Movilidad sostenible

Nueva York echa el freno al plan para cobrar peaje por entrar al centro de Manhattan

La gobernadora demócrata del estado suspende el programa, inédito en EEUU, que debía entrar en vigor el día 30

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Manhattan

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Idoya Noain

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El peaje a los vehículos para entrar en el centro de Manhattan, una medida inédita en Estados Unidos que debía reducir contaminación, aligerar el tráfico y ayudar al transporte público, se ha quedado atascado. Tras décadas de negociaciones y tiras y aflojas el plan había avanzado, no sin resistencia, y el sistema iba a entrar en vigor el día 30 de este mes. Este miércoles, no obstante, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, lo ha dejado en punto muerto.

La demócrata, que previamente había apoyado el programa citando sus beneficios medioambientales, ha anunciado este miércoles en un mensaje en vídeo pregrabado que lo pone en pausa de forma indefinida, sin poner sobre la mesa una nueva fecha para su implementación.

Hochul ha dicho que “la decisión no ha sido fácil” y ha asegurado que el plan podría tener “consecuencias no intencionadas”. Ha citado entre ellas el daño que podría causar a el camino de recuperación de los negocios del centro tras la sacudida de la pandemia, así como el impacto de los peajes en los hogares de clase “media y trabajadora”.

Ninguna de esas razones habían aparecido hasta ahora en su argumentario y las primeras críticas de los defensores e impulsores del plan le han acusado de estar actuando movida por intereses electorales de los demócratas en las elecciones de noviembre.

El plan

El plan, similar a los que ya tienen ciudades como Londres, Estocolmo o Singapur y que estudian otras urbes como Barcelona, iba a establecer un peaje que en horas punta (entre cinco de la mañana y nueve de la noche en días laborables y de nueve a nueve en fines de semana) cobraría 15 dólares para la mayoría de los coches que entraran en Manhattan para circular por debajo de la calle 60, dejando exentas las circunvalaciones en el este y el oeste de la isla. La tasa sería de 7,50 dólares para las motos y de entre 24 y 36 dólares para los camiones comerciales. En los taxis sumaría 1,25 dólares a la tarifa y 2,50 a los de servicios tipo Uber.

Los residentes en la zona que ingresan menos de 60.000 dólares al año recibirían crédito fiscal por el importe de los peajes, los conductores de bajos ingresos podrían registrarse para recibir un descuento del 50% y quienes hubieran pagado ya peajes para entrar en Manhattan por accesos como los túneles desde Nueva Jersey recibirían también crédito. Habría además exenciones para autobuses escolares y de servicios comerciales, así como para vehículos de emergencias.

Una larga lucha

La medida, que ya trató de impulsar sin éxito a principios del siglo XXI el alcalde Michael Bloomberg, fue aprobada como ley por el predecesor de Hochul, Andrew Cuomo, en 2019. El año pasado recibió el abrumador respaldo de la la Autoridad Metropolitana del Transporte (MTA por sus siglas en inglés), la agencia encargada del transporte público que gestiona metros, autobuses y dos de los servicios de trenes de cercanías. La MTA era la gran beneficiada económica del plan y se calcula que habria obtenido unos 12.000 millones de dólares gracias a la recaudación del peaje.

Una de las ideas de Hochul es tratar de sacar ese dinero que desesperadamente necesita la MTA de un nuevo impuesto a negocios en la ciudad, una medida que tendría un componente populista, al obtener los fondos no de ciudadanos individuales sino de empresas, pero que no está claro que vaya a obtener el respaldo que necesita en la legislatura estatal.

Otro componente electoral de la decisión de suspender el peaje es que dará un alivio a residentes en la gran zona metropolitana que rodea a Manhattan, incluyendo los llamados “suburbios”, otro de los epicentros en las guerras electorales que serán vitales en las elecciones de noviembre, donde además de elegir presidente se renueva la Cámara Baja del Congreso y parte del Senado y hay elecciones estatales. Y según 'Politico' Hakeem Jeffries, el líder de la actual minoría demócrata en la Cámara de Representantes, ha presionado a Hochul para tomar la decisión.

En Nueva Jersey el gobernador Phil Murphy había iniciado una guerra en los tribunales para frenar el plan, que también enfrentaba la feroz resistencia de sindicatos y de dueños de negocios.

“Bofetada”

Para los defensores del plan, no obstante, la suspensión es “una bofetada en la cara para millones de neoyorquinos que dependen del transporte público solo para apaciguar a los enemigos más vociferantes del programa”. Eso es lo que ha dicho desde el grupo Transportation Alternatives Elizabeth Adams, subdirectora del grupo que defiende el transporte público. “La próxima vez que su metro llegue tarde, su autobús esté atrapado en el tráfico o a su estación le falle el ascensor, ya sabe a quién culpar: la gobernadora Kathy Hochul”, ha declarado.