Sucesos

Infidelidad, un destierro, armas y un barrio olvidado: el trasfondo del doble crimen de Girona

Carrera contrarreloj entre Mossos y Los Tomates para encontrar al doble homicida de Girona y a su familia

Venganza en Figueres contra el presunto autor del doble crimen de Girona en Sant Joan

Fotoperiodistes capturen imatges al barri de la Font de la Pólvora, aquesta setmana. | ANIOL RESCLOSA

Fotoperiodistes capturen imatges al barri de la Font de la Pólvora, aquesta setmana. | ANIOL RESCLOSA

Elisenda Colell

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El dolor por la pérdida es aún profundo. Los familiares y vecinos de Juan y Yolanda, las dos víctimas mortales del asesinato en Font de la Pòlvora (Girona) durante la verbena de Sant Joan, continúan llorándoles. A ellos y al hecho de que sus muertes sigan impunes, con el asesino huido. Nadie aún logra entender por qué una verbena con comida y baile terminó con regueros de sangre, operaciones policiales, dos entierros y actos de venganza que han sobrepasado a los Mossos. Nadie da crédito de lo ocurrido pero ven culpables por todas partes.

Las dos víctimas eran cuñados y primos, miembros de una familia "normal y sencilla que nunca ha tenido ningún problema", afirman sus allegados. De hecho, para comprender lo sucedido hay que remontarse a meses atrás y entender de dónde provienen el homicida y su familia. El presunto autor del doble crimen, Guillermo Campos, está casado con E., cuya familia estaba afincada en el barrio del Culubret de Figueres. Sin embargo, hace un año y medio que no pisan el barrio de la capital del Alt Empordà. Fueron desterrados.

Infidelidad, palizas y destierro

En la madrugada del 15 de octubre de 2022, según fuentes policiales, Campos se presentó en la plaza del Sol de Figueres y apalizó a 'El Seca', un vecino con cierto poder dentro del Culubret. El motivo: una infidelidad que hacía tambalear el matrimonio entre E. y Campos. Los cabezas de familia pactaron que Campos debía entregarse a los Mossos. Se presentó con su abogado en la comisaría de Figueres el 29 de noviembre de aquel mismo año y fue detenido por un delito de lesiones. Además, su comunidad aplicó la ley del destierro. Campos y la familia de E., incluido su suegro, 'El Paquito', no podían volver a pisar Figueres. A cambio, los miembros de la familia de 'El Seca' tenían prohibido ir a Girona.

La llegada de esta familia a Font de la Pòlvora no fue fácil. Sobre todo por el arsenal de armas que tenían, ya que estaban involucrados de lleno en el negocio del narcotráfico. Los vecinos del barrio explican que era habitual oír cómo disparaban al aire para "probar" el armamento que compraban. En Font de la Pòlvora nadie se atrevía a ir a la policía a denunciarles, al menos oficialmente. "Era firmar tu sentencia". Sí que hubo, sin embargo, algunos avisos de vecinos de Vila-Roja, otro barrio de Girona, donde también se registraron tiroteos.

Disparos de "prueba"

Tanto en Figueres como en Girona, la comisaría de los Mossos era uno de los lugares donde Campos transitaba a menudo como detenido, con un abultado historial de antedecentes. El último arresto fue en abril, en una operación internacional contra el tráfico de drogas. "Todo el mundo sabía que tenía armas en casa. El Ayuntamiento, la policía... Pero les da igual, porque en este barrio parece que no somos nadie. Que no somos personas, que no tenemos derecho a estar protegidos. Si en la última detención hubieran ido a su casa y le hubieran quitado todas las armas, ahora no estaríamos llorando la muerte de dos personas buenas e inocentes", se queja a este diario el entorno directo de las víctimas.

Es por ello, dicen, que la rabia entre el vecindario es mayúscula. A los actos de revancha para intentar dar con el paradero de las familias y el supuesto autor, liderados por el entorno de las víctimas, también se han unido vecinos de Girona y Figueres aupados por el rencor a este individuo y una palpable sensación de impunidad.

