Tráfico de personas

Los nuevos proxenetas: bandas pequeñas que han cambiado los clubs por los pisos para explotar a esclavas sexuales

La policía señala que las afectadas, tratadas como esclavas sexuales, llegan engañadas: “Les roban la vida”

En 2023 la fiscalía identificó a 231 víctimas de trata con fines de explotación sexual –226 mujeres, 13 de ellas menores de edad–, el triple que en 2021

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Imagen de una operación contra la trata de la Policía en Lleida

Imagen de una operación contra la trata de la Policía en Lleida / Policía

Germán González
J. G. Albalat
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El problema del tráfico de personas para la explotación sexual es uno de los más preocupantes a los que se enfrentan los cuerpos policiales. La Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2023 subraya que en 2022 se identificaron en España 231 víctimas de trata con fines de explotación sexual: 226 mujeres y, de ellas, 13 menores de edad, una cifra que apenas es la punta del iceberg y que supone un importante ascenso porque casi triplica a la registrada en 2021. Las bandas son pequeñas y han cambiado los clubs por pisos en vecindarios comunes.

“Es una actividad delictiva que va a más: la trata de seres humanos es, en cuanto a números, uno de los tres delitos que más dinero genera en organizaciones criminales tras el tráfico de drogas y el de armas”, explica a EL PERIÓDICO el inspector Roberto Molina, jefe de la Sección de Investigación de Trata de Seres Humanos de la Policía Nacional en Barcelona.

La trata de seres humanos es uno de los tres delitos que más dinero genera en organizaciones criminales tras el tráfico de drogas y el de armas

Según explica el inspector, “la prostitución mueve en España alrededor de 5 millones de euros al día, una auténtica barbaridad”. La trata de seres humanos para la explotación sexual está vinculada a esta actividad: “Estamos hablando de cantidades económicas brutales de uno delito que es de los más terribles –añade el policía–. A las víctimas les roban la vida: se aprovechan de la vulnerabilidad de las personas”. Según Naciones Unidas, España es el tercer país del mundo en demanda de sexo de pago, tras Tailandia y Puerto Rico.

Delito transnacional

El tráfico de personas es un delito transnacional: las víctimas llegan de zonas de países muy empobrecidos engañadas de forma total o parcial. Según Molina, el “engaño habitual” es ofrecer un trabajo en España. A las mujeres de Paraguay, por ejemplo, se les suele ofrecer cuidar de personas mayores. Y a las de Nigeria, trabajos de peluquera. Luego, al llegar, se encuentran con que "tienen que devolver una deuda generada a la organización ejerciendo la prostitución", apunta Molina.

A las mujeres de Paraguay se les suele ofrecer cuidar de personas mayores; a las Nigeria, en cambio, trabajos de peluquera

También hay víctimas, añade el inspector, que llegan engañadas de forma “parcial”, principalmente mujeres venezolanas y colombianas que habitualmente se dedican a la prostitución en su país “en situaciones- deplorables” y se les promete en España unas condiciones “que parecen maravillosas”, como que estarán en “un piso increíble, podrán elegir cliente, pondrán ellas los precios, ganarán mucho dinero o la deuda será muy pequeña”. "Cuando llegan aquí –añade el policía– todo eso no existe y se ven obligadas a trabajar en clubs o en pisos 24 horas disponibles para los clientes”.

Los grupos tienen pocos miembros con funciones concretas: existen los captadores en el país de origen y quienes encierran a las mujeres

Prostitución en viviendas

El inspector apunta a que, desde la prohibición de los anuncios sobre prostitución, han disminuido los clubs y las mujeres son explotadas en domicilios situados en edificios de viviendas que pueden pasar desapercibidos para la mayoría de vecinos, excepto si generan ruido o si algún cliente despistado se equivoca al llamar al timbre. De hecho, la asociación APRAMP, que trabaja para prevenir y erradicar el tráfico de personas, identificó el año pasado cerca de 300 nuevos pisos en los que se ejerce la prostitución.

Imagen de una operación contra la trata de la Policía en Lleida

Imagen de una operación contra la trata de la Policía en Lleida / Policía

El aumento de prostíbulos en pisos también es una consecuencia del covid, ya que muchos clubs cerraron por la pandemia. De ahí que el inspector remarque la importancia de la colaboración ciudadana para detectarlos, ya que puede haber víctimas retenidas y obligadas a ejercer la prostitución. Para ello recuerda que la Policía Nacional tiene un teléfono –900 10 50 90– y un correo de denuncia –trata@policia.es– totalmente anónimo. Así, añade que por las campañas publicitarias que realiza el cuerpo policial y otras administraciones se denuncia más, aunque aún es “un delito que está muy poco visualizado”.

Grupos más pequeños y operativos

Sobre el tipo de bandas que se dedican a la explotación de personas con finalidad sexual, el inspector destaca que habitualmente no se trata de grupos muy organizados ni grandes, sino de “pequeños grupúsculos”: pocos implicados con funciones muy concretas. De esta forma, existen captadores de mujeres en el país de origen que facilitan la entrada en España, donde otros miembros se encargan de encerrarlas hasta que pagan su deuda ejerciendo la prostitución. A veces hay las llamadas ‘mamis’ que controlan a las víctimas en los clubs o los pisos.

La delincuencia rumana a veces usa el método llamado ‘Lover boy’: un hombre enamora a una víctima en una localidad rural de Rumanía, logra que viaje a España y, tras una paliza, obliga a que se prostituya

Se trata en su mayoría de organizaciones formadas por ocho o diez personas, aunque a veces son menos. "La delincuencia rumana también utiliza el método del ‘Lover boy’, por el que un único hombre enamora a una mujer en una localidad rural de Rumanía, la trae a España y, tras una paliza, la prostituye en un club. Se trata de una sola persona, pero que comete un delito de trata de seres humanos”, explica el inspector.

Sin embargo, Molina asegura que existe una modernización en la captación de las víctimas, ya que han detectado que en ocasiones se hace por redes sociales. También se han afianzado los servicios de prostitución 'online', una modalidad que creció tras el covid y se ha mantenido, según un estudio del Instituto de las Mujeres.

Más víctimas colombianas

Desde la Policía Nacional remarcan que bajo el paraguas del cibersexo de pago que se extendió durante el confinamiento también puede haber “trata de ser humanos” y mujeres obligadas a vender este contenido. Se trata, no obstante, de investigaciones complejas. También destacan que con el cierre de los clubs por la pandemia aparecieron más prostitutas en carreteras cuando años antes casi habían desaparecido.

La Policía Nacional mantiene de forma estable desde hace años las operaciones contra el tráfico de personas para explotación sexual y lo único que cambia es la procedencia de las víctimas. Al ser originarias las víctimas de zonas con dificultades, es importante en cualquier momento la situación “geopolítica mundial”.

En estos momentos, Colombia es el país de origen del que se liberan más afectadas, aunque siempre se encuentran con el mismo problema: “Necesitamos sí o sí que una víctima declare, que nos cuente su historia, que siempre es difícil de explicar, porque se suele tener mucho miedo a las personas captadoras”. Además, añade que lo primero que advierten a las mujeres es que vigilen con policía –"si te encuentran, te devuelven a tu país”, les dicen–, por lo que se genera esa “dificultad añadida”.

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