Sanidad

Galicia ya está mandando al psiquiatra a niños menores de 9 años adictos al teléfono móvil

Médicos investigan en controles anuales si hay uso conflictivo, con preguntas sobre tecnología

Un niño usa un móvil y una tablet, en su escritorio.

Un niño usa un móvil y una tablet, en su escritorio. / E.P.

Elena Ocampo / Carmen Villar

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“El abuso de pantallas está en todas partes. Desde bebés. Es atroz”. La frase es de la pediatra de un centro de salud de Santiago, que asegura que ya ha tenido que derivar a un menor de 9 años desde su consulta a la Unidad de salud mental infanto juvenil de referencia por los signos de alarma de una adicción. “Estaba jugando más de cuatro o seis horas al día, incluso por la noche y tenía insomnio, ansiedad, agresividad... Estaba ‘enganchado’ a un juego de matar al enemigo y defender una torre, no recuerdo el nombre”, comenta aún preocupada la doctora.

Galicia ya aplica un test pediátrico para detectar posibles señales de un uso inadecuado de los dispositivos digitales y las pantallas, como el que acaba de anunciar el Gobierno a través de la ley para la protección de los menores en entornos digitales y que también se aplica en otras comunidades como el País Vasco. Lo hace a través de las revisiones que pediatras y personal de enfermería practican en los centros de salud de la Consellería de Sanidade de forma anual y, más profundamente, desde la edad de escolarización (aparece también en la Guía de salud infantil editada en 2020). “En los controles de salud se pregunta por el uso de la tecnología, así como por otros aspectos de los hábitos sociosanitarios, nutricionales o de sueño, dependiendo de la edad del paciente”, confirma la presidenta de la Sociedad de Pediatría de Galicia (Sopega), Susana Rey.

Aunque la citada guía lo protocolariza desde los 12 años –están pautados en Pediatría a los 12 y a los 14 años, momentos que coinciden exactamente con la “fase de experimentación” y la “fase de consolidación” del uso de internet y TIC, así como de alcohol y cannabis– estas cuestiones se analizan ya desde los 4 años y aún con más premura debido a que “es un tema que nos preocupa mucho, porque cada vez el uso es mayor y a edades más precoces, ¿no habéis visto el adaptador para tablets que se vende para la barra de los carritos de bebés?”, plantean en asociaciones pediátricas gallegas.

“En el control de los 9 años, se revisan conductas desafiantes y ya hay una referencia a las nuevas tecnologías: se explora cómo el menor las usa y se comenta también en las citas de enfermería”, reconoce el pediatra en un centro de salud de Redondela, Juan Manuel Sánchez Lastres. Los datos hablan por sí solos. El uso de internet en menores de 5 a 14 años es de más del 87% en Galicia; más de 200.000 menores en 2021, según datos del Instituto Galego de Estatística y solo diez años antes, rozaba el 65%.

Una de las preguntas que plantean a los adolescentes es si tienen móvil propio y si tienen control parental. “El tiempo de uso de móvil, que yo suelo preguntar normalmente se puede ver en el propio dispositivo... Cuanto se lo digo y lo ven, hay muchos adolescentes que tienen consumos de 4 horas al día o más. Es una pregunta que hacemos en las revisiones sobre todo a partir de los 10 años. Preguntamos específicamente el uso de dispositivos, en tiempo empleado en los mismos y las redes sociales”, explica la vocal de la Asociación gallega de Pediatría de Atención Primaria (Agapap), la médica gallega Natalia García Sánchez.

Papel fundamental tienen también las enfermeras pediátricas . En Pontevedra, Ana Isabel Fernández reconoce que aporta charlas y consejos a padres y niños. sobre este aspecto que también es de Medicina Preventiva y que toca los problemas de salud a causa de las pantallas.“A veces el protocolo estándar se anticipa, porque hay niños con 10 años que entran ya a la consulta con móvil, u otros a los que ya ves todos los días en la sala de espera usando tablets mientras esperan por la consulta”, añade.

Desde antes de los 2 años

Pero la referencia a las pantallas se plantea mucho antes: “Ya desde antes de los dos años, en todas las citas del Programa Niño sano se pregunta por la exposición de los menores a las TIC y se hacen las recomendaciones para su edad”, asegura la pediatra en el centro de salud de A Estrada, Eva García. “Desde los primeros controles, cuando son bebés, alertamos a sus padres de los efectos negativos de las pantallas en los menores, sobre todo en los menores de 2 años”, coincide otra pediatra del centro de salud de Vila de Cruces.

