Cristina de Middel, premio "Princesa de Asturias" de la Concordia 2024

Todo comenzó en Zambia

La presidenta de Magnum cimentó su exitosa carrera como fotógrafa tras pasar por el fotoperiodismo y recrear en imágenes la disparatada carrera espacial de uno de los países más pobres de África

La fotógrafa Cristina de Middel, ayer en A Coruña.

La fotógrafa Cristina de Middel, ayer en A Coruña. / CASTELEIRO

Jorge Fauró

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El jurado de los premios Princesa de Asturias ha concedido el de la Concordia 2024 a la agencia internacional Magnum Photos. No se trata, por tanto, de un premio a su presidenta, Cristina de Middel (Alicante, 1975), sino a la agencia. Pero ésta no mantendría el prestigio con que la alumbraron Robert Capa o Cartier-Bresson ­—lo contrario habría ido irremediablemente en detrimento de la consecución de cualquier reconocimiento hoy día— de no ser por la continuidad de su acervo, cuya esencia ha mantenido la fotógrafa alicantina, tercera española en formar parte de la agencia tras Cristina García Rodero y Lúa Ribeira.

Cristina de Middel es fotoperiodista. La también Premio Nacional de Fotografía se bregó durante cinco años en Información, del grupo Prensa Ibérica, a caballo entre rutinarias ruedas de prensa, sucesos, exposiciones culturales, reportajes de alcance, partidos del Hércules y todo el elenco de trabajos en que se desenvuelve a diario el oficio de un periodista de provincias. Por propia iniciativa le daba la vuelta al asunto, hasta presentar trabajos fotográficos que de puro talento obligaban al redactor a elaborar el reportaje. Primero las fotos y luego el texto, al contrario de lo que suele ocurrir. Así la conocí yo y así nos hicimos amigos, entre el discurrir de imágenes conceptuales para un suplemento de economía y series de imágenes a partir de las cuales no quedaba más remedio que asumir su singularidad y hurtar el espacio de otras secciones del periódico para arramblar más papel.

Lectora pertinaz dotada de una curiosidad insaciable, al filo de 2012 llegó a sus oídos la historia más disparatada jamás contada: la determinación de Zambia, uno de los países más pobres de África, de enviar una expedición al espacio en 1964, recién obtenida su independencia del Reino Unido. El objetivo del promotor de esa alocada carrera espacial era un profesor encargado también de buscar financiación. A bordo de la nave debían viajar a la Luna doce astronautas y diez gatos. Una de las tripulantes elegidas, una niña de 16 años, se quedó embarazada, la ONU rechazó financiar la aventura por irrealizable y el proyecto acabó abandonado mientras el país trataba de sobrevivir a la hambruna y la guerra. EEUU y la Unión Soviética siguieron liderando la conquista del universo.

Así nació ‘Afronautas’. Basada en aquella carrera espacial imposible, De Middel cogió a un par de voluntarios, se los llevó a un paraje más o menos abandonado a las afueras de Alicante, los vistió de astronautas y recreó con su cámara lo que pudo haber sido la aventura galáctica más surrealista de la historia. De Middel vendió por Facebook aquel trabajo autopublicado y arrasó. El ejemplar de aquel fotolibro se encuentra a precios elevadísimos en las web de segunda mano. Después de aquello vinieron ‘Vida y milagros de Paula P.’, en que a través de fotografías reflejaba 24 horas en la vida de una prostituta a lo largo de varios encuentros; ‘Party: Quotations from Chairman Mao Tse-tung’, donde De Middel recomponía el Libro Rojo de Mao a través de frases sueltas hiladas entre distintos pasajes hasta imprimir a la obra del ‘Gran Timonel’ la intención contraria con que se había escrito. Más tarde logró el Premio Nacional de Fotografía (2017) y su ingreso en Magnum en 2022. Entre ‘Afronautas’ y presidir la agencia de fotografía más prestigiosa solo habían transcurrido diez años.

Residente en Londres, México y ahora en Brasil, para uno de sus últimos trabajos decidió poner un anuncio en un diario de Salvador de Bahía: "Se buscan puteros". La hoy presidenta de Magnum pretendía trasladar a la fotografía la otra cara de la vida ‘milagrosa’ de Paula P., la de los clientes, tumbarles en una cama y pagarles por hacerles fotografías; en suma, utilizarles del mismo modo que ellos lo hacían con las mujeres a las que pagan a cambio de sexo. La respuesta fue multitudinaria. Decenas de puteros respondieron al clasificado y decidió probar suerte en otros países, en otras ciudades: Lagos, México, Los Ángeles, Ámsterdam... El resultado de este trabajo junto a las imágenes tomadas de la vida diaria del Afganistán de los talibanes conforman el material de la última exposición de De Middel vista en España, a finales del año pasado, y de nombre ‘Cartas al director’, en que la fotógrafa refleja tres de los elementos habituales en las páginas y piezas web de un periódico: la prostitución, la guerra y la migración, «a partir del único espacio de respuesta que existía en los medios clásicos, las cartas al director (donde, quien leía un diario, podía escribir para cuestionar, preguntar o quejarse por algo)». Cristina de Middel no ha abandonado el fotoperiodismo, de cuya naturaleza no está dispuesta a desprenderse. El fotoperiodismo tampoco tiene intención de desprenderse de ella. Puro estilo Magnum.