Crimen organizado

Clanes de ladrones napolitanos viajan por España robando relojes a turistas

Barcelona, "imán de ladrones" según una TV noruega

Aalto a un turista para robarle el reloj

Juan José Fernández

Juan José Fernández

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Por un Rolex que en la tienda costó 5.000 euros, ellos pueden conseguir 1.500 cuando lo coloquen a mafiosos de Nápoles, su ciudad de origen. Los alevines del crimen organizado italiano tienen una lucrativa forma de hacer el agosto robando relojes de alta gama en las ciudades turísticas de Italia, Francia, Dalmacia, Grecia... y sobre todo España.

Fuentes policiales confirman a EL PERIÓDICO que hay ladrones de al menos tres clanes camorristas napolitanos operando por rachas en las costas españolas en temporada alta. Ven a los turistas como un rebaño entre el que cazar. Esperan a que la víctima se separe, camine descuidadamente con su reloj en la muñeca por ramblas, paseos maritimos, millas de oro comerciales, accesos a los hoteles, aparcamientos y periferias de las zonas de copas.

Ahí aparecerá el cazador. Oteará, se aproximará caminando al lado izquierdo de su presa y, si es hàbil, con un manotazo de una décima de segundo se hará con el reloj. En casi todos los casos son robos con violencia, porque seguramente habrá forcejeo: los cierres de los relojes no son como los de antes. "Prefieren las correas metálicas a las de hebilla", relata una de las fuentes consultadas.

El ladrón huirá a la carrera, o en una moto en el que le lleve su cómplice. Y no siempre atacará a paseantes, también a conductores de automóvil. Está el truco el retrovisor: se aproximan en moto (a menudo con matrícula italiana, muy a menudo también con placas falsas); si el conductor lleva su brazo apoyado en la ventanilla, presa fácil. Si no, parados en un semáforo, tuercen el retrovisor de la víctima; esta abre la ventanilla, saca el brazo para reponer el espejo en su lugar, y entonces...

Caza al ladrón

Policía y Guardia Civil se combinan con la Polizia di Stato de Italia para intentar cazar a estos delincuentes, que suelen combinarse en parejas o tríos para dar sus palos.

Cada verano los ladrones salen en ruta, y la Polizía avisa de su puesta en marcha. Hay dos claves en su oficio: una, ir a lugares caros, donde abunden los alojamientos de alto standing y, por tanto, los turistas con dinero. Y dos, no quedarse demasiado tiempo en la misma zona, para no dar tiempo a las fuerzas de seguridad a quedarse con sus caras. Esta es una depredación migratoria y estacional; estival, pero no solo.

Sus asaltos callejeros funcionan a modo de prueba de iniciación, una escuela de mafiosos. Es más prestigioso el arrojo del carterista violento que arranca un Cartier o un Hublot a la carrera que la finura del descuidero que hurta el contenido de un bolso Louis Vuiton en una terraza. En italia llaman "batterie" a los grupos de ladrones que se asocian para la campaña de los relojes, pero la policía les ha dado un mote nuevo que consumen la prensa y las televisiones: los "rapinarolex".

Es la marca Rolex su preferida, y también la de la Camorra. Esta organización criminal napolitana hace a menudo de receptora de los botines que les llevan desde Catalunya, Baleares o la Costa del Sol. El producto de sus golpes será para las capas bajas de la trama mafiosa una forma fácil de sacar dinero. Los relojes (también joyas y móviles, tapletas y PCs) se limpian, se envuelven y salen con destino a China, a países árabes, el Magreb, Turquía... Hubo un tiempo en que también tenían buenos clientes en Rusia.

Diversos robos de relojes grabados por cámaras de seguridad en España

Para colocar los relojes fuera, a los camorristas les valen dos vías: una cadena -uno da relojes de calidad siempre y el otro nunca falla en los pagos- en la que el dinero va de mano en mano, de hombre de confianza a hombre de confianza; o bien una cuenta abierta en el país de destino o una visa cuyo saldo rellena el cliente. Los lotes de relojes robados que se envían desde Napoles valen alrededor de medio millón de euros en este mercado negro.

Saqueo

En Nápoles es tan frecuente el robo, especialmente en el paseo marítimo, que la acumulación de atestados ha permitido a la Polizia elaborar un mapa clasificado. Y ahí se ve que los rapinarolex se reparten las zonas.

Desplazados a España, observan el mismo comportamiento tribal mientras no migran, a veces -como pasaba en el último golpe policial de la Guardia Civil y la Policía, la operación Paranze- saltando entre Ibiza y la península. Ha sido en la isla donde ha podido ser esclarecido un robo, entre otros, con un trofeo de los gordos: un reloj valorado en 28.000 euros.

Puede ser lucrativo, pero el robo del reloj no es negocio para viejos. Frecuentemente la víctima se revuelve, en cuanto sale de su sorpresa, y corre tras el ladrón. Los criminales actúan ligeros, y no suelen incurrir en errores. De un vistazo son capaces de diferenciar un Patek Philippe auténtico de uno falso. En un reloj imitado la esfera tiene un brillo menor, diferente a la del auténtico.

En la operación Paranze ha caído un grupo de cinco atracadores. Habían alquilado un apartamento vacacional y se dedicaban a dar palos en Ibiza al menos desde mayo pasado. En Baleares tenían un campo mucho menos frecuentado que en el barrio español de Nápoles. En Italia son tan abundantes estos criminales napolitanos que lo suyo en 2023 alcanzó el nivel de saqueo sistemático, plaza por plaza, paseo por paseo, de las muñecas de los adinerados.

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