Julio Rico, director de Santa Market de Santa Cristina d'Aro: "La gente viaja al Caribe porque no tiene ni puta idea"

Julio Rico. Con ese nombre y apellido estaba destinado a hacer dinero en verano.

La verdad es que no tanto como puede pensar de mi nombre (ríe). Y el que hacemos, lo reinvertimos. El objetivo del Santa no es mercantilista, sino que es un proyecto del corazón.

Los proyectos del corazón también cuestan dinero, tengo entendido.

Es un proyecto muy personal e intimista, por eso miramos que cada año sea algo mejor. Lo que requiere invertir, por supuesto.

¿A qué se dedicaba antes?

Con la familia hemos sido siempre los propietarios y gestores del Horse Club de Santa Cristina d´Aro. Más adelante me dediqué a la consultoría industrial: un rollo (ríe).

¿Tiene ya los caballos olvidados?

De ninguna manera, precisamente el Santa Market se hace en terrenos de la hípica, que incluso gestiona algunos actos. La actividad hípica continúa, ya lleva 37 años. Y yo sigo montando a caballo, he sido entrenador nacional. Ahora lo hago con menos tiempo de lo que me gustaría.

¿Qué le enseñaron los caballos, que pueda aplicar a otras vertientes de la vida?

Que para hacer cualquier cosa se necesita paciencia y que todo debe hacerse con amor.

¿Qué recuerdos tiene de sus veranos de juventud por la zona de Platja d'Aro, si es que se pueden contar?

Desde que tengo quince años, todos los veranos los he pasado trabajando. Claro que también vivía las noches de Platja d'Aro y la Costa Brava, pero sabiendo que a las ocho de la mañana tenía que levantarme para ir a trabajar. Todos mis amigos iban a Palladium y yo tenía que levantarme a las ocho.

¿Qué aporta Santa Market en la Costa Brava?

Algo muy necesario: cubrir una demanda de ocio de tarde para un público familiar. La Costa Brava tiene cubierto el ocio hasta las seis de la tarde, aunque sea yendo a la playa. A partir de las seis, hay más demanda de ocio que oferta. Creo que lo estamos cumpliendo.

¿Qué tiene de santa, Market?

Mis padres llamaban al pueblo Santa Cristina de Aro, yo lo redujé a Santa Cristina, y los jóvenes de hoy, llaman Santa.  

Suena místico.

Además, una santa es una figura femenina, divina, casi esotérica. Encaja muy bien con lo que pretendemos.

Entre nosotros: ¿lo del Santa Market no es para pijos?

En absoluto, precisamente hemos conseguido que Santa sea lugar totalmente transversal, de público sobre todo familiar. De hecho, la mayoría de los visitantes son de la provincia de Girona, no de Barcelona.

Es que en Girona también hay pijería.

Esto es cierto (ríe). Lo cierto es que el público es de clase media-alta. Por ejemplo, un dato que no puede decirse pero que como yo lo digo todo, aquí lo tiene: una cerveza vale 3,50 euros. Esto marca un poco el perfil de público al que nos dirigimos.

Mal sitio para venir a emborracharme.

(Carcajada) Yo le invito. Pero su reflexión es idónea, porque no buscamos el perfil de gente de borrachera. De hecho, cerramos a la una de la noche. En ocho años nunca hemos tenido, absolutamente nunca, ningún problema. Ninguna borrachera, ninguna pelea, ninguna intervención de la policía. No es un espacio de ocio nocturno, nuestra franja horaria termina cuando suelen empezar los problemas.

Más allá del Santa: ¿qué es para usted la Costa Brava?

La Costa Brava es mi vida. Es el mejor sitio del mundo, no estaría en ningún otro. Me encanta su mar, su montaña, su gastronomía... Aunque pudiera permitírmelo, no estaría en ningún otro lugar del mundo.

¿Por qué hay gente de aquí que viaja al Caribe?

Porque no tienen ni puta idea. No hay otra explicación. ¿Qué haces en el Caribe, si la playa es igual? Si no hay una piedra, es una línea blanca.

¿Tiene tiempo de disfrutar de la playa y el sol?

Muy poco. No soy de playa, soy más de barca. Pero salgo a las seis de la mañana, a las nueve ya estoy trabajando.

Al final sufriré por usted.

Nada de eso. No quiero dar la imagen de un pobre currante amargado. Disfruto del trabajo, me aburriría si no hiciera esto. Nada en el mundo me gusta más que hacer lo que estoy haciendo. Prefiero estar aquí que en la playa.