Pruebas de acceso a la universidad

Ortografía en la selectividad 2024 | Cinco faltas penalizan medio punto en Catalunya y dos en Madrid

Las faltas de ortografía se disparan: "Hay alumnado que no pone la tilde ni en camión"

Cuántos exámenes hay y cómo se calcula la nota final: todo lo que necesitas saber sobre la selectividad

Cada autonomía penaliza de manera diferente las faltas de ortografía.

Cada autonomía penaliza de manera diferente las faltas de ortografía.

Olga Pereda

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¿Qué pasa si cometes faltas de ortografía en los exámenes de selectividad? Depende. No del docente que corrija la prueba sino de la comunidad en la que vivas. Si tienes cinco errores de grafía (las tildes no están incluidas porque se penalizan de otra manera), en Extremadura te suspenden, en Catalunya te quitan medio punto y en Madrid te restan dos puntos. En Euskadi, mientras, no hay un descuento específico. Si en lugar de cinco errores, cometes 26 (o más) en un examen, en Extremadura te suspenden, en Catalunya te quitan 2,6 puntos, y en Madrid, tres. En Euskadi sigue sin haber un descuento específico.

Respecto a las tildes, los estudiantes catalanes que cometan cinco errores de acentuación en algún examen de las PAU (Pruebas de Acceso a la Universidad), tendrán medio punto menos, igual que sucede en Madrid. Si las erratas suben a 40, la penalización es de 4 puntos menos (frente a un punto que perderían los estudiantes madrileños).

Los criterios para evaluar la corrección lingüística en la selectividad “alcanzan un grado de disparidad todavía mayor que los destinados a evaluar el contenido de la prueba”, asegura un reciente informe elaborado por Escuela de Todos, asociación implantada en toda España que nació en Catalunya en 2021 y que se ha distinguido por combatir en los tribunales la política de inmersión lingüística en la escuela.

La diferencia -continúa el estudio- no solo radica en el hecho de que cada comunidad establece una penalización diferente por error ortográfico, sino que cada una de ellas “establece tantas especificaciones que resulta muy difícil cuantificar el nivel de exigencia” en cada territorio. Todo depende, entre otras cosas, de los descuentos máximos, las bonificaciones por buen uso del idioma, la penalización (o no) de errores repetidos, la ausencia de penalización en primeros errores y la evaluación de la pulcritud en la presentación. En Aragón, a diferencias de otras autonomías, el buen uso de la lengua tiene una bonificación de un punto.

Aunque el estudio asegura que en Euskadi no hay criterios específicos de penalización, en el caso de la asignatura de lengua, las faltas pueden restar hasta un máximo de un punto, según explica el profesor de la facultad de Educación de la Universidad del País Vasco (UPV) Asier Romero, que lleva 10 años corrigiendo pruebas de selectividad.

La intención del Ministerio de Educación es que, a partir del año que viene, con el nuevo modelo de selectividad más competencial, haya cierta homologación en los criterios de corrección, incluida la penalización de las faltas de ortografía. El borrador del departamento que dirige Pilar Alegría apuesta porque las faltas impliquen una bajada de nota del hasta el 10%. Habrá que esperar a los futuros acuerdos que tome el ministerio junto con los otros dos organismos competentes en las PAU (rectores universitarios y comunidades autónomas) para ver si, efectivamente, se consensúa de esa manera la penalización de los fallos en la escritura normativa. 

 La homogeneización en los criterios de penalización de las faltas de ortografía es “una buena noticia”, según Fernando Valdés, presidente de la Unión de Correctores (UniCo), asociación nacida en 2005 e integrada por los profesionales de la corrección de textos. “Cualquier estudiante de cualquier autonomía puede aspirar a entrar en cualquier universidad, así que la paridad de criterios a la hora de corregir es justa”, añade.

Valdés añade que, aunque no se le puede exigir lo mismo a un estudiante de 17 años que a un adulto con estudios universitarios, el conocimiento de la lengua es “muy importante”, incluidas las normas de puntuación. Es decir, no solo el uso correcto de la h o la v y la b sino las tildes y las comas. “Hay chavales, y adultos también, que usan las comas como si fueran pausas y las ponen entre el sujeto y el predicado”, avisa el especialista.

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