Transición energética

Decenas de parques solares y eólicos avanzan sin polémicas ni conflictos sociales

Pese a casos como los del Empordà, donde el rechazo ha contado con altavoz mediático, la mayoría de tramitaciones de parques solares progresan sin ruido

El 90% del gasto eléctrico de Barcelona se puede cubrir con placas solares en el suelo

Imagen de un parque solar fotovoltaico.

Imagen de un parque solar fotovoltaico.

Guillem Costa

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A menudo son noticia los parques eólicos y fotovoltaicos que se proyectan sobre diferentes zonas de Catalunya y que chocan con el rechazo de vecinos, asociaciones ecologistas o directamente políticos municipales. Algunas de estas polémicas han servido para que Catalunya se ganara la fama de "opositora habitual" a este tipo de grandes proyectos de energías renovables.

Ahora bien, esta descripción no coincide de forma exacta con la realidad, que es bien distinta. La mayoría de los parques que se intentan sacar adelante en Catalunya y reciben el visto bueno de la Administración se abren camino sin apenas ruido y sin encontrar reticencias inflexibles.

En los últimos años, la Generalitat ha acelerado la tramitación de las solicitudes para instalar molinos y placas fotovoltaicas. Y pese a que Catalunya sigue lejos de las comunidades autónomas líderes a la hora de producir energía verde, poco a poco, el paso se ha ido aligerando. Es cierto que todavía no se ha puesto la sexta, pero los datos sí evidencian un cambio de marcha, sobre todo en cuanto a parques fotovoltaicos.

Carrera de obstáculos

Catalunya genera hoy más energía a través de los aerogeneradores que gracias a los paneles fotovoltaicos. Sin embargo, desde que se aprobó el decreto que debía servir para facilitar el impulso de las renovables, se han autorizado 125 proyectos solares y se han denegado 11. Por el contrario, ocho parques eólicos han recibido la luz verde y siete han tenido resoluciones desfavorables.

Cuando una empresa dispone del exigente permiso ambiental y la autorización administrativa, aún no puede dar por hecho que su central de energía renovable sea una realidad. En algunos casos, parques que tienen el aval oficial, se encallan por la resistencia social de agricultores, de entidades en defensa de la biodiversidad o de quienes no están dispuestos a tolerar alteraciones en el paisaje.

No obstante, las compañías están tratando de modificar el relato. Muchas intentan enfocar los proyectos no como una imposición sino como un diálogo hacia el consenso y la aceptación. Esto es lo que sucedió por ejemplo en Els Valentins (Montsià) o Sant Fruitós de Bages (Bages).

En el primer ejemplo, se ha autorizado un parque solar que ocupará unas 16 hectáreas. "A veces, los promotores no nos damos cuenta de que un proyecto supone un cambio muy relevante para un pueblo pequeño como Els Valentins", admite Salvador Salat, director general de la empresa Sunowatt.

"Llega un nuevo vecino desconocido y nuestro deber es explicar qué vamos a hacer ahí para intentar ser buenos vecinos", prosigue. ¿Cómo lo hicieron? Antes de nada, una vez tenían el acuerdo con el propietario de los terrenos, hablaron con la comunidad de regantes: "Hemos trabajado con ellos y les serviremos de ayuda porque, pese a que perderán alguna hectárea cultivable, les suministraremos energía eléctrica. Además, se han organizado para participar en un 5% del proyecto. También hemos explicado los detalles del futuro a la gente del pueblo, que se ha constituido como comunidad energética para comprarnos parte de la energía que produzcamos".

Salat opina que este es el modus operandi adecuado: "No te asegura evitar el rechazo, porque a veces no todo es emocional ni irracional, sino que la política juega su papel. Pero si haces las cosas bien, tienes más opciones de que el ruido sea casi inexistente".

Otro caso es el del parque eólico de Colladetes, en El Perelló (Baix Ebre). El Departament d'Acció Climàtica ya ha otorgado la autorización para situar en la zona cuatro nuevos aerogeneradores. Hasta la fecha, no se ha desatado ningún conflicto en el territorio. Fuentes conocedoras de los trámites reconocen en conversación con este diario que no es lo mismo plantear un proyecto como este en el sur de Catalunya que en el Empordà, donde el rechazo es dominante. Aun así, Salat tiene intención y el convencimiento de alcanzar un consenso para sacar adelante un parque solar en la comarca.

Información y transparencia

En Sant Fruitós de Bages, ya se ha empezado a construir un parque solar (promovido por Km0 Energy y Aspiravi). "Poco después de llegar a la alcaldía, me informaron de que una empresa estaba interesada en ello y me pareció razonable, pero imaginé que se generaría ruido", recuerda el alcalde, Joan Carles Batanés.

"Nos reunimos con la empresa y vimos que el punto en el que se proponía instalar las fotovoltaicas era adecuado", explica. Los vecinos, asegura Batanés, reaccionaron positivamente: "La empresa montó una presentación para la gente del pueblo y todo el mundo acudió para hacer preguntas y escuchar".

"¿Qué ganamos? Nuestro municipio contribuirá a generar energía limpia y sostenible que alimentará al pueblo: cuando la gente encienda la luz sabrá que es posible gracias a este proyecto", reflexiona. Los dirigentes catalanes son conscientes de que, independientemente de las autorizaciones burocráticas, es casi "imposible" que un proyecto avance sin consenso.

Tanto Batanés como Salat recomiendan a alcaldes y a compañías que comuniquen la realidad "sin miedo". "Lo peor es la falta de información y la poca transparencia", critica el alcalde. "La información y la pedagogía son la solución a los temores, que una vez han aparecido son difíciles de disipar.

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