“Si un bebé de 9 meses se pone a llorar y los padres le sacan el móvil y le ponen algo para que no llore ...”, alega una médica compostelana consultada, en relación a la responsabilidad familiar. “En los restaurantes lo ves: cada niño con su tableta, comiendo delante de pantallas”. Puzzles. lápices de colores, cuentos o gomets, son alternativas a las que aluden las profesionales.

De todos modos, una psiquiatra de Salud mental consultada matiza que “las revisiones de salud son pasos para identificar conductas de riesgo en menores, pero las horas de uso no determinan la existencia de una adicción. “Tiene que apreciarse irritabilidad o conflictos en el contexto familiar; signos de alarma que pondrían al pediatra en alerta para solicitar una consulta de salud mental o la derivación al especialista”.

La Consellería de Sanidade establece en la guía de prevención de conductas adictivas pautas a partir de los 5 años, como evitar dispostivos tecnológicos en las habitaciones infantil o impedir que los menores duerman con el móvil en la habitación. Los problemas con internet y las TIC surgen cuando empiezan a descuidar sus actividades diarias para permanecer conectadas: modificando rutinas cotidianas, eliminando comidas, restando horas de descanso y alterando las horas de sueño. Permanecer conectados más de 4 horas diarias facilita el aislamiento, el bajo rendimiento académico o laboral, los trastornos de conducta y la obesidad, explican.

Rial Boubeta: “En pediatría se puede y se debe hacer algo más por las adicciones”

El investigador promovió en Galicia un piloto para cribar esos problemas en Atención Primaria e insistió en que integrase el anteproyecto de ley

Antonio Rial Boubeta integra el comité de 50 expertos que asesora al Gobierno para proteger a los menores del entorno digital y cuyos primeros trabajos se han materializado en el anteproyecto de ley orgánica presentado el martes por el Consejo de Ministros. En tres meses, estos especialistas, explica este profesor de la Universidade de Santiago referente en adicciones juveniles, han realizado un diagnóstico y llegado a un “consenso” en medidas “prioritarias” y “urgentes”, entre ellas las relacionadas con el ámbito sanitario, en las que Rial Boubeta centró sus aportaciones.

Una de las más relevantes, destaca, es el fomento de la detección precoz, a través del ámbito sanitario, de patologías asociadas al uso inadecuado de dispositivos. Al respecto, recuerda que Galicia fue pionera en impulsar, en el Plan de Saúde Mental 2020-24, un piloto para la detección precoz de adicciones desde pediatría, iniciativa de la que fue el responsable científico y que insta a generalizar. En ello insistió a nivel estatal y el anteproyecto lo refleja. “Si somos capaces de detectar precozmente, tenemos la oportunidad de intervenir precozmente y de minimizar el problema y las consecuencias asociadas”, dice.

“Los dispositivos de pediatría de Atención Primaria tienen una oportunidad magnífica”, señala, para reivindicar que estos cribados se incorporen a los controles “rutinarios”. “En pediatría se puede y se debe hacer algo más por las adicciones. La experiencia gallega se puede llevar a todo el Estado”, sostiene. “Hay que incorporarlo igual que la salud bucodental y hay que hacer educación en salud digital”, insiste: “Es imperativo”. También lo es, sostiene, el desarrollar programas de prevención con recursos y pautas y más allá de un par de charlas.

Rial Boubeta ve “positivo” el anteproyecto y valora que la Administración adopte una postura “proactiva y responsable”. “No podemos dejar el problema en manos de otros, de padres o de educadores, en manos de la voluntariedad de cada uno”, alega, porque es “un problema de salud pública”. Alaba unas propuestas que ve “necesarias” y que responden a “un enfoque integral y comunitario”. La cuestión, avisa, es que se cumplan. Para ello urge recursos y aplicarlo al margen de quien tenga las competencias.

Del anteproyecto destaca también la prohibición de acceso a menores a los mecanismos aleatorios de recompensas en los videojuegos y alega el “potencial adictivo” que subyace a ese modelo de negocio. A su juicio, hay que exigir responsabilidad social a la industria. En cuanto a las redes sociales, señala que los expertos perciben una “asociación” con problemas de salud mental e insta a tomar medidas y comprometer a la industria. Sobre la pornografía y sus “implicaciones” en salud mental o en fenómenos como las manadas, aboga por una educación afectivo-sexual desde la etapa de Primaria en los colegios.

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