Día Mundial del Refugiado

Se buscan mentores para refugiados: cuando un informático catalán se convirtió en el "hermano mayor" de un abogado afgano

Desde el inicio del programa, en 2017, 1.286 personas mentoras y 961 mentoradas han participado en una iniciativa que busca acompañar y crear vínculos

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Antoni Casas

Antoni Casas / Ferran Nadeu

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Llegar a un país desconocido, verse forzado a dejar tu hogar detrás y separarte de tu familia y tus amigos. Las personas refugiadas se enfrentan a cientos de dificultades al emigrar, desde los retos para conseguir alcanzar un lugar seguro hasta los obstáculos administrativos que les mantienen en limbos mientras consiguen o no empadronarse y obtener tarjeta sanitaria. A todo eso, se le suma la falta de red de apoyo en el país de llegada, un nuevo territorio con costumbres y realidades que desconocen. Así, mientras que la administración debe dar respuesta a todos los impedimentos técnicos, la ciudadanía juega un papel clave para fomentar la acogida e inclusión de las personas refugiadas.

En 2017, la Generalitat de Catalunya creó el Programa de Mentoría. Un proyecto para “llegar ahí donde la administración no puede e involucrar a la ciudadanía”, explica Eunice Romero, directora general de Migracions, Refugi i Antirracisme. Una herramienta transformadora “que involucra a toda la sociedad de acogida y rehumaniza a las personas migradas”. Desde la creación del programa, 1.286 ciudadanos han ejercido el papel de mentor de 961 personas refugiadas o solicitantes de Protección Internacional. En este 2023, han participado 400 voluntarios y 200 mentorados. Es el caso de Toni Casas y Sahim Saami, que durante los últimos nueve meses han sido una pareja de mentor y mentorado.

Empatizar y escuchar

Toni es ingeniero informático y Sahim es un abogado procedente de Afganistán. Al recibir amenazas de los talibanes por formar parte de una oenegé en favor de los derechos de las mujeres, huyó para salvar su vida. “Ponerme en su piel es imposible”, expresa Toni. “Sin embargo, intento empatizar todo lo que puedo, escucharle mucho y hacerle sentir que hay alguien que se preocupa por él”. Además de explicarle cómo funciona el país y sus costumbres, el papel del mentor es "acompañar a la persona".

"Para mí Toni es como un hermano mayor, un mentor puede ser el mejor amigo para alguien que está lejos de su país"

— Sahim. Abogado afgano

Durante estos meses, han compartido muchas charlas, cafés y hobis. "En verano le propuse ir a nadar, él me dijo que no sabía y le enseñé", recuerda el mentor. "Más que ayudarles a encontrar trabajo o en activades de estudio, lo que necesitan es poder compartir sus vivencias y que se sientan escuchados". Esta misma semana terminan el Programa de Mentoría, aunque ambos mantendrán la amistad. "Para mí Toni es como un hermano mayor, un mentor puede ser el mejor amigo para alguien que está lejos de su país", valora Sahim.

Aprender la cultura y el idioma

"Gracias a este programa conocí más sobre la cultura de aquí, la amabilidad de la gente, los lugares de interés y museos", señala el mentorado. "Me ayudó a saber más sobre el país y también me ayudó mucho a hablar español". Toni coincide en la valoración del programa. "Está muy bien organizado, tanto en la formación como en el acompañamiento, aconsejaría a cualquier persona que se apuntara".

"Es muy fácil señalar a culpables, sobre todo si no se pueden defender, pero si la gente que vota a ciertas opciones conociese la situación de los refugiados, empatizaría con ellos"

— Toni Casas. Mentor

"A través de este programa se amplía la red social de las personas refugiadas, descubren el entorno y les ayudamos a alcanzar la autonomía socioeconómica en nuestra sociedad", apunta Derbi, una fotógrafa que lleva ocho meses de voluntaria como mentora. "Favorecemos su autonomía y la inclusión social en el municipio, al fomentar el intercambio cultural y el aprendizaje de la lengua catalana".

Rehumanizar a las personas refugiadas

Entre las motivaciones que le llevaron a apuntarse al programa, Toni destaca tanto sus experiencias positivas en otros proyectos de voluntariado como su visión del mundo. "Estamos en un momento donde hay un incremento de la extrema derecha a escala global, las personas refugiadas son un colectivo muy vulnerable y me parece injusto que la gente ataque a esta inmigración forzada", explica. "Es muy importante poner tu grano de arena, empatizar, y no deshumanizar a las personas migrantes".

"Tenemos imágenes muy distorsionadas de las personas refugiadas, y también de las migraciones", añade la directora general de Migracions, Refugi i Antirracisme. Señala el Programa de Mentoría como la mejor manera de generar conciencia, de luchar contra esta división y conectar vidas. "Es muy fácil señalar un culpable, sobre todo si buscas a alguien que no se puede defender demasiado", explica Toni. "Pero si la gente que vota a ciertas opciones conociese de verdad su situación, empatizarían con ellos".

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