tribunales
Un error judicial al autorizar unos micros en un coche pone en peligro una investigación por asesinato contra los Casuals
Las conversaciones grabadas en el vehículo constituyen una de las pruebas sobre el crimen de un narcotraficante
Golpe a los Casuals: el juez investiga su relación con dos asesinatos de traficantes en 2023
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Golpe de los Mossos a la estructura de los Casuals, la facción más ultra del Barça. / VÍDEO: MOSSOS D'ESQUADRA
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J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
Una sentencia de la Audiencia de Barcelona en la que se anula la instalación de micrófonos, autorizada por un juez, en un vehículo de unos sospechosos de tráfico de drogas ha puesto en peligro una de las investigaciones judiciales más importantes contra algunos miembros de los Casuals, el grupo radical de seguidores del FC Barcelona: la de la muerte de un presunto traficante de droga en marzo de 2023 en la calle Riera de Sant Miquel de Barcelona, según las fuentes jurídicas consultadas por EL PERIÓDICO.
En esta causa está imputado, entre otros, Francisco Pérez García, alias 'Paco el Gordo', uno de los presuntos cabecillas de esa organización. El tribunal sostiene que en la colocación de esas escuchas no se cumplieron todos los requisitos legales.
La Audiencia de Barcelona considera que las escuchas no estaban justificadas
No es la primera vez que una decisión judicial pone en aprietos una investigación contra los Casuals. Ya pasó a principios de este año en la macrocausa contra este grupo ultra de seguidores del Barça abierta por tráfico de drogas, extorsión y pertenencia a organización criminal, entre otros delitos. La Audiencia de Barcelona aceptó entonces un recurso del abogado defensor Albert Carles y limitó la temporalidad de los pinchazos telefónicos, una acotación que debería haber hecho y no hizo el juez de Cornellà que inició las pesquisas por el asalto a un bar.
Esta decisión provocó que el Juzgado de Instrucción número 12 de Barcelona, que tramita esa macrocausa, tuviera que dejar en libertad a los imputados, entre ellos a sus supuestos cabecillas, Ricardo Mateo López y el propio Francisco Pérez García, este último también imputado por el presunto asesinato en marzo de 2023 de Riera de Sant Miquel.
Las escuchas en el coche
Ahora, un nuevo varapalo judicial pone en riesgo el proceso judicial por otro caso, el del presunto asesinato de la calle Riera de Sant Miquel. En una sentencia sobre un caso de inmigración ilegal (están implicadas dos mujeres que figuran en el proceso por el crimen, entre otros delitos), la Audiencia de Barcelona ha anulado la autorización para colocar aparatos de escucha en un vehículo porque considera que la medida no estaba justificada y solo se puede aplicar de manera restrictiva si se tiene conocimiento que se va a mantener un encuentro en su interior. Un argumento también esgrimido por el abogado Albert Carles, que actuaba como abogado defensor.
Las conversaciones grabadas con esos micrófonos en ese coche sirvieron para implicar posteriormente a varias personas en el asesinato del presunto traficante de droga, caso que está siendo investigado de forma separada en otro juzgado de Barcelona, el de Instrucción número 27.
El fiscal sostiene que Francisco Pérez García, que permanece en prisión por este asesinato, urdió un plan para sustraer de manera violenta una partida de droga en la calle Riera de Sant Miquel en la noche del 8 al 9 de marzo de 2023. Para llevar a cabo el robo, siempre según la acusación, se contó con otras seis personas (entre ellas dos encausadas por tráfico ilegal de migrantes). Esa noche, dos de los imputados se personaron en el local de la calle Riera de Sant Miquel, pero se encontraron que los dos narcos a los que debían robar no tenían la droga y empezaron a agredirles a golpes y con un arma blanca. El objetivo era presionarles para que confesaran dónde estaba la droga. Uno de los traficantes falleció y el otro resultó herido.
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