Maltrato Animal

Un año de prisión por dejar morir de hambre a su perra atada en una terraza durante años en Valencia

La pareja condenada, vecinos de Albalat de la Ribera, confiesan que le colocaron un collar de descargas eléctricas para que no ladrara del dolor que sufría

Un año de prisión por dejar morir de hambre a su perra atada en una terraza durante años

Un año de prisión por dejar morir de hambre a su perra atada en una terraza durante años / Redacción

Ignacio Cabanes

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Durante años tuvieron a su perra Leia, de raza Gran Danés, atada a una cuerda en una pequeña terraza de su vivienda de Albalat, en Valencia, de la Ribera sin apenas alimentarla y sin sacarla de casa. Desde el año 2016 hasta que enero de 2022 el animal falleció, como consecuencia de una torsión gástrica por la inadecuada alimentación, este matrimonio acusado de maltrato animal solo lo llevó al veterinario en una ocasión pese a su evidente mal estado de salud, del cual alertaron en reiteradas ocasiones los vecinos que veían a la perra agonizar.

Ahora el Juzgado de lo Penal número 15 de València ha condenado por sentencia in voce a una pena de un año de prisión para cada uno de los acusados tras reconocer los hechos en el juicio celebrado por conformidad esta misma mañana. Pena que solicitaba el Ministerio Fiscal y que contempla el delito que mantenían las acusaciones, un delito continuado de maltrato animal con resultado de muerte.

De hecho, la sentencia declara probado que la muerte de Leia se produjo por esa “torsión gástrica debido a una inadecuada alimentación” que argumentaban las acusaciones particulares, ejercidas por Avada (Abogados Valencianos en Defensa Animal) y el partido Portodos. Así, lo confirmó la autopsia realizada al animal después de que fuera desenterrado tras su fallecimiento.

En la necropsia se determinó que la perra había sufrido un golpe violento que le provocó una fractura del arco costal izquierdo, con rotura de pleura que le produjo un neumotórax. Además presentaba caquexia extrema y un estado de desnutrición que llevó a su muerte.

Tal era ese estado de desnutrición que la perito remarcó que no había visto un caso tan grave en todos sus años de experiencia ante la ausencia total de grasa, incluso en la pelvis renal, uno de los últimos lugares en donde desaparecen esos depósitos grasos.

Descargas eléctricas por los ladridos

Los propios condenados reconocieron que le colocaron un collar de descargas eléctricas para que no ladrara cuando el animal se quejaba de la rotura de pleura que padecía, atado con una cuerda en la pequeña terraza.

Los vecinos avisaron en numerosas ocasiones a la policía al ver el estado tan lamentable en el que se encontraba la perra en dicha terraza del Albalat de la Ribera, pero pasaron los meses, incluso años, y el animal seguía estando allí sin que nadie hiciera nada. Las abogadas de la acusación, Ana Cal y María Girona, critican que en todo ese tiempo no se adoptara ningún tipo de medida para proteger la integridad física del animal para salvar su vida. Incluso una vez fallecido, cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento, tampoco se lo llevó y permitió a los dueños que lo enterraran. Posteriormente se tuvo que proceder a su exhumación para realizarle una necropsia que finalmente ha resultado clave en la condena contra los acusados.

Se les suspende la pena de cárcel

La juez les impone un año de prisión por un delito de maltrato animal con resultado de muerte y la prohibición para la tenencia y trabajo con animales durante un plazo de cuatro años. Al carecer de antecedentes el cumplimiento de la pena de cárcel se les suspende con la condición de que no delincan en los próximos dos años y realicen un curso de reeducación en materia de protección animal.