El centro de gestión de Rodalies atiende 70 incidencias al día (pero muchas no afectan al servicio)

Hay un trabajador de Renfe que se encarga de responder a los usuarios que, a través de Twitter, piden información, comparten una incidencia o se quejan del servicio de Rodalies. La línea R4, detalla este joven, es la que más mensajes genera. Vandalismo, fotos con los pies de alguien sobre el asiento, botellón en el tren..., mucho incivismo, pero también muchos problemas vinculados con el incumplimiento de los horarios. Oriol contesta y el resto de los compañeros del centro de gestión de Rodalies, en la parada de Clot, gestionan toda la información y comunicación vinculada con las incidencias para que el resto de viajeros, ajenos a algo que les puede afectar colateralmente, estén al corriente, ya sea por megafonía, pantallas, 'app' o web. En 2023 fueron más de 25.600 percances, que salen a 70 al día y es un buen titular. Pero ojo: tiene que quedar claro que muchos no llegan a tener efecto alguno sobre el sistema ferroviario.

Imaginen una sala con una pantalla muy grande y escritorios llenos de gente mirando hacia esa pared. Lo habrán visto en volquetes de películas sobre astronautas. Pues aquí es lo mismo, pero con trenes. El centro de gestión lo forman 40 personas, funciona las 24 horas y los 365 días del año, y tiene al frente a Merche Gamero, sobre la que recae la responsabilidad última sobre cómo informar y qué datos aportar. También desde aquí se informa a Adif en el caso de que la incidencia tenga que ver con la infraestructura. Recuerden: Renfe es el operador y Adif es el titular de las vías (y de las estaciones). Será así, al menos, hasta que Gobierno y Generalitat cierren el traspaso de Rodalies, con el que se supone que se creará una nueva empresa que explotará el servicio mientras que Ifercat (que ya controla la L9 de metro) se hará cargo de la infraestructura.

Molestias sin cortes

La R2 Sud, por su coincidencia con trenes de media y larga distancia, es la más complicada de gestionar. En cuanto a las incidencias, Gamero señala que son muchas las que no tienen ninguna afectación sobre el sistema ferroviario por mucho que generen una ficha nueva. Es decir, un tren parado por falta de alimentación en la catenaria es una incidencia clara que tiene un efecto negativo en los viajeros. Pero también es una incidencia que un aire acondicionado no funcione o que una máquina de venta de billetes esté estropeada, y eso, aun siendo una molestia, no hace que el tren vaya más tarde.

Con el tiempo, sin embargo, los problemas han ido cambiando. Ahora, india la jefa de área del centro de gestión, hay muchos más problemas con los grafiteros: "Antes bastaba con que el maquinista les llamara la atención para que se fueran corriendo, pero ahora se enfrentan, son más violentos". También el robo de cobre, que tiempo atrás era un hecho insólito, "ha crecido mucho en los últimos años".

El contexto

Si 25.655 incidencias durante 2023 son muchas o pocas es una valoración subjetiva que requiere de un poco más de contexto: hay 202 estaciones, 1.200 kilómetros de vía, 272 trenes, casi mil circulaciones diarias, 166 municipios implicados, 1.400 empleados y 130 millones de viajes realizados durante el año pasado.

"Estamos atravesando un periodo nunca visto en cuanto a proyectos de mejora del sistema ferroviario"

Ricard Riol

— Técnico de operaciones de Rodalies

Desde esta sala también se controlan los planes alternativos de transportes, los operativos organizados por Renfe y Territori para tratar de cubrir por carretera los cortes ferroviarios derivados de las obras. Ricard Riol, técnico de operaciones de Rodalies, explica que cada año hay unas 250 condicionantes programados. Que tanto pueden ser las obras de desdoblamiento en la R3 o cosas más mundanas como refuerzos de trenes por el Carnaval de Sitges. Ahora, sin embargo, concede este experto, "estamos atravesando un periodo nunca visto en cuanto a proyectos de mejora del sistema ferroviario". La parte buena es que en el futuro, la red ferroviaria de Catalunya será más fiable y eficiente. La mala, que mientras eso no llegue, los viajeros sufren interrupciones bruscas en sus hábitos de movilidad diaria.

Lo sobrellevaron en la R3 de octubre a febrero entre Parets y la Garriga (y les volverá a pasar el próximo invierno), lo padecen ahora los de la R4 y la R8 entre Castellbisbal y Molins y lo experimentarán los que usan los Regionales hacia Tarragona y Lleida a partir de finales de septiembre. Añadan las afectaciones imprevistas, como el robo de cobre en Montcada que en mayo afectó a la R4, la R3 y la R7 o el incendio del enclavamiento que guillotinó la R2 Sud el año pasado. Todo eso genera estos planes alternativos que también se gestionan desde esta sala del Clot.

Toda la información pasa por aquí y se filtra hacia los canales a través de los cuales los usuarios pueden conocer el estado de la red ferroviaria de Catalunya. Puede ser un torno estropeado, pero quién sabe, también puede ser un tren que se ha parado porque la catenaria se ha quedado sin energía. ¿La resolución de la incidencia? Esa es otra pantalla.