Movilidad al límite

Soluciones para descongestionar la AP-7: mejorar las conexiones, velocidad variable y retenes para agilizar las incidencias

Trànsit echa de menos una visión conjunta de la red viaria que permita "balancear el tráfico" y reclama nudos más ágiles y eficientes desde la autopista hacia el resto de arterias principales

Crónica, día a día, de un mes en la agitada vida de la AP-7: retenciones, siniestro, carriles cortados, incendios...

MAPA | Catalunya registra 19 de los 20 puntos viales de toda España con mayor concentración de camiones

El Gobierno se da entre cinco y siete años para desatascar la AP-7 y la AP-2 en Catalunya

Retenciones en la  AP-7, en julio de 2022

Retenciones en la AP-7, en julio de 2022 / Manu Mitru

Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La AP-7 es el resultado de muchas cosas. Le pueden echar la culpa, incluso, al Banco Mundial, que a mediados de los años 60 recomendó al régimen de Francisco Franco que construyera autopistas en beneficio de la industria y el turismo. Fue en los 70 cuando se inauguró, por tramos, en esas décadas en las que el automóvil era sinónimo de prosperidad. Más de medio siglo después, la arteria del Mediterráneo padece un grave problema de congestión, en buena medida, por culpa de la eliminación de los peajes, en septiembre de 2021. Este verano volverá a acariciar el colapso, pero lo cierto es que durante todo el año, y entre semana, ya es un festival constante de incidencias. Pero no hay mal que por bien no venga: hay menos gente que usa carreteras más peligrosas y eso se traduce en una reducción de la mortalidad al volante. Sobre cómo mejorar la situación en la autopista, la respuesta tiene muchas ramas, desde muscular las conexiones y la señalización hasta el balanceo a otras carreteras de alta capacidad.

Camiones y turismos comparten espacio en la AP-7, al paso de esta autopista por Sant Cugat

Camiones y turismos comparten espacio en la AP-7, al paso de esta autopista por Sant Cugat / Ferran Nadeu

Ramon Lamiel, director del Servei Català de Trànsit (SCT), tiene a bien atender a este diario para abordar el problema de la AP-7. Y cual médico ante su paciente en paños menores, pasa de la exploración y el diagnóstico al posible tratamiento. Como sucede con el cuerpo humano, una enfermedad en un lugar muy concreto puede tener origen y salida en otros puntos. Es una de las primeras observaciones de Lamiel, que considera que parte de la solución está "en analizar la malla viaria como una suma de conductos que se alimentan los unos a los otros", y por ende, también se complementan y se echan una mano.

Fluctuar vehículos

De ahí sale el concepto de "balanceo del tráfico", es decir, ser capaces de fluctuar los vehículos hacia una u otra vía en función de la necesidad. Ejemplo: quiero ir a la Costa Brava y lo lógico es coger la AP-7, pero en determinadas circunstancias, apostar por la C-32 puede ser mejor opción. Lo mismo hacia el sur, pero en dirección a Tarragona, la misma C-32 de la que es competente la Generalitat mantiene todavía el peaje y eso genera un claro efecto rechazo, cosa que agrava todavía más la situación de la autopista del Mediterráneo.

Colapso en la AP-7 causado por el incendio de un camión, en junio de 2022

Colapso en la AP-7 causado por el incendio de un camión, en junio de 2022 / Ferran Nadeu

Eso pasa por mejorar las conexiones, hacerlas más ágiles, con mayor espacio, más directas. Quizás el mejor ejemplo de nudo mal resuelto, comparte Lamiel, sea la unión entre la AP-7, la C-58 y la N-150. El responsable de Trànsit lo resume de manera coloquial: "Está para dinamitarlo y hacerlo todo nuevo. En la zona del Vallès se hicieron mal las conexiones". Tampoco está bien planteado el maridaje con la A-2 en Martorell (1.200 vehículos por hora que piden a gritos un segundo carril de entrada), o el de la C-15 a la altura de Vilafranca.

"La unión de la AP-7 con la C-58 está para dinamitarla y hacerla todo nuevo. En la zona del Vallès se hicieron mal las conexiones"

Ramon Lamiel

— Director de Trànsit

Urge también el acoplamiento de la A-7 con la AP-7, que según Lamiel, debería resolverse antes de Tarragona en sentido norte. Insistiendo en la idea de que todo debería ser más fácil, natural e intuitivo, ve de igual manera imperativo mejorar el enganche con la C-16 o la C-60 (vital para enlazar en Argentona con la C-32).

