Incidencia informática global

Viajeros afectados por el caos informático en el aeropuerto de El Prat: "Hemos perdido nuestra luna de miel"

En los vuelos domésticos se deja pasar a los viajeros con tarjeta de embarque, que se hace manual, para que facturen en el 'finger' que conduce al avión

Los retrasos y cancelaciones aumentan a lo largo de la mañana

Caída de Microsoft, hoy en directo: última hora de las afectaciones en aeropuertos, trenes, bancos y empresas de todo el mundo

Caos entre los pasajeros del aeropuerto de El Prat por el colapso de los sistemas informáticos

Zowy Voeten

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"Estamos de camino a nuestra luna de miel a Ibiza, pero después de más de dos horas de cola en el mostrador y correr hasta la puerta de embarque nos dicen que nuestro vuelo está cancelado. Estamos muy frustrados, hemos perdido nuestra luna de miel", lamentaba este viernes Angelica Ordella entre los mostradores de la terminal T1 del Aeropuerto de Barcelona. Como ellos, decenas de viajeros afectados pro el caos informático mundial que ha impactado de lleno y desde primera hora en los aeropuertosde todo el mundo resoplaban impacientes entre las terminales. Muchos turistas que debían regresar a su casa o catalanes que iniciaban sus vacaciones. "Hemos vuelto, sin quererlo, al siglo XX", bromeaban Lourdes y Ellen, cruzando los dedos para poder embarcar a Miami e inciar su crucero por el caribe.

"Tengo un problema muy serio, no sé como volver a mi casa", se quejaba Peter, un hombre de Johanesburgo que debía volar hasta Amsterdam este viernes por la mañana. Allí le esperaba su vuelo de regreso a Johanesburgo. "Mi mujer está dentro en la puerta de embarque esperando el vuelo de Amsterdam que nos han cancelado, cinco horas yendo de un sitio para otro pero nadie es capaz de decirnos que tenemos que hacer", protestaba ante el mostrador de Vueling, que etaba cerrado. También se resignabam Olga Carranco y su marido, que tras cinco horas en el aeropuerto se han quedado sin el vuelo a Praga donde empezaban las vacaciones. "Después de horas de cola, nos iban posponiendo el vuelo hasta que lo han cancelado", respondían resignados de regreso a su casa. "Parece que lo hayan cancelado para curarse en salud", añadía.

También se ha quedado sin poder volver a Praga Marek Lubas. "Ni un mísero mail", se quejaba el hombre, que había venido a Barcelona en un encuentro con su empresa, matriz en Barcelona. "Espero sobrevivir aquí", bromeaba. Valentina Luqui también aguardaba resignada en el mostrador de vueling. Ella perdió su vuelo a París a las siete de la mañana. "Pero con todo este problemón no hay forma de salir, no me pueden reubicar", contaba sentada en el suelo la terminal.

Las cancelaciones han sido la peor pesadilla de muchos. "Esperemos que podamos volar", rezaban muchos de los viajeros, confiando en el panel informativo de los vuelos. Berlín, Málaga o Praga han sido algunos de los destinos cancelados. Raúl y Juan, dos trabajadores de Factor Energía que vinieron a Barcelona a una fiesta pagada por la empresa, se lo miraban con los dedos cruzados. "Cuando hemos visto el marrón hemos venido tres horas antes", explicaba Raúl. El gran problema era que con el sistema informático bloqueado, había que hacer el 'ckeck-in' de forma manual, con larguísimas colas a los mostradores de hasta tres horas.

'Cheking' a mano

"Esto es un documento histórico", bromeaban dos ciudadanas americanas destino a Sevilla, con el billete escrito a mano por las empleadas de la compañía. Monu Vesán, belga, no se lo tomaba con tanto humor. "Joder, ¿me estás diciendo que no funciona? ¿Que tengo que hacer toda esta cola? ¿Y si no llego al vuelo?", resoplaba desde el mostrador 'online' donde antes se hacía el checkin online y hoy a duras penas servía de estanteríapara el equipaje. También se desesperaba Nzinga, que debía volar a Nueva Jersey haciendo escala en Lisboa. "No tengo QR no tengo nada... ¿qué voy a hacer?", preguntaba la joven desesperada. "Es que además me ha pasado en el peor momento, llevo cinco días saliendo de fiesta en Barcelona y mi resaca es infernal. Solo quiero ir a mi casa a dormir", añadía. Al fin, la joven se dirigió al mostrador de su compañía donde accedió al tíquet de embarque.

Oubeida, que regresaba también a la capital Belga después de unos días de vacaciones con sus hijos en Santa Susana, pedía clemencia. "Porfavor que no pase nada"."Estamos flipando", respondía también Giacomo, de 18 años, que debía regresar a Milán. "Nosotros hemos llegado con mucha antelación para no perder el avión, pero estamos en una cola interminable", explica Carlos, que se dispone a volar a París para disfrutar de los Juegos Olímpicos.

También Eduard Comerma, con sus hijos Ologuer y Gerard, se armaba de paciencia ante el mostrador camino a Reykjavík. Toni Planella, entrenador de la selección sub 16 de Golf, reposaba entre las maletas y los palos de sus deportistas. "Nos hemos levantado a las tres de la mañana, venimos de Londres de jugar el campeonato de Europa", decía el hombre agotado. Al ver el panorama, tiraba de paciencia. "Pues nada, ya iremos a un hotel o me duermo aquí mismo, estaría bien llegar a casa en algún momento", contaba junto a sus jugadores, uno de ellos ganador del campeonato.

"Si el retraso supera las dos horas ya nos frustaríamos más", explica Jesús García, que se dirige a Estambul y su avión, de momento, saldrá una hora y media más tarde de lo previsto. Él y su familia esperan para pasar la zona de seguridad. "Supongo que si tienes que hacer un vuelo con escala te pones más nervioso, pero nosotros nos vamos de vacaciones y, a pesar del fastidio, estamos tranquilos", añade. "Nosotros ya tenemos el 'checking', pero debemos hacer la cola igual para facturar –apunta Paula Voss, que va a Eivissa–. He visto que los que no tenían tarjeta de embarque y tenía prisa se lo han ido haciendo a mano. Yo aún tengo cuatro horas por delante y estoy tranquila".

Viaje al siglo XX

Más allá del fastidio, la reflexión común es que por un día, el aeropuerto había entrado en el túnel de la historia. "Hemos vuelto al siglo XX", bromeaba Len, estudiante alemán tras pasar cinco días en Lloret de Mar con sus amigos. Por toda la terminal se veían trabajadores de las compañías aéreas rellenando a mano los billetes y las cartas de embarque. "Está todo automatizado, y el día que el sistema cae, pasa todo esto", se quejaba María, que se disponía a tomar el avión junto con su madre a Bruselas.

Hay quien ha venido con horas de antelación. Y hay quien ha venido con días de antelación. Es el caso de Jesús y Pilar, de 64 y 61 años, que temen que esta incidencia informática les arrebate el vuelo a Venecia y el crucero por las islas griegas. "Los hemos oído en las noticias y pensábamos que era una huelga... nos preocupa porque el billete lo alquilamos con la naviera", decía ella. "Como dure mucho esto no llegamos", avisaba él. "Hemos venido para que alguien nos informe de algo pero no no han dicho nada". Al fin, se marchaban con cierto optimismo. "La tecnología nos ha cambiado la vida, para bien y para mal. Mira, si no hubiera tecnología tampoco habríamos cogido el crucero, Jesús, que lo hemos hecho por internet por primera vez", le convencía su mujer.