Pederastia en la escuela

Un juez investiga a un exprofesor de un colegio Pare Manyanet de Barcelona por abusar de una alumna hace 30 años

E. B. B. ha denunciado ante los Mossos que, de forma habitual y durante años, un docente del centro de Les Corts le cogía la mano y se la ponía en sus partes íntimas

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Fachada del colegio Pare Manyanet de Les Corts

Fachada del colegio Pare Manyanet de Les Corts / JOAN CORTADELLAS

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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E. B. B. tenía unos 10 u 11 años cuando padeció en los años 90 continuos abusos sexuales por parte de un profesor del colegio donde cursaba sus estudios desde los cuatro años: el centro religioso Pare Manyanet del barrio de les Corts de Barcelona, según la denuncia presentada por la mujer, que tiene ahora 44 años, y a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, tomó declaración a la denunciante y esta ratificó su versión y ha citado a declarar como imputado al exdocente E. LL. S., ya jubilado.

La denuncia de E. B. B. expone que entró como alumna del Pare Manyanet de Les Corts cuando tenía cuatro años. En 1990, con 11 años, su profesor durante tres años fue el imputado E. Ll. S., que fue también su tutor y en la actualidad debe tener unos 80 años. La mujer, que acudió a la comisaría acompañada por sus padres y desistió de asistencia letrada, detalló a los agentes cómo recordaba a este docente: calvo, de unos 50 años, piel blanca y barriga voluminosa. No era capellán, sino un maestro laico, precisó.

La víctima ha callado durante casi 20 años y ahora, tras una larga terapia, ha podido denunciar los hechos

A partir de ahí, la mujer relató lo que durante años le había hecho ese profesor en el aula y delante de todos sus compañeros. Según aseguró, cuando tenía una duda sobre una materia o un ejercicio, se acercaba a la mesa de la clase donde estaba el E. LL. S. para preguntarle. En ese mismo momento, según consta en la denuncia, el docente le cogía la mano y se la ponía sobre su pantalón en sus partes íntimas, "haciendo movimientos de carácter sexual". Un tablón en la parte frontal de la mesa impedía que el resto de los alumnos vieran lo que pasaba, pero, en opinión de la víctima, sus compañeros de clase sabían lo que pasaba.

"Los encuentros en clase con el profesor eran desagradables. Yo con 11 años creía que era normal. Se hacía pasar por mi amigo y me decía que no contara nada"

E. B. B.

La acción del profesor se repitió a lo largo del tiempo y se convirtió en "una práctica habitual" del mismo, detalla la denuncia. Los estudiantes que conocían esa práctica, afirma E. B. B., iban a preguntar a este profesor las dudas llevando algo en las manos para que no se las cogiera. Una táctica que también se vio obligada a utilizar ella. "Mientras movía la mano, él se quedaba mirando el papel que tenía y respondía a la pregunta", asegura a este diario la mujer. "Todo el mundo sabía lo que hacía, pero nadie decía nada", incide.

Ella también estuvo callada durante años. No se lo dijo a nadie, ni a sus padres, hasta que cumplió los 30 años. Es decir 19 años después, tras una larga terapia. Al final, dio el paso de denunciar y el pasado 20 de noviembre se personó en la comisaría en compañía de sus padres. El juez ha abierto una investigación para aclarar el caso.

La orden asegura que el centro ha actuado "con total transparencia al lado de la presunta víctima y con la idea de proteger la dignidad de cualquier miembro de la comunidad educativa"

Un portavoz de la orden Pare Manyanet ha subrayado que el centro ha actuado "con total transparencia al lado de la presunta víctima y con la idea de proteger la dignidad de cualquier miembro de la comunidad educativa, tanto actual como del pasado".

Los recuerdos

"Los encuentros en clase con el profesor eran desagradables. Yo con 11 años creía que era normal. Y es que se hacía pasar por mi amigo y era cariñoso verbalmente. Me decía que no se lo dijera a nadie. Eso sí, él nunca me tocó a mí", sostiene E. B. B. "Yo tenía miedo, tenía terror", rememora. “Yo me intentaba distanciar, tirarme hacia atrás. No daba pie a que pasara algo más grave. Lo hacía delante de toda la clase”, recalca.

"Esta situación me ha afectado en todos los aspectos. Yo era una niña y muy reservada. Me han costado mucho las relaciones de amistad, afectivas e íntimas"

“A partir de los 13 años me bajó la menstruación y desde entonces el profesor ya no repetía tanto su acción; no tan seguido. Era más esporádico. Pero seguía siendo cariñoso. Me preguntaba si iba a seguir en la escuela o qué pensaba estudiar”, evoca E. B. B. Era una niña “muy tímida”, a la que le costaba relacionarse con sus compañeros (le hacían bullying) y seguir el ritmo de la escuela.

"No sabía cómo gestionar la situación provocada por el profesor", admite. Por "vergüenza", sentido de culpabilidad y miedo, no se lo explicó a nadie, hasta que al cumplir los 30 años se lo comentó a su familia. Su hermana le ha explicado ahora que en su clase se comentaba que lo que hacía E. LL. S. era habitual.

"Esta situación me ha afectado en todos los aspectos. Yo era una niña y muy reservada. Me han costado mucho las relaciones de amistad, afectivas e íntimas", recalca E. B. B., que todavía está en terapia. Se puso en manos de un especialista porque ese trauma no la dejaba avanzar y ser ella misma. "Tenía que descubrir quién soy", alega. "He seguido la terapia para trabajar la autoestima y conseguir la paz con mi pasado, para tirar adelante", insiste. "Mi niña interna está aún muy herida. Es un proceso de sanación con mi niña interior. Me he dado cuenta de que es importante que me haya expresado", agrega. Otro factor que la decidió a denunciar fue ayudar a prevenir que hechos similares ocurran nunca más. 

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