"Es vivir de nuevo sin miedo"

Fin al calvario de una mujer a la que obligaban a estar cerca de su maltratador por sus hijas

"Es una liberación", señala la mujer, afincada con sus hijas en Gijón, tras la decisión judicial de evitar que vuelva a Álava

Revocan la sentencia que obligaba a volver cerca de su maltratador a una asturiana

Revocan la sentencia que obligaba a volver cerca de su maltratador a una asturiana / Redacción

M. C

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"Estoy todavía en una nube, volvemos a ser libres, porque nadie decide por nosotras y aquí estamos bien, con la familia, nos sentimos seguras, es volver a vivir sin miedo, es un respiro, una liberación, después de casi cinco años es un sueño". Marta –el nombre es ficticio, porque prefiere no ser identificada– expresa con estas palabras su alivio tras la sentencia de la Audiencia Provincial de Álava que estimó el recurso de esta asturiana, víctima de malos tratos, y que volvió a Gijón tras su divorcio, contra el fallo judicial que la había condenado a regresar junto a sus dos hijas a la capital vasca, donde reside su maltratador, para facilitarle las visitas a sus hijas.

La sala de lo civil de la Audiencia Provincial de Álava revocó el pasado 29 de mayo la sentencia del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vitoria del pasado 25 de enero en la que ordenaba que las niñas regresaran a Vitoria bajo la guardia y custodia de la madre, pese a que las tres ya estaban afincadas en Gijón. El fallo fue recurrido por la madre, con la adhesión del ministerio fiscal.

Ahora la Audiencia Provincial de Álava, señalando que "el interés de las menores aconseja mantenerlas en su entorno", deja sin efecto la obligación de la madre y las hijas de vivir en Vitoria, manteniendo la patria potestad compartida y la atribución de la custodia a la madre, también deja de considerar como domicilio familiar el de Vitoria en el que ya no reside la madre y modifica el régimen de visitas, mediante el que de manera alterna el padre tendrá que venir a recoger a las niñas a Gijón y la madre ir a entregarlas a Vitoria.

"Costó demasiado", señala Marta tras haber recibido la notificación de esta última sentencia. "Desde 2019 llevo peleando esto; el primer juicio por la denuncia de violencia, luego me obligaban a vivir en Vitoria a las niñas y a mí, lo recurrimos a la Audiencia Provincial, no me lo admitieron, volvimos a pedir otro cambio de medidas, en Vitoria me dijeron que no y ahora que sí", explica.

Cinco años de batalla judicial en los que esta asturiana tuvo que afrontar un juicio contra ella, por hacer caso omiso a la sentencia que la obligaba a residir en Vitoria. "En este camino llegó un momento en que tuve que ir de Vitoria, tengo una sentencia por incumplimiento y me condenaron a nueve meses por incumplimiento, me cayó más condena que a él por los malos tratos; a él lo condenaron a algo más de cuatro meses por tres causas", describe esta víctima de violencia machista. En la sentencia de la Audiencia Provincial se tiene en cuenta el informe de una psicóloga que atendió a la madre desde que llegó a Gijón tras el divorcio, "informe que pone de relieve el estadio de ansiedad cronificada en el que llegó", expone la sentencia.

Una asturiana, condenada a volver a la ciudad de su maltratador para facilitarle las visitas a sus hijos

"He tenido muchísima suerte y estoy superagradecida, pero hasta llegar aquí ha sido un calvario", agrega esta mujer que resalta que en estos cinco años fue pensar en sus hijas lo que le infundió fuerzas para seguir adelante: "Si no me he rendido ha sido por mis hijas, que son lo principal por lo que no me voy a rendir nunca. Después de todo lo que he pasado, entiendo a las mujeres que retiran las denuncias porque es horrible, el camino es horroroso, y pienso en lo que les queda cuando empiezan procesos, pero con hijos no puedes rendirte".

"Hay momentos en los que ves que quieres tirar la toalla y no puedes, porque los maltratadores no se rinden", añade. Y destaca el apoyo que ha recibido del movimiento feminista y de otras personas que se volcaron con ella. "Al final vas conociendo gente, hablando con unos y con otros y es una pasada, porque te ves sola y de repente empiezan a aparecer mujeres y hombres en tu vida que te apoyan, que te apoyan sin conocerte y te creen sin pedirte explicaciones; a mí me apoyaron en todo y fui enlazando con más gente que me arropó", resalta.

Los jueces consideran que la distancia entre domicilios dificulta la frecuencia de las visitas, "pero no las impide", considerando que el actual interés de las menores que aconseja mantenerlas en su entorno es compatible con la relación paterno filial a través del régimen de visitas en fines de semana alternos y considera que el retorno de las niñas a vivir a Vitoria "más bien podría perjudicarles en el corto o medio plazo", considerando el equipo psicosocial que analizó el caso que el entorno con la madre en Gijón es "más estable y seguro" para las niñas, algo en lo que hizo hincapié el ministerio fiscal en el recurso contra la sentencia que obligaba a la madre y a las hijas a retornar a la capital vasca.

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