EJÉRCITO

De cómo una panificadora mejoró la vida de los soldados españoles en la inhóspita isla de Alborán

Margarita Robles atiende la petición del destacamento destinado allí para poder comer pan recién hecho y no congelado en sus misiones de cuatro semanas

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en su visita a marzo a la isla de Alborán, donde hay un destacamento del Ejército español.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en su visita a marzo a la isla de Alborán, donde hay un destacamento del Ejército español. / MINISTERIO DE DEFENSA

Roberto Bécares

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

“No nos olvidamos de ustedes. Es un orgullo contar con su profesionalidad, pero sobre todo, con su entrega y su capacidad de dar lo mejor de sí mismos en unas condiciones complicadas”. El pasado 11 de marzo, la ministra de Defensa, Margarita Robles, realizó una visita a la isla de Alborán, un pequeño islote en medio de la nada, a 85 kilómetros de la costa almeriense y a 55 de la marroquí, y que en los últimos años se ha convertido en puerto de destino de las mafias de tráfico de personas desde el continente africano. 

Desde el año 1997 está en el pequeño islote establecido de forma permanente un destacamento de la Armada -de 11 militares-, cuyo papel es fundamental para garantizar la seguridad, realizar labores de vigilancia marítima y pesquera y proteger la biodiversidad de un espacio tan singular como este. 

Los militares completan cuatro semanas allí destinados antes de ser relevados por un nuevo equipo, en un espacio ciertamente inhóspito donde solo hay un faro, una construcción para los alojamientos y dos puertos, uno de ellos inutilizable, un pequeño compartimento para la potabilizadora de agua y el generador eléctrico y pequeñas construcciones para el sismógrafo y mareógrafo, además de un cementerio. 

En la visita de Robles, la primera de un ministro a este destacamento, esta alabó “la labor difícil e importante” que realizan aquí los soldados y les prometió diferentes mejoras, entre ellas nuevos sistemas de seguridad y acceso, de abastecimiento de agua y de energía eléctrica. 

Una fermentadora de pan

Además, está prevista la ampliación del muelle, añadiendo una nueva rampa y una nueva grúa de carga y descarga. Pero hubo una petición particular, la de la cocinera, que la ministra se ha encargado personalmente de atender, y esta era la de una fermentadora de pan, ya que la temperatura y la humedad hace muy complicado poder hacer pan y empanadas en la isla y, además, el cuarto donde se trataba de elaborar hacía que fuera inoperativo para otras labores [allí estaba la nevera entre otros electrodomésticos].   

“La ministra se ha involucrado personalmente en conseguirla”, señala vía telefónica el teniente de navío Hugo Rodríguez Boo, jefe en la actualidad del destacamento, que en pocos días será relevado. Los 11 millitares que lleguen de refresco, sobre todo la cocinera, se verán beneficiados de la mejora, un horno eléctrico llegado hace pocas semanas que “ha facilitado mucho la vida” a todos.

Pan recién hecho

Además de la obvia diferencia entre el pan recién hecho y el congelado que consumían hasta hace poco, los militares destinados allí no tendrán que incluir entre los víveres que se trasladan hasta la isla en helicóptero cientos de barras de pan congelado, “para un mes”, sino solamente deberán incluir varios pequetes de harina y levadura.  

El operativo destinado a la isla, que tiene varias embarcaciones neumáticas, usadas sobre todo cuando la Guardia Civil acude a la isla a recoger a inmigrantes subsaharianos que llegan en barcazas traídos por las mafias, cuenta con un jefe oficial, un suboficial, cuatro militares con funciones de seguridad, infantes de marina, una cocinera, un cabo primero, que suele encargarse de los generadores eléctricos, y tres guardias para la central de comunicaciones.