Crisis hídrica

Los embalses ya están más llenos que hace un año: las lluvias abren la puerta a levantar más restricciones

Las lluvias previstas aportarán más agua a los ríos Ter y Llobregat, que ya rebasan el umbral que permite salir de la excepcionalidad, una decisión en manos del Govern en funciones

La desalinizadora flotante de Barcelona, pendiente de la firma del contrato con Abengoa

Pantano de Susqueda.

Pantano de Susqueda. / David Aparicio

Guillem Costa

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Aún estamos a mitad del mes de mayo y la situación en los pantanos ya es mejor que un año atrás. La sequía, está claro, persiste, pero el escenario es menos preocupante que cuando comenzaba la primavera. En estos momentos, los embalses de los ríos Ter y Llobregat acumulan más de 165 hectómetros cúbicos, el umbral que según el Plan Especial de Sequía permite decretar la salida de la excepcionalidad, la luz ámbar del semáforo (la fase previa a la alerta).

Si los pronósticos se cumplen, los datos darán margen al Alt Empordà para salir de la emergencia

Esto significaría relajar aún más las restricciones. Sin embargo, aunque las cifras permitan un nuevo cambio de fase, la decisión depende del ejecutivo de Pere Aragonès, ahora en funciones. A día de hoy, no se está estudiando la posibilidad de pasar de la fase de excepcionalidad a la de alerta, puesto que se acerca el verano, época que suele ser seca. De hecho, durante varios meses de 2023, los datos ya situaban al sistema Ter-Llobregat, que abastece a la mayor parte de los habitantes de las cuencas internas de Catalunya, en el estado de alerta. Sin embargo, el Departament d'Acció Climàtica prefirió anticiparse y declarar la excepcionalidad.

En realidad, desde finales de febrero de 2023, las localidades que beben de estos dos ríos, donde viven casi seis millones de personas, han estado siempre en excepcionalidad o en emergencia. Y así continuará si el Govern no decide cambiar de estrategia. Lo único que podría forzar un cambio son las lluvias de esta semana. Las precipitaciones están previstas tanto para este martes como para el miércoles y el jueves, y afectarán a las cabeceras de los ríos.

Si los pronósticos se cumplen, los datos darán margen al Alt Empordà para salir de la emergencia

Aun así, cabe recordar que la excepcionalidad se anunció con los embalses de las cuencas internas al 28% de su capacidad. En estos momentos están cerca del 26% (las del Ter y el Llobregat rozan el 27%) y van a seguir mejorando por dos razones: el deshielo en las montañas y la incorporación del agua que está cayendo en estos momentos. Además, en junio aún podría seguir lloviendo, como ya sucedió el año pasado.

Esperanza para el Empordà

El mapa de restricciones vigente ya solo está pintado de rojo en el Alt Empordà, donde se mantiene decretada la emergencia. Es cierto que el acuífero de Peralada ha aumentado en las últimas semanas, pero el embalse Darnius Boadella todavía necesita que entren más reservas.

"Llueve en Espolla pero no más arriba del pantano", decía el conseller, David Mascort, la semana pasada, reconociendo que era imprescindible que el caudal del río Muga mejorara para levantar medidas impuestas en la región.

Si los pronósticos se cumplen, esta semana lloverá en esta zona tan acechada por la sequía, lo que que permitiría pasar de la emergencia 2 a la emergencia 1, y de la emergencia 1 a la excepcionalidad en algunos de los municipios afectados. En este caso, sí es una prioridad relajar las medidas activadas, ya que la emergencia complica el día a día de las actividades económicas y, sobre todo, de la agricultura.

Calidad del agua

El oxígeno que han cogido los embalses del Ter (Sau y Susqueda) y el Llobregat (la Llosa del Cavall y la Baells) no solo sirve para alejar la emergencia y evitar más restricciones en verano, sino que también ayudan a asegurar la calidad del agua. Este aspecto ha sido, durante esta crisis hídrica, una de las grandes preocupaciones de los dirigentes catalanes. La estación potabilizadora de Cardedeu está pendiente de más innovaciones para poder tratar agua en peor estado, procedente del Ter. Pero con la situación actual, en principio se podrá sanear toda el agua que llegue este verano, con los filtros de carbón que se instalaron el año pasado.

La calidad del recurso en el Llobregat también podía suponer un problema si no caían lluvias. Pero la meteorología aleja, de momento, esta amenaza. Las altas temperaturas acelerarán la evaporación y favorecerán la aparición de materia orgánica en el agua. No obstante, si llegan más lluvias, todo apunta a que el escenario será, en el peor de los casos, como el del pasado verano.

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