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Psicología: los porqués de la carrera de moda

Estudiantes, profesores y terapeutas relacionan la gran demanda que hay hoy por cursar esta carrera con la nueva percepción sobre la salud mental y la figura del psicólogo que ha calado en la sociedad tras la pandemia

El 'boom' de la carrera de Psicología explicado en ocho gráficos

Estudiants a la Facultat de Psicologia de la UAB. | ÁNGEL GARCÍA MARTOS

Estudiants a la Facultat de Psicologia de la UAB. | ÁNGEL GARCÍA MARTOS

Juan Fernández

Juan Fernández

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Si los pálpitos de los jóvenes a la hora de elegir carrera universitaria ofrecen pistas sobre las preocupaciones que laten en un país, habrá que concluir que el cuidado de la salud mental y el bienestar emocional de la población se ha convertido en un asunto nuclear en nuestra sociedad, y también en un atractivo campo laboral con magníficas perspectivas de futuro.

Es lo que invita a pensar el fuerte interés que ha generado la carrera de Psicología entre los aspirantes a universitarios en los últimos años. Una disciplina que antaño carecía de gran prestigio en los campus y a menudo se elegía por descarte, hoy se ha convertido en una de las más demandadas entre la oferta de grados y destino de miles de jóvenes que llegan a las facultades en un volumen y con una vocación nunca vistas en el pasado en sus aulas.

En el curso que acaba de finalizar han estudiado Psicología 85.382 alumnos, cifra récord en la historia de esta carrera en nuestro país que la sitúa como la cuarta más cursada de todo el panorama universitario –tras Administración y Dirección de Empresas (ADE), las ingenierías y Derecho– y que supone un 23% más del alumnado que atraía hace apenas ocho años. En la última década, ninguna otra carrera ha visto crecer su población estudiantil a un ritmo semejante.

La progresión de matriculados en 1º de la carrera da la medida del creciente interés que hay por esta materia: los 19.600 estudiantes que debutaron en en el curso 2017-2018, eran 24.900 en el año académico que acaba de terminar. Siendo llamativa, esta cifra esconde otra aún más reveladora de la atracción que ejerce esta disciplina entre los jóvenes de hoy: la de los solicitantes que se quedaron sin plaza.

Avalancha de preinscripciones

Hace una década, Psicología seguía siendo la reina de las segundas opciones y los aspirantes a universitarios solían marcarla como alternativa -y mal menor- por si no lograban acceder a la carrera que verdaderamente querían cursar. Hoy, en cambio, figura entre las más solicitadas como primer plato.

La facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona, que es la que oferta más plazas de primer curso de toda España, lleva varias temporadas figurando en el pódium de las más requeridas, solo por detrás de Medicina y ADE. Este año se han presentado 1.092 solicitudes para acceder –como primera opción– a alguna de las 432 plazas que pone a disposición el centro. El año pasado fueron aún más: 1.162. En otras facultades de Psicología, como las de las universidades de Extremadura, Sevilla o Salamanca, las preinscripciones llegan a quintuplicar el número de matrículas que se ofertan.

Pero si hay un termómetro infalible para medir el interés que genera una carrera, ese es su nota de corte. Al final, el mundo universitario se rige por las leyes del mercado, y a mayor demanda de una materia, mayor es su precio (aquí medido en términos de expediente académico). El año pasado, la nota mínima exigida a los nuevos alumnos en las facultades públicas de Psicología (las privadas no suelen utilizar este filtro, sino el económico) fue 10,37, la sexta más alta de todo el panorama universitario. Pero lo llamativo no esa marca, sino su progresión en el tiempo: hace apenas seis cursos, la nota media de corte en Psicología era 8,18. Junto a Matemáticas y Estadística, es la única que visto subir su listón de acceso en más de dos puntos en tan pocos años.

Las gráficas de alumnados, preinscripciones y notas de corte de la última década de esta carrera se quiebran en el curso 2020-2021: lo que hasta ese momento era una clara tendencia ascendente, de pronto se dispara. Es el curso que siguió al primer confinamiento y en el que la alerta sanitaria por el covid se vio acompañada de otra de carácter emocional por la dura experiencia vivida.

"La pandemia situó la preocupación por la salud mental en el centro del debate público. Tener problemas emocionales e ir al psicólogo era hasta entonces tabú y pocos lo contaban, pero de pronto se visibilizó y normalizó", explica Antonio Ferrer, presidente de la Conferencia de Decanos de Facultades de Psicología y docente en la Universidad de Valencia.

El cambio de percepción social hacia estos asuntos tuvo un inmediato reflejo en las aulas de Psicología. "Hasta ese momento, los estudiantes que llegaban de rebote eran habituales. Desde entonces, más del 80% del alumnado ha marcado esta carrera como primera opción. Llegan más motivados que antes, con las ideas muy claras y con expedientes académicos muy altos", observa el decano.

Nuevas facultades

El creciente interés del nuevo alumnado universitario hacia esta materia ha tenido un inmediato reflejo en la oferta académica: en los últimos cuatro años, nueve universidades han incorporado la Psicología a su menú de grados, lo que ha supuesto la creación de 865 nuevas plazas. La mayoría son centros privados que vieron rápido el negocio que hay tras el 'boom' de esta carrera, pero también figuran universidades públicas, como la de Burgos y la de Castilla-La Mancha entre las que se han animado a ofertarla. La de Málaga inauguró el año pasado su nueva facultad de Psicología, con remozadas instalaciones para sus 275 alumnos de 1º, y la Universidad de Barcelona inició en 2023 las obras de su nueva facultad de Psicología, con espacio para más estudiantes y que se inaugurará en 2027.

