Informe de Fundación La Caixa

Los docentes de ESO pinchan en empoderamiento digital: las profesoras, las menos motivadas

Solo el 56% de los docentes de secundaria obligatoria usan la tecnología para crear y adaptar experiencias de aprendizaje, según un estudio universitario, que confirma la brecha de género en motivación digital

Un profesor, durante un examen en clase.

Un profesor, durante un examen en clase. / Elisenda Pons

Olga Pereda

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El profesorado español posee, en general, un “nivel aceptable” de empoderamiento digital, un concepto que va mucho más allá de tener competencias digitales y que abarca “la capacidad y el deseo de aprovechar de manera efectiva y creativa la tecnología” en el aula. Sin embargo, mientras que los docentes universitarios gozan de un “nivel óptimo”, los de ESO pinchan. Sobre todo las profesoras.

Solo el 56% del profesorado de ESO usan tecnología para “crear, adaptar y personalizar experiencias de aprendizaje” frente al 70% de docentes de primaria, 62% en el caso de bachillerato y FP, y el 64% del profesorado universitario. En secundaria obligatoria, solo el 43% crean entornos digitales innovadores y solo el 44% aplica estrategias de aprendizaje usado plataformas de 'e-lerning'.

"Las profesoras gozan de competencia digital, pero suspenden en motivación. Es decir, tienen menos interés, más resistencia emocional y menos iniciativa y autonomía"

— Rocío Jiménez, profesora universitaria e investigadora

Estos son algunos de los datos de un estudio del Observatorio Social de la Fundación La Caixa liderado por la investigadora de la Universidad de Sevilla Rocío Jiménez y titulado ‘Estado del empoderamiento digital del profesorado español y persistencia de la brecha de género y edad’. Las cifras españolas, sin embargo, no son especialmente malas si se comparan con las europeas. Solo el 39% del profesorado de la UE se siente preparado para usar las tecnologías digitales en la enseñanza, según las estadísticas de la Comisión Europea, que en 2021 comenzó un plan de acción de educación digital que finalizará en 2027.

Lagunas en la formación

Tras entrevistar a 2.014 docentes de toda España con edades comprendidas entre los 26 y los 65 años, la investigadora de la Universidad de Sevilla achaca el bajón del empoderamiento digital en la ESO a dos motivos principales. El primero, las lagunas de la formación inicial del profesorado. El segundo, el complicado perfil de estudiantes de esa etapa (12-16 años).

El estudio demuestra que el menor nivel de empoderamiento se observa, sobre todo, en el profesorado más veterano (de 56 a 65 años). Se trata de docentes que, en su día, se formaron con unos cursos de apenas unos meses donde las competencias digitales brillaban por su ausencia. Las generaciones más jóvenes, por el contrario, han cursado el actual máster para ejercer la docencia. Sin embargo, según la investigadora, la formación sigue sin estar a la altura respecto a la alfabetización digital.

“La capacitación digital no tiene un peso importante en la formación del profesorado, que siempre está a debate. No lo tenía cuando consistía en unos cursos que duraban apenas unos meses y tampoco lo tiene en la actual, donde el máster para ejercer la docencia se limita [en algunas facultades] a una asignatura optativa y de pocos créditos”, crítica Jiménez Cortés, profesora del departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la facultad de Ciencias de la Educación. La investigadora pide cambiar la formación que reciben los futuros profesores para que la competencia digital no se limite a algunas materias sino que goce de un enfoque transversal.

El mal dato español de la ESO no es una excepción. También se da también a nivel internacional. El último informe (2018) de la OCDE sobre la enseñanza y el aprendizaje (TALIS, por sus siglas en inglés) corrobora que el porcentaje de los docentes con formación del uso pedagógico de la tecnología cae a la mitad en esa etapa educativa.

Trabajar con adolescentes

La investigadora de la Universidad de Sevilla destaca que la educación secundaria obligatoria es una etapa muy complicada por el perfil del estudiantado. “Los profesores hacen un esfuerzo sobrehumano para lidiar no solo con el currículo sino con la adolescencia de sus alumnos y sus emociones, las situaciones de acoso y absentismo y los eternos debates educativos sobre, por ejemplo, el uso de pantallas en el aula. Ellos y ellas están en medio de todo eso”, explica.

Ellas, menos motivadas

El informe pone de manifiesto la brecha de género que persiste en el empoderamiento digital. “Las profesoras gozan de competencia digital, pero suspenden en motivación. Es decir, tienen menos interés, más resistencia emocional y menos iniciativa y autonomía”, subraya la profesora Jiménez. La brecha se explica por los estereotipos de género generales. “Vivimos en una sociedad con brecha de género en muchos ámbitos. Los centros educativos son parte de la sociedad y, por lo tanto, sufren igualmente esas diferencias”, sostiene.

Jiménez reivindica una perspectiva feminista en la educación digital. “Hay que trabajar en el derrumbe de los estereotipos desde las familias. Tenemos que acercar a las niñas y las adolescentes a conceptos matemáticos y tecnológicos. Es básico hacerlo entre los 9 y los 15 años. Además, en la formación del profesorado y en los recursos que se les brinda, la alfabetización digital también se debe dar en clave de género. No es que las profesoras no sepan, es que no quieren. O mejor dicho, no las dejan querer”.

Más ordenadores y más tiempo

Para revertir los datos del informe sobre el pobre empoderamiento digital del profesorado de ESO, la profesora de la facultad de Ciencias de la Educación llama a la puerta de las administraciones para que escuchen las demandas de los docentes. Entre ellas, que la infraestructura digital llegue a los centros (más ordenadores y mejor conectividad), que reciban más formación sobre el uso pedagógico de la tecnología y que tengan menos tareas docentes burocráticas para ganar tiempo.

La docente concluye que otra petición básica del profesorado es tener apoyo directo y personalizado, algo que va más allá del responsable de la coordinación digital escolar, unos profesionales que, en al menos en los centros catalanes, están desbordados y al límite.

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