Sanidad

Fármacos que ‘llevan mal’ el calor

Hasta 7.500 presentaciones dispensables en farmacia comunitaria requieren una especial precaución en su conservación ante las temperaturas elevadas

Estantería de una farmacia con medicamentos.

Estantería de una farmacia con medicamentos. / R. John

M. González

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Hasta 7.500 presentaciones comercializadas y dispensables en farmacia comunitaria –cerca del 50% de un total de 15.000– precisan de especial precaución ante episodios de mucho calor, especialmente en los fármacos que deben conservarse en la nevera, como los medicamentos con indicación en el tratamiento de la diabetes o las vacunas. Además, el Consejo General de Farmacéuticos recuerda que hay medicamentos como antipsicóticos, antihistamínicos, antiinflamatorios, diuréticos y antidepresivos que pueden agravar los efectos de las altas temperaturas, favoreciendo la deshidratación o elevando la temperatura corporal.

“Las recomendaciones generales son las de conservar el medicamento de acuerdo a lo que se indique en el prospecto; en cualquier caso, el famacéutico también nos lo indicará, sobre todo en el caso de medicamentos que deben conservarse en nevera, entre 2 y 8 grados, ya que son medicamentos que se pueden degradar con más facilidad”, advierte Pablo Caballero, farmacéutico del área de Divulgación Científica del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF).

En España, de las 1.000 presentaciones de medicamentos que deben conservarse en la nevera (entre 2 y 8 grados), alrededor de 400 son dispensables en farmacias comunitarias. El Consejo General recomienda en estos casos utilizar una nevera portátil para transportar este tipo de medicamentos hasta casa, “especialmente si la farmacia queda lejos de casa o no se va a poder ir a casa en un periodo de tiempo más o menos rápido”, puntualiza Caballero, y conservarlos a la temperatura indicada, utilizándolos tan pronto como se hayan sacado del frigorífico, especialmente en estas fechas en las que se suele viajar más.

Vacunas

En el caso de las vacunas que deben mantenerse en nevera, la operativa es la misma. Entre el centenar de vacunas comercializadas y disponibles en las farmacias se encuentran algunas vacunas antigripales, indicadas frente a la hepatitis B o C o frente al rotavirus.

Por su parte, los medicamentos que deben conservarse a una temperatura por debajo de 25 o 30 grados tienen un límite superior de tolerancia; rebasar puntualmente estas temperaturas no tiene consecuencia sobre la estabilidad o la calidad de medicamentos, no obstante, hay que supervisar las condiciones de conservación de este grupo de fármacos que agrupa a cremas, pomadas, geles, supositorios y óvulos.

Por ejemplo, en cremas o pomada se puede producir una separación de las fases, en las que el medicamento deja de tener un aspecto homogéneo; en el caso de los óvulos o supositorios se pueden reblandecer. En estos casos, se recomienda evitar utilizarlos. “Por ejemplo, en cremas o pomadas se puede producir una separación de las fases (el medicamento deja de tener un aspecto homogéneo y se puede distinguir una parte acuosa y otra semisólida), y los óvulos y los supositorios se pueden reblandecer. En estos casos, se recomienda evitar utilizarlos”, advierte.

“El calor puede acelerar la degradación de algunos principios activos y, de este modo, reducir su eficacia”, indica Caballero, que insiste en la importancia de respetar las indicaciones de cada fármaco. Cuando no se requieran condiciones especiales de conservación, se deben mantener igualmente los medicamentos en un lugar fresco y seco, dentro de su envase y junto al prospecto”, dice el farmacéutico. “La idea de esta campaña del CGCOF es añadir una herramienta más para reforzar la importancia de la adecuada conservación de los medicamentos”, destaca.

