Cannabidiol

CBD, una nueva arma terapéutica contra el dolor crónico

Los expertos apuestan por esta inocua sustancia del cannabis sin efectos psicoactivos (CBD) para tratar a los pacientes que no responden a otros tratamientos para atenuar su sufrimiento.

Es lo que se conoce como cannabis medicinal cuyo uso se está regulando en estos momentos.

Un empleado de una ‘grow shop’ de Palma muestra algunos de los productos que contienen cannabidiol en diferentes proporciones.

Un empleado de una ‘grow shop’ de Palma muestra algunos de los productos que contienen cannabidiol en diferentes proporciones.

Redacción

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El cannabidiol, más conocido por sus siglas CBD con las que nos referiremos a él a partir de ahora, es uno de los 113 cannabinoides que se encuentran en la planta Cannabis sativa con la que se elabora el hachís y la marihuana y una de las tres o cuatro moléculas que se están usando en estos momentos para elaborar nuevos fármacos con los que tratar el dolor crónico y otras patologías como la epilepsia y los vómitos y náuseas que padecen los pacientes en tratamientos oncológicos.

A nivel nacional se está elaborando un real decreto que regule su uso con la participación de profesionales y asociaciones de pacientes. Un texto legal que busca antes que nada que su aprobación se vea sustentada por una evidencia científica que avale la bondad de sus resultados.

El Diario de Ibiza, del mismo grupo editorial, ha consultado esta cuestión con dos especialistas en el abordaje del dolor crónico, el jefe de la unidad de dolor de Son Espases, Hermann Ribera, y la anestesióloga de este mismo servicio del Hospital Son Llàtzer, la doctora Adriana D’Arienzo. Para ambos, la aprobación de esta sustancia para su uso medicinal sería una buena noticia ya que contarían con una nueva arma terapéutica para abordar el dolor de los pacientes que no responden a otros tratamientos.

"El cannabis medicinal tiene en estos momentos muy pocas indicaciones para su uso médico. Se utiliza en las epilepsias en niños, para paliar los vómitos y náuseas que sufren los pacientes en tratamientos oncológicos, en pacientes con esclerosis múltiple y en algunos casos de glaucoma (grupo de enfermedades de los ojos que pueden causar pérdida de visión y ceguera) y para atenuar los efectos secundarios de los fármacos para tratar las infecciones por VIH", comienza la doctora D’Arienzo.

Esta profesional lamenta sin embargo que no exista un consenso científico para usarlo. "Sabemos que el cannabis medicinal es una herramienta muy potente contra el dolor crónico, sobre todo para los pacientes que no han respondido a otros tratamientos más convencionales. Pero no hay estudios ni ensayos clínicos aleatorios que lo avalen", explica.

No obstante, la opinión de esta profesional es que se podría usar el cannabis medicinal como "fármaco de tercera línea" para el dolor neuropático. Define este dolor como uno crónico que se mantiene a lo largo de más de tres meses producido por la lesión de un nervio en un accidente o durante una intervención quirúrgica o aquel que cursa con una enfermedad neurológica o medular.

Cuando la doctora D’Arienzo habla de fármaco de tercera línea en realidad quiere defender el uso del CBD como adyuvante. En estos momentos para tratar el dolor se recurre en primer lugar a analgésicos de menor a mayor potencia hasta llegar a los opioides sintéticos, derivados de la morfina, con lo que se aborda el dolor muy intenso intentando bloquearlo periféricamente.

Por sus cualidades analgésicas y de relajación muscular, esta profesional considera que el CBD podría usarse como complemento a otros fármacos contra el dolor antes de tener que recurrir a los opioides sintéticos, con mayores efectos secundarios para el paciente. "Hoy en día", diferencia, "solo si los opioides no funcionan se opta por prescribir CBD a los pacientes".

No obstante, no son susceptibles de recibir estos tratamientos los pacientes con un historial de abuso de sustancias psicotrópicas ni los enfermos pluripatológicos. "Hasta que tengamos la evidencia científica de sus efectos, solo lo podemos usar con pacientes sanos", añade la anestesióloga.

Tres de cada diez

"Se podría usar con los pacientes con enfermedades neurológicas, reumatológicas o con aquellos que un dolor crónico refractario a otros tratamientos", estima d’Arienzo.

Ya para concluir, esta profesional enumera como posibles efectos secundarios del CBD la somnolencia y la depresión respiratoria. "Los efectos descritos en la literatura científica son, desde luego, inferiores a los de los opioides", aporta otro argumento a favor de su uso antes de revelar que el hospital de Son Llàtzer, ante la falta de evidencia científica, no le ha autorizado el uso compasivo de esta sustancia en pacientes que no respondían a otros tratamientos.

El responsable del manejo del dolor en el Hospital Son Espases, Hermann Ribera, apunta que, para su especialidad, el CBD solo está autorizado en estos momentos para tratar el dolor neuropático en pacientes con esclerosis múltiple.

Pero defiende que pese a las lagunas legales que rodean al CBD, sí estaría a favor de prescribirlo a pacientes que no responden a otros analgésicos, como ya se hace con los opioides.

Prescripción que ya estaría haciendo este profesional con los pacientes con dolor inmune a otros tratamientos y a otros que se lo han reclamado. "El CBD también se presenta en fórmulas de aceite y geles tópicos. Unas gotas de aceite, a dosis bajas que se pueden ir subiendo, tienen un efecto analgésico y tranquilizante que los pacientes en esta situación de dolor continuo agradecen mucho. No son la panacea pero bien pautado y en dosis bajas, el CBD nos permitiría ampliar nuestro arsenal terapéutico contra el dolor crónico", concluye.

Ya para terminar, desde el Centro de Información del Medicamento (CIM) del Colegio Oficial de Farmacéuticos (COFIB), Emma Suárez detalla que solo hay dos soluciones que contienen CBD aprobadas como medicamentos para su uso en la espasticidad asociada a la esclerosis múltiple y para tratamientos complementarios en las convulsiones.

"También en las farmacias se puede adquirir aceites con Cannabis sativa para su uso cosmético, nunca para el dolor, y complementos alimenticios que contienen cañamo siempre que no superen un contenido del 0,2% de THC (tetrahidrocannabinol, el principal componente psicoactivo del cannabis)", concluye.

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