Cuatro de los cinco puntos con mayor intensidad media diaria de vehículos de todo el Estado están a las puertas de Barcelona

En definitiva, uno de los mejores tratamientos es crear una red de 'by-pass' que rompa la sensación de compartimento estanco en la gran autopista que cruza toda Catalunya. Alguna de estas intervenciones están incluidas en la hoja de ruta presentada hace dos años por el Gobierno, que con una inversión de más de mil millones de euros, prevé que la cosa mejore mucho antes de que termine la década.

Ratonera en el Vallès

El tramo más delicado de la AP-7 entre semana es el que va de norte a sur de la ciudad de Barcelona, el que coincide con la B-30. Básicamente, desde Martorell hasta Llinars del Vallès. "Cualquier incidente genera problemas muy importantes. Este tramo, sobre todo del Papiol a Mollet, es una ratonera, porque no tiene arcenes practicables. Juntar la autopista con la B-30 sería una maravilla. Y es una obra que ya está prevista".

Desde Granollers hasta Mollet hay también un trecho que genera muchos problemas en días laborables. "Tiene relación -señala Lamiel- con la C-33 y la B-10 y todo lo que va y viene al puerto". En el fondo de la cuestión, los camiones. No en vano la AP-7 aglutina 10 de los 20 puntos de todo el Estado con mayor concentración de vehículos pesados.

Accidente entre dos camiones en la AP-7 a la altura del Vendrell.

Accidente entre dos camiones en la AP-7, a la altura del Vendrell / ACN

La intensidad en la AP-7 se une a la situación de estrés que ya de por sí experimenta el entorno inmediato de la capital catalana. Según datos recogidos por Trànsit, cuatro de los cinco puntos (ver gráfico inferior) con mayor intensidad media diaria de vehículos de todo el Estado están precisamente a las puertas de Barcelona. Entre los 20 primeros aparece en dos ocasiones la autopista del Mediterráneo, precisamente en dos puntos al otro lado de Collserola, a la altura de Sant Cugat y Barberà del Vallès.

Los problemas durante los fines de semana están mucho más repartidos por el territorio. La entrada de la C-35 a la AP-7 (en el centro comercial de la Roca y en Cardedeu) y la unión con la C-60 hacia el Maresme generan tres perturbaciones seguidas que son la delicia de los atascos en festivo. Por eso este es uno de los puntos en los que colocar un carril adicional en el sentido contrario de la autopista capaz de absorber unos 750 vehículos por hora.

Al sur, el conflicto se produce en la conjunción con la C-15, desde Vilafranca hasta Gelida, y del Vendrell hasta Vilafranca por la aportación de los que vienen por la AP-2 (ahí va el otro vial adicional).

Mariposa al volante

Basta una pequeña chispa en cualquiera de estos puntos para que todo estalle en la AP-7. Aleteo de una mariposa al volante. Ese es otro de los aspectos con margen de mejora, el de la respuesta ante las incidencias. Ahora da comienzo un nuevo contrato de intervención, sostiene Lamiel, con el que se incrementan los efectivos y los horarios de actuación. Para el futuro a corto y medio plazo, añade el director de Trànsit, la idea es que determinados puntos negros dispongan de retenes preparados para entrar en acción en el mínimo tiempo posible.

La AP-7, a la altura de Barberà del Vallès, a rebosar de vehículos pesados

La AP-7, a la altura de Barberà del Vallès, a rebosar de vehículos pesados / Ferran Nadeu

La respuesta ágil es el elemento determinante para que la autopista sufra lo menos posible. Un accidente con camiones implicados, por ejemplo, necesita ahora de unas siete horas de trabajo antes de que la arteria recupere la normalidad. No es solo retirar el vehículo y limpiar o arreglar la calzada. También tiene que venir el perito del seguro de la carga para determinar qué hay que hacer con la mercancía. Debería ayudar, también el proyecto de velocidad variable en algunos tramos de la AP-7 que ya está en licitación. En tramos hacia Tarragona, la AP-7 "es una montaña rusa", y eso causa muchos siniestros porque los coches modifican mucho su velocidad sin querer.

Dentro de lo malo

La buena noticia, dentro de lo malo, es que en este 2024 'solo' han perdido la vida dos personas en la AP-7. Los dos camioneros, dato que ya invita a la reflexión sobre si se debería ser más rígido sobre el transporte de mercancías. En 2022, también en los seis primeros meses del año, fueron 15 las víctimas. "Que hay más gente en las autopistas es, en el fondo, una buena noticia para la siniestralidad, porque ahora son menos que antes los que van por carreteras secundarias, mucho más peligrosas", remacha Lamiel. La AP-7 es un infierno, pero resulta que también salva vidas.

Suscríbete para seguir leyendo