Deshidratación

Otro factor importante que hay que tener en cuenta es que hay medicamentos como antipsicóticos, antihistamínicos, antiinflamatorios, diuréticos y antidepresivos que pueden agravar los efectos de las altas temperaturas, favoreciendo la deshidratación o elevando la temperatura corporal. “En situaciones de temperaturas muy elevadas, los pacientes tratados con determinados medicamentos pueden ser más susceptibles de sufrir los efectos del calor”, advierte. “En el caso de los diuréticos, por ejemplo, en situaciones de calor vamos a perder más agua por el sudor, por lo que un diurético va a fomentar la pérdida de agua por su propio efecto, por lo que se puede dar una deshidratación o una pérdida excesiva de electrolitos”, expone. “En este caso se recomienda una cierta precaución para mantener ese equilibrio entre el efecto del fármaco, que es el de favorecer en cierto grado la pérdida de líquidos, y que la deshidratación no sea excesiva”.

“Otros fármacos”, prosigue, “por sus efectos farmacológicos, pueden reducir la capacidad del cuerpo de sudar y, por tanto, pueden aumentar de forma indirecta la sensación de calor, como es el caso de algunos antihistamínicos”, subraya. También hay algunos medicamentos que, de forma directa, pueden aumentar la temperatura corporal, algo que sucede “con analgésicos como tramadol o con antipsicóticos para esquizofrenia”. En estos casos especialmente se recomienda mantenernos en lugares frescos, no exponernos a la luz solar directa, sobre todo entre las horas centrales del día, para evitar que pueda haber algún problema”.

Fotoprotección, hidratación y fruta

Con el aumento de las temperaturas, también se incrementan los riesgos para la salud: las radiaciones solares pueden dañar la piel y los ojos, mientras que el calor excesivo puede aumentar el riesgo de deshidratación; algunos medicamentos también pueden aumentar la sensibilidad de la piel frente al sol. Por eso, el CGCOF, a través de sus vocalías nacionales de Alimentación, Dermofarmacia, Oficina de Farmacia y Óptica y Acústica, ha lanzado la campaña “Cuidados del verano 2024” con el objetivo ofrecer recomendaciones sobre fotoprotección, tanto de la piel como ocular, incluyendo la fotoprotección oral, la importancia de mantener una buena hidratación en verano, además de ofrecer recomendaciones sobre el uso de determinadas plantas medicinales en el periodo estival.

En lo referente a la fotoprotección, destacan que la luz solar es necesaria para la síntesis de la vitamina D, también influye en el estado de ánimo y ayuda a ajustar el ritmo circadiano, sin embargo, una exposición excesiva y sin protección puede causar riesgos para la salud. La Vocalía Nacional de Dermofarmacia recuerda la importancia de utilizar protector solar para prevenir la aparición de quemaduras solares, el fotoenvejecimiento y la aparición del cáncer de piel, entre otros. “Secomiendan utilizar fotoprotectores solares de amplio espectro, que cubra ante la radiación ultravioleta (UVA y UVB), la luz visible y el infrarrojo A (IR-A), con un factor de protección alto o muy alto (de 50 o de 50+)” y adecuado para cada tipo de piel y aplicarlos incluso en los días nublados, aumentando las precauciones en niños, embarazadas y mayores. Pablo Caballero destaca también que “hay que evitar ulizarlos una vez que se ha superado el periodo de uso tras la apertura, que viene indicado siempre en el envase”.

Además, la Vocalía Nacional de Dermofarmacia señala que en entornos urbanos, aunque la polución puede reducir la intensidad de la radiación solar, también acelera el fotoenvejecimiento, por lo que aconseja el uso de fotoprotectores enriquecidos con activos antioxidantes y antipolución. También se recomienda beber alrededor de dos litros de agua y aumentar el consumo de frutas y verduras. En cuanto al uso de fotoprotectores orales, los farmacéuticos recuerdan que nunca van a sustituir a los fotoprotectores tópicos y que son un complemento que permite alcanzar una protección frente al sol más profunda e integral. En cuanto a los ojos, destacan la necesidad de protegerse con gafas de sol homologadas que garanticen una protección efectiva. Para ello, deben tener el marcado CE, que garantiza que cumplen con la normativa mínima exigida por la Unión Europea y contar con filtros que bloqueen las radiaciones UV.

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