Hoy se puede estudiar el grado de Psicología en 66 universidades, la mitad de ellas públicas. Las privadas, a menudo lo combinan con otras carreras, como ADE, Enseñanza Infantil o Criminología, en dobles grados de cinco cursos. La versatilidad de esta disciplina tiene mucho que decir en la gran atracción que genera entre los nuevos universitarios. "Vemos a deportistas dando gracias a sus psicólogos, salen en las series policíacas, están en los entornos laborales, aparecen cuando ocurre un accidente… Al psicólogo ya no se le ve dedicado a tratar a problemas mentales, ahora se le ve integrado en muchos ámbitos de la sociedad», distingue Fernando Chacón, vocal adjunto a la presidencia del Consejo de Colegios de Psicología de España, que advierte: "El cambio se ha acentuado en los últimos años, pero ya venía notándose antes de la pandemia".

Los alumnos confirman esa nueva percepción social de la psicología y su influencia a la hora de optar por su estudio. A Alfie Robert Aitken le interesó siempre el funcionamiento de la mente, más desde el lado psicológico que del farmacológico, pero reconoce que esa "nueva imagen popular de la psicología" fue decisiva para acabar eligiendo esta carrera. Acaba de terminar 3º en la Universitat Autònoma de Barcelona, preside el Colectivo de Estudiantes de Psicología de España y en el futuro se ve dedicándose a la investigación. "La psicología tenía un estigma negativo que ha ido perdiendo en los últimos años", señala.

Alfie Robert Aitken, ha hecho 3º de Psicología en la Universidad Autónoma de Barcelona

Sofía Corredera no se había planteado hacer esta carrera. De familia de empresarios, empezó ADE casi por inercia, pero le decepcionó y lo dejó en 3º. Reconoce que la "visibilización" de los temas de salud mental que se produjo tras la pandemia fue decisiva para que se diera a sí misma una segunda oportunidad universitaria con esta carrera. Acaba de terminar 1º de Psicología en la Pontificia de Salamanca y está encantada. "No sé si acabaré ejerciendo de psicóloga o cogeré otra salida, pero ahora siento que estoy aprendiendo algo útil y práctico para el tiempo que vivimos", confiesa.

Sofía Corredera, estudiante de 1º de Psicología en la Universidad Pontificia de Salamanca

Las redes sociales han sido decisivas para conducir hasta las aulas de Psicología a la nueva camada de universitarios. "Yo iba para periodista, pero viendo vídeos de la sexóloga Noemí Casquet en Instagram descubrí un mundo fascinante que desconocía", cuenta Carlota Barril, estudiante de 1º de Psicología en la Universidad de Sevilla, la de mayor nota de corte de toda España. Con su expediente podría haber optado a otras carreras, pero no lo dudó. "Pedí Psicología en varias universidades, lo tenía claro. Mis abuelos piensan que esto va de tratar a gente mal de la cabeza, pero ya les estoy cambiando esa visión antigua, porque la realidad es otra", advierte esta "futura sexóloga".

Carlota Barril, estudiante de 1º de Psicología en la Universidad de Sevilla

"Las redes sociales han sacado a la luz las temáticas de salud mental y han facilitado el 'boom' que vive hoy la psicología", reconoce Daniel González, estudiante de máster de Psicología en la Universidad de Santiago de Compostela. Empezó la carrera antes de la pandemia, pero ya entonces tenía claro que elegía una profesión "con prestigio social, rigor científico y muchas opciones para alcanzar un buen estatus socioeconómico". En unos años se ve dando clase en la universidad y le gustaría tratar a los de 1º. "La vocación con la que llegan queriendo ser psicólogos es muy interesante", confiesa.

Daniel González, estudiante de máster de Psicología en la Universidad de Santiago de Compostela

Ese factor, la vocación, es una constante en la nueva generación de estudiantes de Psicología. "Esta carrera es fantástica: te ayuda a entenderte mientras ayudas a la gente a resolver sus problemas", resume entusiasta Victoria Martí, alumna de 2º de Psicología en la Universitat Internacional de Catalunya. Ha hecho prácticas en una empresa de recursos humanos y voluntariado en un hospital, y tiene claro su camino: "Me interesan las personas, escucharlas y darles confianza. Mi sitio es la psicología clínica", afirma.

En los últimos cuatro años se han matriculado en 1º de Psicología 96.109 nuevos estudiantes. Muchos no acabarán la carrera, pero quienes la terminen tienen por delante resolver uno de los déficits más acuciantes de nuestro país: su falta de psicólogos. Al menos, en el sistema público de salud: la media europea está en 18 terapeutas por cada 100.000 habitantes y en España apenas hay 6.

El Gobierno ha prometido duplicar al final de esta legislatura el número de plazas PIR (Psicólogo Interno Residente, similar al MIR de los médicos) que convocaba anualmente en los años de la pandemia. Así se llegarían a 400 plazas anuales. "Pero es insuficiente. Si hubiera más psicólogos ejerciendo, no seríamos el país con mayor consumo de ansiolíticos y antidepresivos de Europa, porque muchos problemas podrían solucionarse en la terapia sin necesidad de medicalizarlos", explica Dolors Liria, vicedecana del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya.

Los actuales índices de suicidios y trastornos mentales permiten augurar un futuro laboral próspero para los 25.000 jóvenes que van a empezar Psicología el próximo curso, pero Liria tiene un mensaje para ellos: "Aunque tengan trabajo cuando terminen, les animo a que sigan formándose y hagan su propia investigación personal, porque esta es una profesión de largo recorrido y muy vocacional, y ellos son los primeros que deben estar bien para poder ayudar".

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