Indicador de salud

La grasa visceral, cada vez más en el punto de mira

Las investigaciones asocian su aumento a una mayor probabilidad de desarrollar numerosas enfermedades, como la diabetes tipo 2 o dolencias cardíacas o respiratorias. Y la lista va en aumento

Uno de cada cuatro jóvenes en España tiene sobrepeso u obesidad

Uno de cada cuatro jóvenes en España tiene sobrepeso u obesidad / EFE

M. González

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La grasa visceral, esa que rodea los órganos vitales –tanto los órganos gastrointestinales como del tejido muscular del corazón–, es una verdadera amenaza y no tanto el número de que refleja la báscula. De hecho, este tipo de grasa está relacionada con el desarrollo de dolencias como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas o respiratorias, incluso alzhéimer y párkinson, entre otras patologías, como el síndrome metabólico o la resistencia a la insulina.

“La grasa visceral es la que se acumula alrededor de los órganos importantes; por tanto, cuanto más se acumule, más aumentan los riesgos”, advierte Sandra Carbó, dietista en Fix Salud y Deporte, clínica deportiva especializada en rehabilitación traumatológica, rendimiento deportivo y alteraciones metabólicas.

“Una dieta muy poco equilibrada, con mucha presencia de grasas de mala calidad, productos procesados como bollería, o productos cárnicos también de mala calidad, acompañada por otros hábitos nefastos como puede ser el tabaco o el alcohol” son los factores que la dietista apunta para una producción indeseada de la grasa visceral. Otros factores, como la ausencia de actividad física o el estrés crónico pueden estar también relacionados con su desarrollo.

“El caso más atípico puede ser el de una persona que a nivel visual está delgada y creemos que puede estar sana, pero, sin embargo, cuando se miden sus niveles de grasa corporal son elevados; pero lo que se ve más en consulta, tanto en nuestra clínica como en los centros de salud, es esta gente que tiene mucha grasa acumulada en la zona del abdomen”, expone Sandra Carbó.

“Hay personas que visualmente parecen delgadas, que están en un peso adecuado, pero que si analizamos su composición corporal en cuanto a la masa grasa total y a la grasa visceral nos encontramos que no son personas para nada saludables. Es lo que llamamos personas metabólicamente obesas”, constata Javier Prieto, educador físico deportivo y es codirector de la clínica FIX Salud y Deporte.

“La grasa visceral no se puede reducir a cero, siempre tiene que haber algo de grasa visceral, igual que tiene que haber algo de masa grasa en el cuerpo”, dice Prieto, que está cursando sus estudios de doctorado en el laboratorio de endocrinología de la Universidad de Vigo y es miembro del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur. “La grasa es fundamental para un montón de funciones del cuerpo, las mujeres siempre tienen un poco más por cuestiones biológicas, pero el problema es cuando hay un exceso de grasa en general, y en este caso concreto de grasa visceral”, apunta Javier Prieto: “Con un exceso de grasa visceral, si se une a malos hábitos, el cuerpo empieza a tener problemas para gestionar esa grasa y hay diferentes órganos que se ven afectados, entre ellos, el hígado”.

“No es que el objetivo sea reducirla a cero, sino mantenerla a unos niveles saludables”, expone.

Para valorar los niveles de grasa visceral se utiliza una escala de medición que utiliza valores desde el 1 hasta el 59. La bioimpedancia es la técnica con la que se calcula el porcentaje total de grasa corporal según las propiedades eléctricas presentes en los tejidos biológicos. Si los valores están por debajo de 13, es un indicativo de estar saludable. También se suele utilizar la relación cintura/cadera, que se consigue con la medición de puntos concretos, siendo los valores saludables de 0,95 para hombres y 0,88 para mujeres.

En este punto, Javier Prieto insiste en que “cada vez hay más personas metabólicamente obesas”. “Tienen una figura que nos podría indicar que son saludables. Su ratio de cintura/cadera no es preocupante cuando lo mides, pero, sin embargo, fruto de su alimentación y de sus malos hábitos y la no práctica de ejercicio físico su composición corporal no es saludable. Esas personas sí que se sabe que tienen un índice de grasa visceral más alto de lo normal. Por eso hay personas que son delgadas, pero que tienen alguna alteración metabólica o, por ejemplo, problemas con el corazón o con el hígado”, explica.

