Medio ambiente e infraestructuras

La nueva protección del delta del Llobregat "condiciona" pero "no impide" ampliar el aeropuerto de Barcelona

La aprobación de la ZEPA ampliada por parte del Govern en funciones obligaría a más compensaciones

El Govern duplica las zonas protegidas del delta del Llobregat pero pospone el plan de gestión

Aviones despegan de la pista 25L, sobrevuelan la zona de la marisma de Les Filipines - Remolar.

Aviones despegan de la pista 25L, sobrevuelan la zona de la marisma de Les Filipines - Remolar. / Ferran Nadeu

Guillem Costa

Guillem Costa

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En el delta del Llobregat conviven aguiluchos laguneros, tomateras, somormujos, alcachofas y flamencos. Estos son solo algunos ejemplos que representan, por un lado, la biodiversidad en declive del hábitat, y por otro, la producción de alimentos en lo que a menudo se ha denominado como "la huerta de Barcelona".

Las tensiones entre estos dos mundos siempre han existido. Y de hecho, varios de los agricultores rechazan la ampliación de las áreas protegidas anunciadas este martes por el Govern en funciones, con la intención de encontrar un equilibrio entre la custodia de las zonas húmedas y la actividad de los payeses. Pero hay un asunto, la ampliación del aeropuerto de Barcelona, que suele poner de acuerdo a parte del sector agrícola y al sector conservacionista, porque temen que la infraestructura les coma parte del terreno.

La nueva Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) del delta, más amplia, acordada in extremis por el Ejecutivo de Pere Aragonès no puede impedir una hipotética ampliación del aeropuerto, aunque sí condicionarla. De hecho, la laguna de la Ricarda, zona afectada por la propuesta inicial sobre el aeropuerto por parte del Gobierno central, era uno de los espacios que ya estaba protegido de antemano.

Pero esto no suponía un escollo legal: el Gobierno, en todo momento, tiene la posibilidad de ejercer la declaración de interés general y dedicarlo a la supuesta ampliación. Lo que sucede con la Ricarda es equivalente a lo que podría pasar con los espacios agrarios o naturales trazados en el mapa actualizado por el Govern. En cualquier momento se podría cambiar su uso para hacer realidad la ampliación del aeropuerto.

No obstante, si se opta por este camino, es obligatorio actuar por la vía de soluciones compensatorias. En estos momentos, con el nuevo mapa de las ZEPA extendido, las áreas a compensar serían mayores. El espacio que queda entre el mar y el aeropuerto, por ejemplo, hasta ahora no estaba protegido y en cambio a partir de ahora sí lo estará.

Compensación sobre compensación

Cabe recordar que las exigencias de Europa sobre la protección del delta del Llobregat se basan precisamente en las compensaciones incumplidas tras una ampliación del aeropuerto de hace más de 20 años. El estanque de Cal Tet, cuya agua hoy está en mal estado, es uno de los ejemplos de lagunas artificiales creadas como contrapartida. La Comisión Europea constató que las charcas compensatorias eran insuficientes y no cumplían con lo que estaba previsto.

Por esta razón, exigió más protección y la renaturalización de ciertos puntos asfaltados. Es decir, la decisión del Govern se toma para indemnizar medioambientalmente una antigua amplación del aeropuerto (y del puerto).

La portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha asegurado que el objetivo no es condicionar una futura ampliación, sino fomentar los usos agrícolas y la defensa de la biodiversidad. Pero admite que puede darse esta situación: "No se puede negar que la ZEPA tiene algunos condicionantes sobre la posible ampliación, pese a no ser la intención". Al fin y al cabo, casi todos los nuevos perímetros pintados de verde están cercanos a esta polémica infraestructura.

El Ejecutivo de Aragonès presentó una propuesta de "modernización" que redefinía los usos de las pistas del aeropuerto. Pero tanto Moncloa como el PSC, con Salvador Illa a la cabeza, no compraron la idea: plantean una ampliación de pista que sí afectaría a los espacios del delta (entre ellos, la Ricarda) y que, por tanto, debería ir acompañada de una compensación, con nuevas zonas húmedas, que tras la redefinición del espacio protegido, deberá ser más ambiciosa.

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