TCA

La “operación bikini” pone en riesgo la salud mental

Dietas restrictivas, dejar de hacer planes que impliquen exposición corporal o la obsesión y la culpa, señales de alarma ante un posible trastorno de conducta alimentaria

Gente disfrutando de un día de calor en la playa viguesa de Samil. / MARTA G. BREA

Gente disfrutando de un día de calor en la playa viguesa de Samil. / MARTA G. BREA

M. González

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Una mayor exposición corporal o el cambio de rutinas o planes sociales que implican comida influyen en el malestar de muchas personas con un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA). Para colmo, la “operación bikini” aumenta la presión sobre muchas personas, que suelen utilizar la excusa de “compensar” los excesos del verano para adelgazar. El problema es que dicha “operación bikini” tiene influencia ya no solo en la salud física, sino también en la salud mental.

“El verano es un gran disparador, porque venimos de estar estudiando durante todo el curso o de estar trabajando y deseando que lleguen las vacaciones, con el agotamiento acumulado de todo el año, y viene una época en la hay más exposición corporal y eso puedo generar un detonante de estar más alerta a algunas cosas que nos llevan a tener según qué tipo de conductas que, si se nos van de las manos, pueden ser un problema”, advierte Uxía Domínguez, psicóloga especialista en TCA y trauma.

En este contexto, es importante estar atentos a nuevas conductas que puedan llegar a ser una señal de alarma. “Se cometen a veces barbaridades. Se adoptan conductas para intentar compensar en un breve periodo de tiempo para tener un resultado muy rápido y eso es llevar el cuerpo al extremo; lo que pasa es que está tan normalizado a nivel social, que tiene ya un nombre (“operación bikini”), que como que se da ese margen para tolerar según qué tipo de conductas que no ayudan”, destaca.

“No tiene que centrarse algo en etapas en las que tienes que esforzarte muchísimo para alcanzar el objetivo de estar en un peso o una imagen; si tienes una alimentación equilibrada; si practicas ejercicio, el necesario para ti en cada momento de tu vida, con el que tú te sientas bien y no implique un desgaste para tu salud mental tampoco, ya tienes un equilibrio durante todo el año, porque la “operación bikini”, al final, es un momento de descontrol, y se te puede ir de las manos”, reflexiona.

Conductas preocupantes

Existen algunas conductas preocupantes que se pueden generar que son auténticas señales de alarma. “Lo que más solemos ver es que, cuando empieza a llegar esta época, mucha gente retira los carbohidratos, que siguen demonizados, o todo el tema de dulces”, destaca: “Y ya no solo eso, sino el no poder normalizar que un día vayas a cenar con la familia o con los amigos, se empieza a notar que dejas de hacer ese tipo de cosas, o que pides otro tipo de platos, como solamente ensaladas”. Con este tipo de alimentación, expone la experta, “conseguimos a veces, sin querer, entrar en ese bucle de restricción y que luego llegue el día en el que puedas tomarte un helado y acabes tomando algo más porque tienes hambre real”.

Una segunda señal de alarma podría ser la de dejar de hacer planes que impliquen mostrar el cuerpo, como ir a la playa o a la piscina. “En cuanto a la exposición física, en ambientes donde se está en bañador o bikini, por ejemplo, lo que solemos ver es que o bien se tapan (con un pareo para intentar tapar barriga o muslos, o con una camiseta o sudadera), o bien tratan de evitar ese tipo de planes, poniendo excusas”, describe Uxía Domínguez: “Es una alarma cuando antes les gustaba ese tipo de plan y ahora dejan de hacerlo, les causa como fobia”.

Obsesión y culpa

Otra señal es “la obsesión y la culpa”. “Es lo que marca uno de los límites entre cuando intentas hacer conductas que, siendo dañinas para ti, no terminan desarrollando un problema y cuando sí empiezas a desarrollarlo. Cuando aparece la obsesión y la culpa es cuando sí empieza a aparecer, no digo el trastorno, pero sí el problema que puede desencadenar en el trastorno”, advierte.

“Mucha gente, ante las restricciones, se justifica diciendo que está comiendo sano, pero comer sano no implica comer todos los días a base de ensalada y el día que te permites, por ejemplo, un plato de pasta, te genera esta sensación de culpa, o hay una obsesión por no cenar o hacer el doble de ejercicio al día siguiente, ahí está habiendo un problema ya”.

Llegados a este punto, Uxía Domínguez indica que “el entorno es clave, un contexto en el que se intenta normalizar en el que puedas comer de todo, en el que pueda haber un equilibrio natural en el que todos tenemos nuestras vulnerabilidades y complejos; pero, aun así, seguir haciendo nuestros planes y nuestra vida, sin que afecte”, destaca. “No es lo mismo estar en una familia que es más flexible en este sentido que otras que son más rígidas, sin querer, en las que hay también comportamientos de mamás y papás que también están a dieta o con comentarios relativos al peso o a la imagen corporal”, expone.

Sufrimiento

Hay que tener en cuenta, además, de que el sufrimiento es “tremendo” para muchas personas que están en esta situación. “Mucha gente acaba viniendo a consulta cuando termina el verano precisamente por lo mal que lo han pasado durante toda esta época”, subraya.

También Uxía Domínguez advierte sobre la importancia de acudir a profesionales especializados “que te ayuden a entender todo desde un equilibrio”: “Cuando empieza a haber prohibiciones, cuando empieza a haber rigidez o este tipo de control, tratemos de buscar otras alternativas que no fomenten la culpa y la obsesión”. “Con un plan de ejercicio muy intenso durante dos semanas para llegar lo mejor posible a la playa, al final eso no deja de ser un ‘atracón’ de ejercicio, es algo que no vas a poder mantener durante el resto del año, y debe ser algo muy equilibrado, que puedas seguir manteniendo y que, lógicamente, no implique un sufrimiento para ti”.

También destaca que “los excesos vienen mucho de la restricción”. “Si normalizamos que si hoy que tengo mucho calor me apetece tomarme un helado, eso no es un exceso. El problema es cuando tenemos esta interpretación del helado, si partimos de la restricción y se convierte en algo prohibido, le estamos dando una imagen que no tiene”, sostiene: “La ensalada, ¿es sana? Sí, pero no si la comes los 365 días al año, porque necesitas otros nutrientes”.

“La 'operación bikini' al final, es un momento de descontrol y se te puede ir de las manos”, Uxía Domínguez, psicóloga experta en TCA

A todas las personas que estén pasando un mal momento en esta época estival por este motivo, Uxía Domínguez les diría “que no son las únicas personas que están pasando por esto”. “Muchas veces les digo a mis pacientes que, cuando van a la playa, en hipervigilancia, por si alguien les va a notar un michelín o algún cambio en ellos, la mayor parte de la gente no se está fijando en lo mismo que tú, porque cada uno está pendiente de su vida, de sus cosas, de sus cuerpos, no van a estar pendientes de lo que tú estás sintiendo”, expone. También sería estupendo “que tuvieran a alguien de su entorno con quien pudieran hablar de este tema.

Lógicamente, “si ya el sufrimiento es diario, constante, o le cuesta sacarse según qué pensamientos o sensaciones de la cabeza, ahí sí ya pedir ayuda de un profesional”: “Todo lo que tenga que tenga que ver con salud mental, y en específico con trastorno alimentario, cuanto antes se empiece a trabajar es determinante para la recuperación”.

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