En estos casos, es necesario conocer “sus hábitos y cómo es su alimentación y su actividad o hábitos de ejercicio”, dice la dietista: “Nosotros, al trabajar con la bioimpedancia, lo vemos mucho más fácil”.

En cuanto a la práctica clínica, “si viene una persona y le preguntas cómo come y ves que come mal, le preguntas por sus hábitos de actividad física y ves que no tiene, aunque esté delgada, sabes que la grasa visceral es elevada. Su cuerpo no está teniendo el estímulo en cuanto a nutrición y ejercicio adecuado, por lo tanto, va a estar desacompasada esa gestión de grasa visceral”.

Las recomendaciones para mantener los índices de grasa visceral en unos parámetros saludables son las de “mantener una alimentación equilibrada, con un buen aporte de todos los grupos y en las cantidades adecuadas para cada uno”, apunta la dietista. “En cuanto empezamos a bajar la grasa general, empezará a bajar también la grasa visceral y, mantenido en el tiempo, llegaremos a unos parámetros adecuados”, subraya.

Todo esto acompañado también de ejercicio. “No solo es reducirla, también es una cuestión de cómo el cuerpo aprende a lidiar con ella”, dice Javier Prieto: “Desde el primer momento en que empezamos con unos hábitos saludables en cuanto a nutrición y ejercicio físico el cuerpo ya va a empezar a recibir sus beneficios”.

Más allá del índice de masa corporal

“Estar delgado no implica que tus arterias estén bien, o que tus hábitos sean saludables”, subrayan los expertos de FIX Salud y Deporte. Precisamente, la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO) ha propuesto un nuevo marco para el diagnóstico, clasificación y manejo de la obesidad en adultos, al considerar que el índice de masa corporal (IMC) por sí solo no es suficiente como criterio diagnóstico, y que la distribución de la grasa corporal –y, sobre todo, la acumulación de grasa abdominal, fuertemente asociada con complicaciones cardiometabólicas– es mejor indicador. “Realmente, la visión ‘pesocentrista’ que tiene la parte del IMC está bastante equivocada y es algo contra lo que luchamos bastante”, indica Sandra Carbó. “Una persona que practica tres veces a la semana ejercicio y que tiene una alimentación equilibrada puede tener el mismo IMC que una persona que fuma, bebe, que es sedentaria y que come fatal”, destaca. “El IMC es una medida interesante, no es que no funcione, simplemente es una medida que está descontextualizada”, dice el codirector de la clínica deportiva. “Solamente con el IMC no tenemos mucha información de una persona. Una persona con IMC del 23 al 24 estaría dentro del margen saludable, pero igual es una persona que tiene un 30% de masa grasa, que no hace ejercicio físico, que fuma y que consume alcohol cuatro veces por semana. El IMC nos dice que es saludable, pero todo lo demás nos dice que no”, analiza. “Sin embargo, una persona de 26 o 27, que nos dice que tendría sobrepeso, igual es una persona muy deportista, que tiene una masa muscular elevada, que no fuma y con un consumo de alcohol muy moderado o nulo y con hábitos alimentarios muy adecuados. ¿Qué persona es más saludable? Pues la del IMC alto, aunque el IMC nos diga que no es saludable. Es el problema del IMC, que es una medida que carece de contexto”, analiza.

Además de recurrir a la bioimpedancia o a la medición cadera/cintura para detectar los índices de grasa visceral, la antropometría es otra técnica rápida y sencilla para la toma de medidas y proporciones del cuerpo humano. “Nuestro equipo de nutrición utiliza el método ISAK para medir pliegues cutáneos, circunferencia de la cintura y diámetros óseos, lo que nos permite evaluar la composición corporal y, concretamente, el porcentaje de grasa y músculo”, explican. “Se combina también con otras valoraciones, ya que sabemos que, en las personas que tienen una fuerza de presión manual más alta, está relacionado con una mejor salud”, dice Prieto.