Relaciones

Asexualidad: amar sin sexo

Una de cada cien personas es asexual, es decir, no siente atracción sexual hacia otras personas o no la siente de manera normativa

Muchas veces se enfrentan a la incomprensión y la burla

Fotograma de 'Slow', película que narra una historia de amor sin sexo.

Fotograma de 'Slow', película que narra una historia de amor sin sexo. / FDV

Ágatha de Santos

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Elena imparte clases de baile; Dovydas es intérprete de lenguaje de signos. La conexión entre ambos es casi inmediata. Sin embargo, su relación será puesta a prueba cuando Dovydas le confiesa que tiene sentimientos románticos hacia ella, pero que es asexual, es decir, no siente ni nunca ha sentido atracción sexual por otra persona. Éste es el arranque de 'Slow' (2003), película lituana premiada en el último Festival de Sundance que invita a reflexionar sobre las expectativas sociales sobre las relaciones de pareja y la sexualidad, y a romper con los estereotipos.

Purificación Leal, presidenta de la Sociedad Galega de Sexoloxía (Sogasex), explica que durante muchos años se ha patologizado la asexualidad desde el modelo biomédico, primero, al ser incluida en 1980 en el DSM-III (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) como trastorno del deseo sexual inhibido y, actualmente, con los intentos de medicación del deseo sexual. “La idea de comportamiento sexual normativo o patológico también es deudor de las aportaciones, en la década de los 60 del siglo pasado, de Masters y Johnson, referentes en la sexología, que si bien contribuyeron a mejorar la vida erótica de las personas, homologaron la respuesta sexual humana, privilegiando el deseo sexual con las aportaciones de Kaplan, y como resultado tenemos un catálogo de disfunciones sexuales en relación al desvío de la norma”, explica la sexóloga.

El colectivo asexual representa alrededor del 1% de la población mundial, lo que supone unos 80 millones de personas, un número similar al de pelirrojas. Sin embargo, son las grandes desconocidas, aunque desde hace unos años, algunos colectivos LGTBIQ+ incluyen una A al final de las letras de estas siglas, que hacen referencia a los términos lesbiana, gay, trans, bisexual, intersexual, queer y un + que engloba al resto de las diversidades sexuales, para incidir en que la asexualidad es otra orientación sexual y no un trastorno ni una elección pasajera.

"La comprensión y aceptación de la asexualidad supone un desafío a la representación sexual tradicional"

Purificación Leal

— Presidenta de la Sociedad Galega de Sexoloxía

Martina González Veiga, fundadora del centro de sexología Con mucho gusto!, asegura que a pesar de que la ciencia “avala que la diversidad es la norma y que hay tantas sexualidades como personas”, sigue habiendo mucho desconocimiento sobre la diversidad sexual en general y sobre la asexualidad en particular. “Es tremendo que sigamos patologizando la diversidad sexual”, afirma.

Según el “Censo de la Comunidad Asexual en España” (2020-2021), el 42,3% de las personas asexuales han recibido sugerencias para someterse a terapias de “conversión”, algo que para esta psicosexóloga es un grave error, ya que, insiste, la asexualidad no es una enfermedad ni un desorden, sino una orientación sexual avalada científicamente.

“Lo que es un problema es la presión por experimentar un determinado nivel de deseo. La imposición del deseo sexual y la patologización de las fluctuaciones naturales del deseo sexual o de la diversidad en cuanto a su experimentación y vivencia”, afirma González.

Según esta psicosexóloga, aplicar terapias psicológicas o sexuales para tratar que las personas asexuales experimenten atracción sexual es “dinamitar su salud mental”. “Hay testimonios desgarradores de personas asexuales que han sido sometidas a tratamientos farmacológicos y hormonales, terapias que han perjudicado su salud mental o se han visto obligadas a realizar prácticas sexuales”, añade.

Esta patologización debe interpretarse también desde el marco monosexual, según la presidenta de la Sociedad Galega de Sexoloxía. “La comprensión y aceptación de la asexualidad supone un desafío a la representación sexual tradicional, modelada en el contexto actual por nuestro entorno y sobre todo a través de los medios de comunicación y el relato pornográfico”, expone.