Verbena ensagrentada

La noche de Sant Joan todas las familias de Font de la Pòlvora trataban de apaciguar el conflicto, especialmente Juan y Yolanda, externos al mundo de la delincuencia. "Solo querían disfrutar de una noche festiva con sus vecinos y familiares", cuentan testigos de los hechos en Girona. Montaron mesas en la calle con comida, justo delante de donde vivían los padres de su asesino. Precisamente a ellos les ofrecieron comida y bailaron juntos. En un momento, sin embargo, se inició una conversación en la que coincidieron E., pareja del presunto asesino, con otra mujer de Figueres, familiar de los responsables de su destierro de la capital de l'Alt Empordà. Allí empezó la discusión. Y esta, dicen fuentes del barrio, fue el inicio de la desgracia.

Cuando Guillermo fue avisado del encontronazo, no encontró otra respuesta que usar las pistolas que guardaba en casa. Del interior de un coche sacó la metralleta. Disparó una ráfaga al aire. Y otras dos contra todo aquel que se encontró en su camino. "Disparó contra todo y contra todos. Aún no sé cómo seguimos vivos", dicen testigos. Al vehículo también se montó su mujer, E., que se dedicó a atropellar a los heridos por los disparos, según explican a este diario varios testigos.

Familias rotas

La vida hoy en Font de la Pòlvora, el barrio con menor renta de toda Catalunya, es aún hoy más dura de lo que ya era antes. Juan deja viuda a su mujer y huérfanos a cinco hijos. Dos de ellos fueron gravemente heridos durante el tiroteo. La hija mayor, madre de otros tres niños, sigue hospitalizada y pendiente de operaciones por los balazos que recibió en el muslo. Otro de los niños ha superado una operación en la que le han colocado unos hierros para que su cuerpo se rehaga del impacto de las balas.

El drama es aún mayor en la familia de Yolanda, que durante más de 20 años trabajó en el comedor social de Girona, La Sopa. Esta mujer perdió a su marido hace más de seis años por un ataque al corazón. Sus hijos, de 15 y 17 años, tuvieron que ver cómo moría el pasado domingo desangrada en plena calle por el impacto de las balas. "Ella se desvivía por sus hijos, vivía por ellos... no tienen ni 18 años y ya son huérfanos de madre y de padre", lamentan desde su entorno. "¿Cómo tirarán adelante? ¿Quién les ayudará y se podrá hacer cargo de ellos?", se preguntan en un lugar con problemas para llenar la nevera o encender la luz a diario. "Somos familias muy humildes, no estamos metidos en nada de trapicheos", insisten una y otra vez sus allegados.

Barrio olvidado

El olvido de Font de la Pòlvora recuerda al de muchos otros vecindarios en Catalunya. Hace un año, ocho violaciones perpetradas por un grupo de niños pusieron en evidencia los problemas de Sant Roc (Badalona). La realidad de estos entornos es algo que la Generalitat quiere atajar. El Govern aprobó el proyecto 'Barris amb Futur', que debe aplicarse en la siguente legislatura y busca impulsar proyectos de apoyo social en las zonas más necesitadas de toda Catalunya.

Son 20 barrios: la Vila (Amposta), Sant Roc (Badalona), la Fraga (Banyoles), Sant Cosme (el Prat de Llobregat), El Culubret (Figueres), Ca n'Espinós (Gavà), Pont Major (Girona), la Florida (l’Hospitalet de Llobregat), Montornès Nord (Montornès del Vallès), La Mariola (Lleida), Fortuny (Reus), Sant Salvador (Tarragona), Ca n’Anglada (Terrassa), Les Casernes (Vilanova i la Geltrú) además de los centros históriccos de Balaguer, Berga, Manresa, Olot, Tortosa y Salt. Font de la Pòlvora, el que tiene peor indicador de renta en Catalunya, ha quedado fuera.

La Generalitat mantiene que no se trata de un barrio olvidado. Allí se desempeñan diferentes programas de los departamentos de Drets Socials, Educació o Salut. El ayuntamiento, sin embargo, optó por otra zona más "óptima", Pont Major. "Se decidió priorizar el carácter preventivo de las intervenciones que puedan realizarse, este barrio presenta indicadores de vulnerabilidad y tiene capacidad asociativa", dicen desde el Govern, que no descartan aplicar este experimento social más adelante. A los vecinos de Font de la Pòlvora ya ni les sorprende. "Mejor avísanos cuando alguien haga algo por nosotros".

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