VIOLENCIA MACHISTA

Más allá de la denuncia: ¿por qué no se consiguen evitar los asesinatos por violencia machista?

El empoderamiento de las víctimas, las reticencias a denunciar o la falta de los recursos son cuestiones que explicarían las cifras

Siete comités de crisis, pero la violencia de género no remite

Los expertos señalan que, aunque sea necesario, denunciar no siempre es fácil.

Los expertos señalan que, aunque sea necesario, denunciar no siempre es fácil. / ARCHIVO

María G. San Narciso

María G. San Narciso

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Juliana, de 32 años, en Buñol (Valencia); Manuela, de 30 años, en Sabadell (Barcelona); Sara Abigail, de 29 años, en Madrid; una mujer de 76 años -de la que se desconoce el nombre- en Salou (Tarragona); y Margarita, de 36 años en Alicante han sido asesinadas este fin de semana en apenas 48 horas. Dos de ellas habían denunciado a su presunto agresor, el resto no.

En poco más de dos semanas en España se han cometido 13 crímenes por violencia de géneroSon diez hombres los que han asesinado a 11 mujeres, un niño y una niña, desde el pasado 29 de junio y hasta este domingo. ¿Qué está fallando? Para comenzar, lo más obvio: que hay quienes continúan maltratando y asesinando a sus parejas o exparejas. Para seguir, según los expertos consultados, que el asesinato machista es el culmen a una historia de violencia, que se expresa de múltiples formas, y que puede durar hasta décadas sin que nadie haya sido capaz de actuar para evitar que continúe.

Tras el último Comité de Crisis, los titulares de Igualdad y de Interior reconocieron que podían existir fallos en el sistema. "El modelo no es infalible, pero salva muchas vidas”, enfatizó Fernando Grande-Marlaska. El ejemplo es el de Amal, una de las víctimas asesinadas en junio que, pese a estar estar dentro del Sistema VioGén, y a que sobre su expareja Mahdi pesaba una condena por violencia machista, la asesinó junto a sus dos hijos. Él estaba a punto de entrar en la cárcel. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha asegurado este lunes que están en contacto con Interior y Justicia para mejorar la coordinación. Para ello, buscará "la complicidad de los agentes sociales y económicos" porque "toda la sociedad entera tiene que aislar a los asesinos".

Las complicaciones para denunciar

El mensaje que manda el Gobierno es que hay que denunciar. En dos décadas se han multiplicado por 10 las denuncias por violencia de género tramitadas en los juzgados: si en 2004 se situaban en torno a las 20.000 anuales, en 2023 hubo un total de 199.282. Sin embargo, como insiste el que fuera delegado del Gobierno para la Violencia de GéneroMiguel Lorente, lograr ampliar el porcentaje de mujeres que toman esas decisiones es complicado por varias razones.

Una de ellas es que muchas víctimas se sienten ahora más empoderadas para decir "hasta aquí hemos llegado". En los últimos años, un tercio de las mujeres asesinadas por violencia de género habían anunciando su intención de separarse, lo que incrementa exponencialmente el riesgo de que suceda el terrible final. Otra cuestión es el efecto 'paso a la acción' que sienten algunos agresores al ver otros asesinatos consumados. También reconoce que no se detectan a las mujeres maltratadas a tiempo, el cien por cien de las cuales están atendidas por Atención Primaria con sintomatología cambiante, algo que quiere solucionar pronto Igualdad, que quiere implicar a sanidad y los servicios sociales en el sistema.

Pero, mientras tanto, están "diciendo a las víctimas que tienen que denunciar. Y ellas a veces responden que lo que quieren es que las dejen de maltratar, no que sus maridos, o los padres de sus hijos, vayan a la cárcel", explica el experto. Tampoco es fácil con los allegados. Recuerda haber tenido chicos en su consulta como médico forense donde sus madres les decían que lo que tenían que hacer era retirar la denuncia contra sus padres; que a ellas también les habían maltratado, pero habían sido felices. Otros temen hacer algo que las propias mujeres no quieren que hagan por ellas, lo que las puede aislarlas más, pese a lo importante que es que el entorno ayude a frenar la situación.