“Es tremando que sigamos patologizando la diversidad sexual

Martina González

— Psicosexóloga

Según la presidenta de la Sogasex, también el modelo social explica la discriminación que sufren ésta y otras diversidades sexuales. “Si tenemos en cuenta la presión de grupo, sobre todo a ciertas edades, y la presión social para ajustarse a la heteronorma en edad reproductiva, nos encontramos con imaginarios colectivos que siguen sometidos al modelo hegemónico patriarcal, cuyos mandatos desaprueban los modos de buscar placer disidente con el modelo coitocéntrico y por tanto la no validación de la falta de deseo sexual”, expone.

Según Leal, conceptualizar la asexualidad ha tenido muchas dificultades. “Creo que es necesario la deconstrucción del deseo sexual, entendido éste como una construcción subjetiva bajo normas socioculturales, para poder abordar las preferencias u orientaciones sexuales. En general se define la asexualidad como una orientación sexual caracterizada por no sentir atracción o deseo sexual hacia otras personas de manera normativa, recalcando que sí se puede sentir otro tipo de atracción como la sensual, afectiva, intelectual o estética por ellas”, detalla.

Relaciones de pareja

Aunque la persona asexual no sienta atracción sexual hacia otra persona sí puede experimentar otro tipo de atracción (afectiva, sensual o estética). “No es una decisión de no mantener relaciones sexuales, no implica no tener libido, no excitarse, poder enamorarse o sentir deseo. La asexualidad nos muestra la complejidad y riqueza de las orientaciones sexuales”, afirma González, que añade que una relación sentimental sin sexo es igual de válida que la que sí lo tiene.

Tampoco significa que no pueda tener pareja. “Ser asexual no significa rechazar la filiación y las relaciones íntimas con otras personas, incluso puede haber acoplamiento sexual. Es cuestión de negociarlo y no dar por hecho el consentimiento de la pareja. Y, sobre todo, no pensar en un único modelo de pareja”, dice Leal.

Respecto a esto, la fundadora de Con mucho gusto! añade que lo que no debe de hacerse nunca es presionar a la pareja para tener prácticas eróticas ni tratar de que cambie su orientación sexual y sí construir un vínculo de seguridad y confianza. “Siempre se pueden buscar puntos de encuentro”, afirma González.

Las personas asexuales a menudo se enfrentan a las burlas, el desprecio y las agresiones verbales. Según el “Censo de la Comunidad Asexual en España”, el 60,1% ha tenido que soportar preguntas inapropiadas sobre su vida sexual y el 24,3% ha mantenido relaciones sexuales por presión social. Además, la asexualidad es muchas veces representada como una desgracia sexual.

Según estas dos psicólogas, para acabar con la discriminación, es esencial visibilizar la asexualidad de manera positiva y precisa, lo que implica educar a la sociedad sobre la diversidad de orientaciones sexuales. “Vivimos en una sociedad en la que se le da una gran importancia al sexo, y, curiosamente, tenemos una educación sexual malísima. Está científicamente demostrado que, con una buena educación sexual, y en algunos casos con terapia, la acefobia/asexualfobia (discriminación a las personas asexuales) se soluciona”, afirma González.

Por su parte, Leal afirma que sólo se puede entender que la asexualidad sea objeto de burla “desde el aburguesamiento del erotismo”. Ante un placer confiscado por una sociedad hipersexualizada, donde las relaciones coitales están sobrevaloradas, definirse como asexual, de entrada, va a tener mala prensa”, opina.

Un espectro amplio

Para acabar con el estigma y dar a conocer la realidad del colectivo, la Asociación para la Diversidad Afectivo-Sexual y de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación (ACEs) ha elaborado el libro blanco “Asexualidad: invisibilidad, discriminación y necesidad de inclusión legal”, que reclama su inclusión en las leyes LGTBI y aboga por la educación en la diversidad sexual. La asexualidad tiene, en realidad, un amplio espectro, que incluye personas asexuales, es decir, que no sienten nunca atracción sexual (deseo de tener actividad sexual), y grisexuales, que pueden sentir atracción de manera poco frecuente, bajo circunstancias específicas o de manera poco intensa. A este grupo pertenecen las personas demisexuales (sienten atracción sexual sólo después de establecer una fuerte conexión emocional) y fraisexuales (sienten atracción sexual que desaparece al establecer una conexión emocional). Además, hay personas que pueden sentir enamoramiento y otras no (arrománticas).

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