Limpieza del hogar

El estropajo de cocina no debe cambiarse ni cada semana ni cada mes: Boticaria García revela el momento exacto

Una persona limpia un váter con un estropajo enjabonado.

Una persona limpia un váter con un estropajo enjabonado. / Pexes / Karolina Grabowska

Selena Quesada

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La cocina es el corazón del hogar, un lugar donde no solo preparamos nuestros alimentos, sino también un espacio de reunión y celebración. Sin embargo, este entorno también puede ser un caldo de cultivo para bacterias y gérmenes. Numerosos estudios revelan que los estropajos y paños de cocina pueden albergar hasta 45.000 millones de microbios por centímetro cuadrado, convirtiéndose en los principales culpables de la contaminación cruzada durante la preparación de alimentos.

Por ello, es importante inculcar hábitos de limpieza entre todos los miembros de la familia para que el entorno se mantenga limpio y organizado. En este sentido, la nutricionista y doctora en Farmacia, Boticaria García, ha destacado la necesidad de cambiar frecuentemente utensilios tan importantes en el hogar como, por ejemplo, el estropajo de la cocina, algo que asegura "nadie hace bien".

Lavar los estropajos cuando toca

Los estropajos y paños de cocina son esenciales para mantener la limpieza en nuestras cocinas. No obstante, su uso constante en diferentes superficies y tipos de alimentos los convierte en focos de acumulación de bacterias. Sorprendentemente, las cocinas suelen albergar más bacterias que un inodoro, según diversos estudios. Esto se debe a que las esponjas de los estropajos proporcionan el entorno ideal para el crecimiento bacteriano: están húmedas y llenas de recovecos que facilitan la multiplicación de microorganismos.

Un estudio de 2017 identificó hasta 362 tipos de bacterias en un estropajo de cocina promedio, entre ellas Acinetobacter, Chryseobacterium, Enhydrobacter, Enterobacteriaceae y Pseudomonas. Aunque la mayoría de estas bacterias no son patógenas, es crucial evitar la contaminación cruzada con bacterias peligrosas como E. coli y Salmonella.

Cómo evitar la contaminación cruzada

La contaminación cruzada se produce cuando los microorganismos pasan de una superficie a otra, y de ahí a nuestros alimentos y manos. Esto puede ocurrir, por ejemplo, si usamos un estropajo para limpiar una superficie donde ha habido carne cruda contaminada y luego lo utilizamos para lavar platos o mostradores.

Para minimizar este riesgo, es esencial desinfectar los estropajos y paños de cocina con regularidad. Métodos efectivos incluyen el uso del microondas, la ebullición o la inmersión en soluciones de lejía diluida. Estos métodos no eliminan completamente los microbios, pero pueden reducir su número en más de un 99.9%.

Métodos de desinfección

  • Microondas: Para desinfectar un estropajo, pásalo por agua y caliéntalo en el microondas durante un minuto a máxima potencia. Es fundamental asegurarse de que esté húmedo para evitar el riesgo de incendio.
  • Hervido: Coloca el estropajo en una olla con agua y hiérvelo durante cinco minutos.
  • Lejía: Sumerge el estropajo en una solución de un vaso de lejía por cada cuatro litros de agua.

¿Y los paños de cocina?

Los paños de cocina también pueden ser un problema. Las investigaciones han demostrado que la Salmonella se multiplica en paños húmedos dejados durante la noche, incluso después de haber sido lavados. Para evitar riesgos, se recomienda usar papel de cocina desechable o cambiar frecuentemente los paños y lavarlos con lejía o a altas temperaturas.

Además, estudios han señalado que los cepillos de fregar son más seguros que los estropajos, ya que almacenan menos bacterias.

Frecuencia de cambio de estropajos y paños

Desinfectar los estropajos con regularidad es vital, pero también es importante cambiarlos periódicamente. Una buena práctica es reemplazar el estropajo cada dos semanas, y de inmediato si huele mal o está pegajoso. En ningún caso se debe usar un estropajo por más de dos meses. La nutricionista, Boticaria García, ha recalcado la importancia de cambiarlo con esta frecuencia y mantener una higiene adecuada. García explica que, dado la superficie porosa y la humedad constante, los estropajos de cocina se convierten en un foco frecuente de bacteria que se propagan fácilmente a los alimentos, causando importantes intoxicaciones alimentarias.

Los paños de cocina deben lavarse cada vez que estén sucios, preferiblemente con lejía o a alta temperatura. Si se utilizan para limpiar superficies que han estado en contacto con carnes crudas o pescado, deben ser cambiados inmediatamente después de su uso para prevenir la contaminación cruzada.