Porque muchas tienen dependencia emocional o baja autoestima, entre otras consecuencias que dejan las relaciones de violencia de género. La víctima de Buñol, por ejemplo, había rechazado en el juzgado medidas de protección, así que no se las pusieron, pese a que todo se explique con su condición.

Faltan recursos económicos

Anna Bella, fundadora de la fundación con su mismo nombre, también reconoce lo difícil que es denunciar siendo maltratada y recuerda que, en España, menos del 2% de las denuncias interpuestas son de personas allegadas. Además, no todas llevan aparejada una protección eficaz. "El protocolo cero -que consiste en una guía de actuación policial para que los agentes sepan cómo actuar ante casos de violencia de género en los que no existen denuncias- falla", lamenta.

"Falla todo esto y también la coordinación entre los distintos sistemas, así como presupuestos para dotar a más medidas de protección al 22% de las que denuncian. Aunque muchas no lo hagan, al menos estas mujeres deberían estar protegidas", prosigue. Recuerda el caso de una mujer que vive en un cortijo de un pueblo de Málaga. Después de andar un buen rato, cuando llegó a denunciar no estaba la Guardia Civil. Le dijeron que esperase unos días.

"Si alguien amenazara a la madre de uno de los jugadores de la Selección podrían a los GEOS, pero a las mujeres no. Un agente tiene asignado de media entre 50 o 100 víctimas, dependiendo del lugar en donde esté. Puede haber cualquier error humano", relata. Porque aunque el sistema VioGén funcione como un algoritmo, que asigna el riesgo que tiene la víctima, antes debe pasar por una entrevista. El grado de protección se valora en función del relato a partir de esas preguntas, y de una serie de parámetros como los episodios violentos, el perfil del agresor o si hay menores a cargo. 

Pero la baja autopercepción del riesgo de las víctimas y la carga de trabajo de los profesionales pueden hacer que las medidas de protección que se le asigne no sean las que realmente le corresponderían por su situación, como ya ha ocurrido en varias ocasiones. Y, para eso, se necesitan más profesionales y más formación. Reniega, asimismo, de algunos dispositivos de control por estar obsoletos.

"Todas las mujeres que están en el VioGén se encuentran amenazadas por sus maridos, pero no se toma en serio. Igual porque somos mujeres anónimas", lamenta Anna Bella, que recuerda el caso de una jueza que, pese a haber interpuesto 20 denuncias contra su agresor, este, hace solo dos semanas, todavía no había entrado en prisión.

Un problema estructural

A todo ello se suma que el problema es estructural y hay nuevas generaciones que lo arrastran. Hay violencia que se sigue tolerando. Los porcentajes de jóvenes que se alinean con posturas negacionistas, minimizadoras o banalizadoras de la violencia de género se han ido incrementando considerablemente en los últimos años.

El último Barómetro Juventud y Género 2023, elaborado por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud y financiado por la delegación del Gobierno contra la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad, recogía más apoyos a sentencias como que la violencia de género "aunque está mal, siempre ha existido, es inevitable", "es algo habitual en el seno de una pareja" o "si es de poca intensidad, no es un problema" que en años anteriores, llegando a duplicarse e incluso a triplicarse el número de personas jóvenes que las sostienen.

Pide ayuda

El 016 atiende a las víctimas de todas las violencias contra las mujeres. Es un teléfono gratuito y confidencial que presta servicio en 53 idiomas y no deja rastro en la factura. También se ofrece información a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y asesoramiento y atención psicosocial mediante el número de Whatsapp 600 000 016. Además, los menores pueden dirigirse al teléfono de ANAR 900202010.

Las víctimas de maltrato sordas, con discapacidad auditiva, ciegas o sordociegas pueden llamar al 016 con 900 116 016, SVisual, ALBA, Telesor, ATENPRO y la app PorMí. Todos los recursos frente a la violencia machista.