecuencia se producen enfrentamientos entre ellos y actitudes agresivas hacia los vecinos y trabajadores de la zona. La situación lleva meses durando y este verano ha empeorado.

"El problema hace tiempo que dura, pero este verano se ha acentuado con más episodios de altercados en la plaza"

"Existe una tolerancia excesiva de la ordenanza municipal que prohíbe claramente beber alcohol en la vía pública", señala el representante de la asociación de comerciantes de la calle Urgell, Carles Gonfaus, de la óptica Soler. Él es uno de los comerciantes que cada día ve cómo llegan a primera hora de la mañana y piden monedas a las personas que se encuentran por la calle para después ir de compras alcohol. «El consumo es constante, permanecen desde primera hora de la mañana hasta la noche, generando un clima de inseguridad en su entorno y una degradación del espacio público», lamenta.

Este julio la situación ha generado 39 actuaciones por parte de la Policía Local

Se trata de un grupo formado por una decena de personas consumidoras de bebidas alcohólicas que con la llegada del verano hacen más vida en la calle, ocupando los bancos traseros de la fuente que quedan en la sombra, u otros emplazamientos como la plaza de Fius i Palà hasta llegar al Paseo de la República.

"Hay días que me voy del trabajo muy nervioso, porque oigo sus gritos y siempre sufro a la hora de cerrar la tienda"

Los comerciantes explican que, hasta ahora, eran un grupo reducido de media docena de personas que ensuciaban la vía pública, generaban ruidos y molestias a la ciudadanía, pero que ahora se han añadido algunos más de «talante más conflictivo» que son los que han protagonizado peleas, insultos a peatones o intentos de robos. De hecho, a lo largo del mes de julio, han generado 39 actuaciones por parte de la Policía Local.

«Hace poco una de las mujeres que forma parte de este grupo me intentó robar en la tienda», explica la responsable de la mercería Morell, Núria Gusart, quien lamenta que «pese a que la policía intervenga al día siguiente vuelven a estar en el mismo sitio». En la misma línea, Cristina y Laura Blesa, que están al frente de la librería y papelería Rubiralta, aseguran que «el problema hace tiempo que dura, pero este verano se ha acentuado con más episodios de altercados en la plaza". Los comerciantes aseguran que son sobre todo dos mujeres que muestran un talante más agresivo con la gente y temen que el problema se haga más gordo.

El ayuntamiento asegura que está afrontando el problema desde la vertiente policial, social y sanitaria

De hecho, la principal preocupación de los comercios consultados es «la sensación de inseguridad» que se genera en un espacio tan visible y céntrico de la ciudad, hasta el punto de que algunos de los trabajadores aseguran que han dejado de pasar por medio de la plaza por evitar encontrarlos de cara. «Hay días que me voy del trabajo muy nervioso, porque oigo sus gritos desde aquí dentro y siempre sufro a la hora de cerrar la tienda», explica Teresa Creus, del establecimiento de moda Mañana, que añade que hace tres años que abrió la tienda y que desde entonces ha visto cómo «el ambiente se ha ido degradando». Una posible razón del empeoramiento es que bebedores que eran más habituales del Paseo de la República, donde hay bancos y sitios para sentarse y un supermercado que vende alcohol barato, se han trasladado a Sant Domènec.

Por otro lado, también les preocupa la degradación del lugar porque hace imposible que el Centro Histórico se recupere de su declive y sea un lugar agradable para pasear y donde puedan florecer el comercio y la restauración local. «La situación es preocupante, hay gente que por la noche no quiere venirnos a cenar a la terraza por la presencia de este grupo», lamenta la responsable del restaurante Las Vegas, Pilar García, que dice que cada día presencia peleas que a menudo terminan con la intervención de la policía.

Para la mayoría de los comerciantes consultados, lo que hace falta es más severidad para hacer cumplir la ordenanza que prohíbe beber en la vía pública. Si bien aseguran que la policía pasa con frecuencia, consideran que no es suficiente. Gonfaus apunta que «habrían que ser más efectivos para tener una incidencia efectiva en la zona y hacer presión para eliminar el consumo de alcohol», mientras que las propietarias de Rubiralta ponen de manifiesto que, «si no intervienen los servicios sociales para ayudarles , el problema no acabará y simplemente se desplazarán a otro punto de la ciudad para seguir consumiendo».

Respuesta municipal

Consultado por este diario, el Ayuntamiento responde que tienen detectadas entre 8 y 10 personas que en las últimas semanas han generado problemas de incivismo y de convivencia en la plaza Sant Domènec. Fuentes municipales aseguran que se está afrontando la problemática desde una vertiente policial, social y sanitaria.

Desde el punto de vista policial, aseguran que se ha incrementado la presencia de agentes en la zona a fin de hacer cumplir la ordenanza de civismo, que prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública fuera de los espacios habilitados.

Por otro lado, apuntan que se está trabajando conjuntamente con el sistema de Salud para poder abordar las toxicomanías de estas personas y se ha pedido asesoramiento a una entidad especializada en esta problemática.

Desde el punto de vista urbanístico, se están estudiando otras medidas como el aumento de la iluminación o la posibilidad de encontrar nuevos usos para alguna de las zonas.

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